lunes, 5 de abril de 2021

LA EXPERIENCIA DE UNO


 

4. OBEDIENCIA


A las charlas que daba el maestro Bankei no sólo asistían los estudiantes 
de zen, sino personas de todo rango y credo. Nunca citaba sutras ni se enzarzaba en largas y embrolladas discusiones escolásticas. Por el contrario, sus palabras salían directamente desde su corazón hacia los corazones de sus oyentes.

Sus largas audiencias irritaban a un sacerdote de la secta Nichiren porque sus adeptos lo habían abandonado para oír hablar de zen. Por ello, el egocéntrico sacerdote de Nichiren fue al templo con la determinación de debatir con Bankei.

«¡Eh, maestro zen!», gritó. «Espera un momento. Quienquiera que te respete, obedecerá lo que digas, pero un hombre como yo no te respeta.

¿Cómo puedes hacer que te obedezca?».

«Ven a mi lado y te lo mostraré», dijo Bankei.

Orgullosamente, el sacerdote se abrió paso entre la multitud hasta llegar al maestro.

Bankei sonrió. «Ponte a mi izquierda».

El sacerdote obedeció.

«No», dijo Bankei, «hablaremos mejor si te colocas a mi derecha.

Ponte aquí.»

El sacerdote se dirigió altivamente hacia la derecha.

«Lo ves», observó Bankei, «estás obedeciéndome y yo pienso que eres una persona muy dócil. Ahora siéntate y escucha».



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

TÚ DECIDES, SÓLO TÚ


 

3. ¿ES ASÍ?


El maestro zen Hakuin era conocido entre sus vecinos por llevar 
una vida pura.

Cerca de su casa vivía una hermosa muchacha japonesa, cuyos padres regentaban una tienda de comida. De pronto, los padres descubrieron que estaba embarazada y se enfadaron mucho. Ella no quería confesar quién era el padre, pero, tras mucho hostigamiento, al final nombró a Hakuin. 

Terriblemente irritados, los padres fueron a ver al maestro. «¿Es así?», fue todo lo que dijo.

Cuando el niño nació, lo llevaron ante Hakuin. Para entonces, éste había perdido su reputación, lo cual no le preocupaba, pero cuidó muy bien al niño. Consiguió leche de sus vecinos y todo cuanto el pequeño necesitaba.

Un año más tarde, la joven madre no pudo soportarlo más y confesó la verdad a sus padres: que el verdadero padre del niño era un joven que trabajaba en la pescadería.

Una vez sabido esto, la madre y el padre de la muchacha fueron inmediatamente a ver a Hakuin para pedirle perdón, para deshacerse en disculpas y para recuperar al niño.

Hakuin no se negó. Es más, al entregar al niño, todo lo que dijo fue: 

«¿Es así?».



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

sábado, 3 de abril de 2021

POZO SIN FONDO


 

INTREPIDEZ


¿Qué es el amor?

La ausencia total de miedo, le dijo el Maestro.

¿Y qué es a lo que tenemos miedo?

Al amor, respondió el Maestro.



Anthony de Mello
Fotografía tomada del internet

viernes, 2 de abril de 2021

¿POR QUÉ QUIERES SENTIRTE MAL?


 

MI AMIGO


Malik, hijo de Dinar, estaba muy preocupado por la disoluta conducta de un libertino joven que vivía en la casa contigua a la suya.

Durante mucho tiempo no hizo nada al respecto, en la esperanza de que hubiera alguien que interviniera. Pero cuando la conducta del joven se hizo absolutamente intolerable, Malik se dirigió a él y le pidió que cambiara su modo de ser.

Con toda tranquilidad, el joven informó a Malik de que él era un protegido' del Sultán y, por lo tanto, nadie podía impedirle vivir como a él se le antojara.

Malik le dijo: «Yo, personalmente, me quejaré al Sultán». Y el joven le respondió: «Será completamente inútil, porque el Sultán jamás cambiará su opinión acerca de mí». «Entonces le hablaré de ti al Sumo Creador», replicó Malik. «El Sumo Creador», dijo el joven, «es demasiado misericordioso como para reprocharme nada».

Malik quedó totalmente desarmado, por lo que desistió de su intento. Pero al poco tiempo la reputación del joven se hizo tan pésima que originó la repulsa general. Malik decidió entonces que debía intentar reprenderle. Pero, cuando se dirigía a la casa del joven, oyó una voz que le decía: «No toques a mi amigo. Está bajo mi protección». A Malik, esto le produjo una enorme confusión y, cuando se vio en presencia del joven, no supo qué decirle.

El joven le preguntó: «¿A qué has venido?». Respondió Malik: «Venía a reprenderte, pero cuando me dirigía hacia aquí una Voz me dijo que no te tocara, porque estás bajo Su protección».

El rostro del disoluto joven se transformó. «¿De veras me llamó amigo suyo?», preguntó. Pero para entonces Malik ya se había marchado. Años más tarde, Malik se encontró con él en La Meca. Las palabras de la Voz le habían impresionado de tal modo que había renunciado a todos sus bienes y se había hecho un mendigo errante. «He venido aquí en busca de mi Amigo», le dijo a Malik.

Y, dicho esto, murió.


¿Dios, amigo de un pecador? Semejante afirmación es tan arries­gada como real. Yo me la apliqué a mí mismo cuando, en cierta ocasión, dije: «Dios es demasiado misericordioso como para reprocharme nada». Y al instante escuché la Buena Noticia por primera vez en mí vida.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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