domingo, 13 de junio de 2021

¿QUÉ QUEDA ENTONCES?


 

SI UNA MUJER QUIERE ALGO...


 

LO FUNDAMENTAL Y LO ACCESORIO


Un hombre se perdió en el desierto. Al cabo de unos días ya punto de morir de sed, vio 
que una caravana se acercaba. Como pudo, llamó la atención de los viajeros, que presurosos se dirigieron hacia el necesitado. Éste, con un hilo de voz apenas pudo decir:

-Aaaguaa.

-Pobre hombre, parece que quiere agua, rápido, traigan un pellejo -reclamó uno que parecía el jefe.

-Un pellejo no, por Dios -interpeló otro-, no tiene fuerzas para beber en un pellejo, ¿no se dan cuenta? Traíganos una botella y un vaso para que pueda hacerlo cómodamente.

-¿Un vaso de cristal? ¿Estás loco o qué te pasa? -protestó otro de los presentes-. ¿No ves que lo cogerá con tanta ansia que puede romperlo y dañarse? ¡Traigamos un cuenco de madera!

-Aaaguaa... susurró el moribundo.

-Creo que ustedes se han vuelto locos -agregó un cuarto hombre-. ¿Es que acaso no recuerdan que tenemos un vino excelente? Siempre lo reanimará más un buen vaso de vino que el agua. ¡Traigamos el vino!

-Beebeeer -imploró el sediento con sus últimas fuerzas.

-Seguro que el desierto los ha hecho perder el juicio. ¿Cómo vamos a darle vino sin saber si este hombre es musulmán? ¡Estaríamos obligándolo a cometer un gran pecado! Preguntémosle antes si es religioso -solicitó otro hombre de aspecto bondadoso.

-Pero ¿es que de verdad piensan darle de beber aquí a pleno sol? Antes tenemos que ponerlo a la sombra; yo tengo ciertos conocimientos de medicina y les digo que este hombre está ardiendo de fiebre y agotado. Llevémoslo a la caravana y pongámoslo en una cama -intervino otro de los presentes.

A los mercaderes no les dio tiempo a discutir más, aquel hombre acababa de fallecer en sus brazos.



Del libro:
Los 120 mejores cuentos
de las tradiciones espirituales de oriente
Recopilación de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez
Fotografía tomada de internet

sábado, 12 de junio de 2021

MENTE PACÍFICA Y CONSTRUCTIVA

 


LA LIBERTAD


En el momento en que comprendes que es falso, te vuelves libre. ¡Buena suerte!

Puede llevarte un minuto, puede llevarte veinticinco años, pero el día en que lo comprendas te volverás libre, libre como un pájaro. Vendrás a dar retiros por televisión satelital, ¡hablarás con presidentes!, ¡te reunirás con papas! , y no estarás apabullado en lo más mínimo. Serás libre, completamente libre. Harás una "burrada" y no te importará. No te preocuparás por impresionar a los grandes personajes. ¿Comprendes lo que te quiero decir?

¡Que no te preocuparás por impresionar a nadie...!

¿Sabes lo que eso significa? ¡Que te importará un bledo lo que piensen y lo que digan de ti. ¿Sabes lo que eso significa? ¡Oh, chico, eso es la libertad! No te importa si te aprueban o no; está todo bien; eres feliz...

-¿No me aprueban? Bien, ¡mala suerte! ¡Peor para ellos! ¡Me voy! ¡Soy feliz!

Pero eso será porque habrás descubierto que tu felicidad no depende de esas cosas.

Tienes que llegar a comprenderlo por ti mismo. Es inútil leer un libro; es inútil simplemente oír lo que digo. Tienes que comprenderlo. Y, por supuesto, no lo comprenderás si tienes la fórmula equivocada.

II

A manera de ilustración de lo que dije en la primera parte, quisiera contar ahora algunas historias. La primera, hermosa y muy motivadora, se refiere a un monje japonés, el maestro Bokushu. Cada mañana al despertarse, Bokushu soltaba una gran carcajada estentórea que duraba dos o tres minutos y resonaba a través de las doscientos cincuenta celdas del monasterio. Todos podían escucharlo. Todos se despertaban con esa carcajada, como con un reloj despertador. Y la última cosa que Bokushu hacía por la noche era, otra vez, soltar esa gran carcajada estentórea; después se acomodaba sobre su estera y se dormía. Y los discípulos estaban muy curiosos por saber qué hacía reír al maestro, y trataban de que les contara; pero él no lo hacía. Y murió sin darles la explicación que pedían. Éste es el final de la historia.

Posteriormente, todo tipo de personas han estado tratando de imaginarse qué lo hacía reír. Yo mismo tengo un par de suposiciones. Y espero que también tú busques una respuesta a esa curiosidad. La búsqueda te motivará a dirigirte en la dirección correcta a través de la meditación.



Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet

viernes, 11 de junio de 2021

PROTAGONISMOS


 

NO TE PREOCUPES, TIENES TODA UNA ETERNIDAD POR DELANTE


CAPITULO 15
NO TE PREOCUPES, TIENES TODA UNA ETERNIDAD POR DELANTE

Después de haber invocado la Alegría de la Maravilla, permitiéndote a ti mismo expresar la vida de la manera que la has expresado, puede resultarte beneficioso observar y respetar la Presencia de los Ciclos.

Este quinto gran Principio de la Vida dice así: «Toda la vida transcurre en ciclos. En el universo no hay líneas rectas. Todo acaba por seguir una curva cerrada sobre sí misma. La línea puede tener billones de kilómetros de larga, o puede ser más larga todavía, insondable; pero en última instancia todo vuelve sobre sí mismo. El movimiento de la energía y de la masa alrededor de esta parábola produce la vivencia de lo que llamaríamos «infinito». Esto significa que tienes «toda una eternidad» para vivir lo que quieres vivir de Quien Eres, de manera individual y colectiva».

