martes, 6 de julio de 2021

QUEREMOS ESTÍMULOS; NO QUEREMOS FELICIDAD


 

AQUÍ ESTÁ: LA VERDAD CALLADA


CAPITULO 16
AQUÍ ESTÁ: LA VERDAD CALLADA

Esta sencilla afirmación («tú no eres el protagonista de tu vida») me cambió la vida. Me lo puso todo patas arriba. O, para ser más exacto, me lo puso todo del derecho. Se me había dicho que yo no estaba aquí para servirme a mí mismo. Estaba aquí para servir a los demás. Sólo me encontraría a mí mismo a base de perderme. Y sólo recibiría a base de dar.

Esto me resultó familiar inmediatamente. Sonaba como la doctrina cristiana tradicional; más aún, sonaba como las enseñanzas esenciales de todas las grandes religiones del mundo.

Resulta que esto es lo que enseñan las religiones, pero hay algo que la mayoría de las religiones no cuentan en esta enseñanza. Lo que no dicen es por qué es cierta esta enseñanza. No dicen por qué funciona este proceso. No explican la Creación Personal.

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Mis conversaciones con Dios me lo dejaron todo claro. Dios me dijo que este proceso funciona, y que es el medio más rápido para conseguir cualquier cosa que aspiremos a conseguir, «porque tú eres el Único Que Está En La Sala».

Como no comprendí aquello, respondí algo así como:

-¿Qué?

Dios me lo explicó:

—Todas las cosas son Una Cosa. Sólo hay Una Cosa, y Todas las Cosas forman parte de la Única Cosa Que Es. Por tanto, lo que haces por otro, lo haces por ti; y lo que dejas de hacer por otro, lo dejas de hacer por ti.

La inversa también es cierta. Lo que haces por ti mismo, lo haces por otro; y lo que dejas de hacer por ti, dejas de hacerlo por otro. (Por eso se ha dicho tantas veces eso de que «si no sabes amarte a ti mismo, no sabrás amar a otro».)

Pero ahora llega una parte inmensa de la «fórmula misteriosa» de cómo funciona la vida. Ahora llega...

El Efecto Multiplicador.

Al enfocarte en ti mismo limitas la cantidad de energía a la que das salida, porque tú eres sólo uno. Pero al enfocarte en los demás, multiplicas la cantidad de energía a la que das salida por el número de otras personas en que te enfocas.

Esto no me lo había explicado nadie nunca. Ahora que lo veo, me parece perfectamente lógico. Si todo es energía (y lo es), y si la energía crea (y así es), entonces, ¡cuanta más energía emplees, más rápida y magnífica será tu creación!

Y todo lo que creas, lo vives. Esto se debe a que, en última instancia, todas las cosas que salen de ti vuelven a ti. Y esto es porque «no hay nadie más en la sala». No hay nadie más que tú, bajo formas múltiples.

El primer principio espiritual que se revelaba en Conversaciones con Dios es: «Todos somos Uno».

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Hasta que no entendí esto y hasta que no me puse a trabajar para sanar a los demás, yo mismo tardaba en curarme; pues, si no se curaba una parte de Mí, ¿cómo podía curarme del todo? Hasta que no entendí esto y hasta que no opté por amar a todos los demás de verdad, yo mismo tardaba en ser amado; pues, si una parte de Mí no era amada, ¿cómo podía ser amado del todo? Hasta que no entendí esto y hasta que no procuré firmemente recordar a todos los demás como Quienes Son De Verdad, yo mismo tardaba en recordar Quién Soy De Verdad; pues, si no se recordaba a una parte de Mí, ¿cómo podía ser recordado del todo?

Para que cualquier parte de nosotros esté completa, debemos conocernos de manera completa. Somos un holograma. Por tanto, trata a los demás como quisieras que te trataran a ti. Pues lo que haces a los demás se te hace a ti... por el sencillo motivo de que no hay «los demás». No hay más que Tú.

Eres un Aspecto Individualizado de la Divinidad Misma. Y esto no se ha dicho muy alto ni con mucha frecuencia, pues es el colmo de la blasfemia.

Lo que se ha temido es que si esto se dice demasiado alto, con demasiada frecuencia, se perderá el modo en que algunas personas han aceptado la Creación Personal. Pues la verdad que más difícil de creer ha resultado para la humanidad es, precisamente, la verdad que habría liberado a la humanidad para siempre.

Se trata de la Verdad Callada:

Dios y nosotros somos Uno.



Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet

domingo, 4 de julio de 2021

PODRÍAS VER LA FALSEDAD, PERO NO LO QUIERES HACER

 


9. LA LUNA NO PUEDE ROBARSE


Ryokan, un maestro zen, vivía del modo más sencillo en una pequeña 
choza al pie de una montaña. Una noche, un ladrón visitó la cabaña sólo para descubrir que en ella no había nada que robar.

Ryokan volvió y lo sorprendió. «Probablemente has hecho un largo camino para venir a visitarme», dijo al ladrón, «y no con las manos vacías. Te ruego te lleves mi ropa como presente».

El ladrón se quedó perplejo. Cogió la ropa y se escabulló.

Ryokan se sentó, desnudo, observando la luna. «Pobre hombre», musitó, «ojalá hubiera podido darle esta hermosa luna».



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

viernes, 2 de julio de 2021

8. GRANDES OLAS


En los primeros días de la era Meiji vivía un luchador bien conocido 
llamado O-nami, Grandes Olas.

O-nami era inmensamente fuerte y conocía el arte de la lucha. En sus entrenamientos privados vencía incluso a su maestro, pero en público era tan tímido que sus propios discípulos le tiraban al suelo.

O-nami pensó que debía ir a pedir ayuda a un maestro zen. Hakuju, un maestro errante, se encontraba en un pequeño templo cercano, de modo que O-nami fue a verlo y le explicó su grave problema.

«Grandes Olas es tu nombre», dijo el maestro, «de modo que te quedarás en este templo esta noche. Imagina que eres esas olas. Ya no eres un luchador asustado. Eres esas grandes olas barriéndolo todo ante ellas, tragando todo lo que encuentran a su paso. Haz esto y serás el mejor luchador sobre la faz de la tierra».

El maestro se retiró. O-nami se sentó a meditar intentando imaginarse a sí mismo como unas olas. Para ello, pensó en muchas cosas diferentes. Entonces, de forma gradual, se acercó más y más a la sensación de ser como unas olas. A medida que la noche avanzaba, éstas se hacían más y más grandes. Se llevaron las flores con sus tiestos. Incluso se inundó el Buda en el altar. Antes del amanecer, el templo no era otra cosa que el flujo y reflujo de un inmenso mar.

Por la mañana, el maestro encontró a O-nami meditando, con una débil sonrisa en su rostro. Dio un golpecito en el hombro del luchador.

«Ahora nada podrá turbarte», le dijo. «Tú eres esas olas. Barrerás todo lo que tengas ante ti».

El mismo día, O-nami participó en los campeonatos de lucha y venció. Después de eso, no hubo nadie en Japón capaz de vencerlo.



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

MONOPOLIZAR TU ATENCIÓN Y TU FUERZA VITAL


 

jueves, 1 de julio de 2021

PRINCIPIO DE LA FECILIDAD 1


 

7. DECLARACIÓN


Tanzan escribió sesenta tarjetas postales en el último día de su vida 
y pidió a un ayudante que las enviara por correo. Entonces murió.

Las postales leían:

Parto de este mundo.
Ésta es mi última declaración.

Tanzan
27 de julio de 1892


Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet
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