martes, 8 de septiembre de 2020

LA RAÍZ Y LOS SÍNTOMAS

 


EL CULTO DEL BUDA



Había una vez un Maestro llamado Huang Nieh que visitó al Maestro chan Yen Kuang. Al entrar en el templo, se arrodilló respetuosamente ante la estatua del Buda. En ese momento, un joven emperador de la dinastía Tang llamado Hsuan Tsung estaba asistiendo al servicio religioso allí como novicio. Por casualidad, estaba en la sala del Buda y vio todo lo que hizo Huang Nieh. 

-Para alguien que busca la Verdad-se atrevió a decir Hsuan Tsung-, no es necesario adorar al Buda, hacerse monje o adherirse a ninguna enseñanza. Decidme, Maestro, ¿por qué veneráis la estatua del Buda? 

-Puesto que no necesito ni adorar al Buda, ni hacerme monje, ni adherirme a ninguna enseñanza, lo hago -respondió el Maestro sin dudar-. Me libero a mí mismo, eso es todo. 

Tras reflexionar sobre el asunto un buen rato, el novicio preguntó: 

-Maestro, ¿para qué sirve practicar las formas de culto? 

Huang Nieh le dio una bofetada como respuesta. 

-¿Por qué?, ¡qué brutalidad! -dijo, encolerizado, el joven emperador. 

-¡Qué grosero sois! 

-¿Cómo? -replicó el Maestro-. ¿Todavía te atreves a discutir quién es grosero y quién no lo es? ¡esto ya ha ido demasiado lejos! -afirmó Huang Nieh, para vergüenza de Hsuan Tsung. 

Comentario: En la escuela chan existe una advertencia: «Quienes recitan el nombre del Buda una vez tienen que enjuagarse la boca durante tres días.» Los maestros chan creen que ver la naturaleza del ser y alcanzar la budeidad es un asunto personal. No es posible comprender la Verdad dependiendo de los demás, incluido el Buda. Por otra parte, sabemos con cuánta frecuencia los maestros chan se permiten jurar por el Buda. En la tradición chan existe incluso el ritual de quemar al Buda. Todo esto se utiliza para destruir cualquier distinción entre «yo» y «Buda» en la mente del practicante, pero no para profanar el nombre del Buda. Hsuan Tsung pensó para sí: «Soy el ernperador.» Ésta es la razón por la que, aun siendo novicio, se atrevió a interrumpir la oración del viejo Maestro y fue debidamente reprendido. A través de la bofetada, el Maestro destruyó su concepto de «emperador» y «súbdito», mostrando que el templo era el templo y no la corte imperial. 



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

lunes, 7 de septiembre de 2020

CAOS EN EL INDIVIDUO

EL EXPLORADOR

El explorador había regresado junto a los suyos, que estaban ansiosos por saberlo todo acerca del Amazonas. Pero ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había inundado su corazón cuando contempló aquellas flores de sobrecogedora belleza y escuchó los sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando se dio cuenta del peligro de las fieras o cuando conducía su canoa por las inciertas aguas del río? 

Y les dijo: «Id y descubridlo vosotros mismos. Nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales». Pero, para orientarles, les hizo un mapa del Amazonas. 

Ellos tomaron el mapa y lo colocaron en el Ayuntamiento. E hicieron copias de él para cada uno. Y todo el que tenía una copia se consideraba un experto en el Amazonas, pues ¿no conocía acaso cada vuelta y cada recodo del río, y cuán ancho y profundo era, y dónde había rápidos y dónde se hallaban las cascadas? 

El explorador se lamentó toda su vida de haber hecho aquel mapa. Habría sido preferible no haberlo hecho. 

Cuentan que Buda se negaba resueltamente a hablar de Dios. Probablemente sabía los peligros de hacer mapas para expertos en potencia.



Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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