viernes, 31 de julio de 2020

ESCAPAR O MEDITAR

CONSCIENCIA CONSTANTE


Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años. Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro. 

Un día fue a visitar a su Maestro Nan-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclos de madera y portaba un paraguas. 

Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo: «Has dejado tus chanclos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así? 

Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de los chanclos?». 

Tenno no supo responder y quedó confuso. Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Conciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Conciencia Constante. 

El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.



Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

jueves, 30 de julio de 2020

EL OBSERVADOR Y LO OBSERVADO

EL GRAN OCÉANO

ÁRBOL SECO, ESPLÉNDIDO ÁRBOL


En cierta ocasión, cuando el venerable Maestro Yao Shan era abad, estaba paseando por el patio del templo en compañía de sus dos discípulos, Tao Wu y Yun Yen. Ante el templo había dos árboles. Uno estaba seco y el otro se hallaba en todo su esplendor. Señalando los árboles, el Maestro preguntó: 

-¿Cuál de estos árboles está siguiendo el Camino correcto, el seco o el que se halla en todo su esplendor? 

-El que se halla en todo su esplendor -respondió TaoWu. 

-El brillo ciega los ojos -comentó el Maestro, y preguntó de nuevo: 

-¿Cuál es correcto, el árbol seco o el espléndido? 

-El seco -respondió Yun Yen. 

-Está dominado por la inactividad .-explicó el Maestro. 

En este momento se les unió un monje, y Yao Shan le planteó la misma cuestión. 

-Un árbol seco se ajusta a su propia sequedad -respondió el monje-, un árbol espléndido sigue su propio esplendor. , 1 

-¡No! ¡No! -exclamó el Maestro, dirigiéndose a sus discípulos. 

Comentario: En el pensamiento de las personas corrientes, todas las cosas pueden diferenciarse por su nombre y relacionarse en términos de dualidad. En éste caso, «un árbol que se halla en todo su esplendor», y que refleja el concepto positivo de «es», fue la respuesta escogida por Tao Wu. Sin embargo, el Maestro no aprobó esta respuesta. Por otra parte, «un árbol seco», que representa el concepto de negativo o «no es» fue la respuesta preferida por Yun Yen, pero la respuesta del Maestro señaló que su mente se engañaba igualmente. Aunque el monje no escogió ninguno de los dos conceptos opuestos, su respuesta presuponía la existencia de ambos y probaba el hecho de que no se había liberado de la cadena de la muerte y del renacimiento. Ésta es la razón por la que el Maestro no pudo aceptar su respuesta y exclamó: «¡No! ¡No!» No lo hizo sólo para protestar contra el error, sino principalmente para que surgieran las dudas en sus discípulos, que les permitieran llegar a una compresión por sí mismos.



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

miércoles, 29 de julio de 2020

LA LLUVIA


LINTERNA EN PLENO DÍA


Un sacerdote paseaba en pleno día por el mercado llevando una linterna encendida. Así provisto, paseaba en círculos por el bazar. Un importuno le dijo: 

«¿Por qué entras así en todas las tiendas? ¿Qué buscas? ¿A qué viene que, cuando es pleno día, busques algo a la luz de una linterna?». 

El sacerdote respondió: 

«¡Busco a un hombre vivo y que tenga el aliento de un santo! 

—¡Pues bien, mira! dijo el hombre, ¡este bazar está lleno de una multitud de gente! 

—¡No! dijo el sacerdote, ¡busco a un hombre que pueda controlar su deseo y su cólera! Uno que siga siendo hombre en lo más fuerte del deseo. Querría que un hombre así me pisase como polvo, para que pudiese sacrificar mi alma por él. 

—Buscas una cosa muy rara. Tus actos demuestran que tienes muy poco en cuenta al destino. Tú no ves más que la apariencia, pero lo esencial es decidido por el destino. Y, cuando el destino se realiza, incluso los cielos quedan asombrados. Intentar negar eso es disminuir el universo. El destino puede transformar la piedra en agua. Tú, que has visto girar la muela del molino, ven, pues, a ver el río que la mueve. ¿Tú has visto volar el polvo? Mira más bien al viento que es la causa de ello. Tú ves la marmita de las ideas que hierve. Sé razonable y mira mejor el fuego que está debajo y que la hace hervir. No te preocupes de la paciencia y piensa en el que te ha ofrecido la paciencia. ¡Pretendes haber visto algo, pero tus actos demuestran que no has visto nada en absoluto! Admira el océano antes que la espuma, pues el que no ve más que la espuma cae en la manía del secreto, mientras que el que ve el océano cae en la admiración. Transforma su corazón en océano. Quien ve la espuma sufre de vértigo y da vueltas en redondo, pero quien ha visto el océano no conoce la duda».


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
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