En la vida todo se mueve en un remolino. La vida misma es un ciclo sin principio ni fin. Todo existe «como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos». La Presencia de los Ciclos te otorga el don de la eternidad.

¿Quiere esto decir que no hay motivo para que hagamos nada respecto de la situación del aquí y del ahora? Sí y no. No hay motivo en absoluto si estás satisfecho de cómo estás viviendo tu vida y la vida que te rodea; si la vida te representa con precisión a ti mismo y a la idea más elevada que tienes de ti mismo.

Por otra parte, si no estás satisfecho y quieres aprovechar esta vida actual para el propósito para el que fue concebida, puedes optar por modificar las circunstancias individuales y colectivas que se presentan en tu vida.

De ti depende. A lo largo de tu vida en la tierra estás haciendo una labor muy sagrada, una labor muy atrevida. Te estás definiendo a ti mismo, para recrearte después de nuevo a cada momento dorado del Ahora.

Todo acto es un acto de autodefinición.

Incluso el acto de no hacer nada...

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Quiero volver ahora a algunas cosas que hemos dicho, antes de que las pasemos por alto sin haberlas explicado a fondo.

He dicho que cuando la gente ha aplicado el Proceso de la Creación Personal y la han considerado ineficaz, decepcionante y descorazonadora, ha sido porque no estaban empleando la «atracción», que alimenta el proceso de creación, para el propósito para el que fue concebida.

He dicho que su propósito es crear una vida feliz, pacífica, para todos aquellos a cuya vida afectas, y, en segundo lugar, para ti.

He dicho, por fin, que las palabras «en segundo lugar» harían cambiar para siempre tu manera de entender la Creación Personal.

Este es el aspecto más importante de la Creación Personal, pero es el que menos se comenta.

Como se comenta tan poco, los que critican la Creación Personal y el empleo de la «atracción» aprovechan para dar a entender que ésta fomenta una conducta egoísta y egocéntrica, interesada y soberbia, y que por tanto tiene poco que ver con la bondad y con la Divinidad.

Sin embargo, el propósito de la «atracción» (y el de todos los grandes Principios de la Vida) no es elevar al Yo, sino al Otro; no es dilatar al Yo, sino al Otro; no es enriquecer al Yo, sino al Otro; pues haciendo esto es como se eleva, se dilata y se enriquece el Yo, y como se vive el Yo con mayor plenitud.

(Esta vivencia más plena del Yo es el anhelo del alma. Éste es, de hecho, el propósito de toda vida.)

Muchos maestros actuales de la Creación Personal no recalcan este enfoque sobre el Otro, a pesar de que era el enfoque de todos los maestros espirituales antiguos; y por eso a algunos les parece que la Creación Personal y la Energía de Atracción no concuerdan con las enseñanzas religiosas tradicionales.

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En realidad, en la vida sólo hay que plantearse dos preguntas fundamentales:

1. ¿Qué puedo dar a otro?
2. ¿Qué me puedo dar a mí mismo?

Es importante no invertir nunca el orden de estas preguntas.

Está bien que te preguntes qué te puedes dar a ti mismo. De hecho, está muy bien. La ambición personal, la felicidad personal, la realización personal y el desarrollo espiritual personal alimentan el fuego del deseo, del anhelo y de los logros. Son las piedras angulares de la evolución.

Es muy natural, y nada inadecuado espiritualmente, aspirar a un resultado determinado o desear unas vivencias determinada a nivel personal; y entre éstas pueden figurar la riqueza, la fama y el poder. Estas cosas se cuentan entre los dones de la vida, entre los goces de ser humanos, y no tienen nada de malo. Pero
sí que tiene importancia el proceso por el que aspiramos a alcanzarlas.

Es evidente que conseguir todas estas cosas a costa de los demás no es propio de un desarrollo espiritual. Menos evidente resulta que conseguir estas cosas mientras se vuelve la espalda a los demás y a las necesidades de los demás, es la manera más difícil de llegar donde quieres llegar. Es el camino más penoso.
Es la ruta más lenta y más difícil.

La Energía de Atracción funciona siempre a su velocidad máxima cuando nos planteamos las dos preguntas fundamentales de la vida en su orden debido.

Cuando se respeta este orden en las preguntas, la primera pregunta siempre da respuesta a la segunda.
Este aspecto de la Creación Personal se expone de otro modo, más directo quizá, en los libros de la serie Conversaciones con Dios. La información que presento aquí se basa en estos libros. Como sabrán algunos lectores, yo soy el autor de esos textos, que cambiaron toda mi manera de entender la vida y su funcionamiento.

Contienen la «fórmula misteriosa». Contienen la Verdad Callada.

Cuando comencé el diálogo de Conversaciones con Dios yo quería saber desesperadamente qué hace falta para hacer que funcione la vida; por qué tiene que ser mi vida una lucha continua. Gritaba para mis adentros: «iQue me digan las reglas!. iQue alguien me diga las reglas, nada más! Prometo que jugaré. Que me den el Libro de Reglas, nada más».

Eso fue precisamente lo que hizo Dios a lo largo de los nueve libros extraordinarios de diálogos que llegaron a continuación. Y Dios me respondió así a las preguntas que acabo de recordar (cito aquí la respuesta condensándola un poco):

«—Tu vida no tiene por qué ser una lucha constante. El problema es sencillo. Tú te crees que eres el protagonista de tu vida. Tú no eres el protagonista de tu vida.
»—¿No? —pregunté yo.
»—No —respondió Dios.
»—Bueno, entonces ¿quién es el protagonista de mi vida? »—Todo el mundo.


Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet
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