viernes, 29 de noviembre de 2019

LA MENTE DESCUBRE, SIGUE


ACEPTE Y DESPUÉS HAGA LO QUE TENGA QUE HACER


Eso me suena a negación y autoengaño. Cuando algo terrible me ocurre a mí o a alguien cercano a mí -accidente, enfermedad, dolor o alguna muerte- puedo aparentar que no es malo, pero el hecho demuestra que es malo, ¿así que por qué negarlo? 


Eckhart Tolle:
Usted no está aparentando nada. Está permitiendo que sea como es, eso es todo. Ese "permitir ser" lo lleva más allá de la mente con sus patrones, de resistencia que crean las polaridades positiva y negativa. Es un aspecto esencial del perdón. El perdón del presente es incluso más importante que el perdón del pasado. Si usted perdona cada momento -le permite que sea como es- no habrá acumulación de resentimiento que necesita ser perdonado más adelante en algún momento. 

Recuerde que no estamos hablando de felicidad aquí. Por ejemplo, cuando acaba de morir un ser amado o cuando siente que su propia muerte se aproxima, usted no puede ser feliz. Es imposible. Pero puede estar en paz. Puede haber tristeza y lágrimas, pero en caso de que haya abandonado la resistencia, bajo la tristeza usted sentirá una profunda serenidad, una quietud, una presencia sagrada. Esa es la emanación del Ser, esa es la paz interior, el bien que no tiene contrario. 

¿Y si es una situación en la que puedo hacer algo? ¿Cómo puedo permitirle ser y cambiarla al mismo tiempo? 

Eckhart Tolle:
Haga lo que tiene que hacer. Mientras tanto acepte lo que es. Puesto que mente y resistencia son sinónimos, la aceptación lo libera inmediatamente del dominio de su mente y así lo vuelve a conectar con el Ser. Como resultado, las motivaciones habituales del ego para "actuar" -el miedo, la codicia, el control, la defensa o alimentación del falso sentido de sí mismo- dejarán de operar. Ahora está al mando una inteligencia mucho mayor que la mente, y por lo tanto fluirá en su actuación una calidad diferente de conciencia. "Acepta lo que venga tejido en el diseño de tu destino porque, ¿qué podría acomodarse más adecuadamente a tus necesidades?" Esto fue escrito hace dos mil años por Marco Aurelio, uno de esos seres humanos extraordinariamente escasos que tuvieron el poder mundano al mismo tiempo que la sabiduría. 

Parece que la mayoría de las personas necesita experimentar mucho sufrimiento antes de abandonar la resistencia y aceptar, antes de perdonar. En cuanto lo hacen, ocurre uno de los mayores milagros: el despertar de la conciencia del Ser a través de lo que parece ser el mal, la transmutación del sufrimiento en paz interior. El efecto final de todo el mal y el sufrimiento que hay en el mundo consistirá en que los seres humanos se darán cuenta de quiénes son más allá del nombre y la forma. Así, lo que percibimos como mal desde nuestra limitada perspectiva es en realidad parte del bien superior que no tiene contrario. Esto, sin embargo, no se hace verdad para usted sino por medio del perdón. Hasta que eso ocurra, el mal no habrá sido redimido y por lo tanto seguirá siendo mal. 

Por medio del perdón, que esencialmente consiste en reconocer la insustancialidad del pasado y permitir al momento presente ser como es, el milagro de la transformación ocurre no sólo interiormente sino exteriormente. Surge un espacio silencioso de intensa presencia en usted y a su alrededor. Cualquier persona o cosa que penetre en ese campo de conciencia será afectado por él, a veces visible e inmediatamente y otras veces en niveles más profundos con la aparición de cambios evidentes después. Usted disuelve la discordia, cura el dolor, disipa la inconsciencia -sin hacer nada-­, simplemente siendo y manteniendo esa frecuencia de intensa presencia. 



Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet

LA MENTE NO ESTÁ EQUIPADA PARA DIRIGIR


jueves, 28 de noviembre de 2019

UN OBSTÁCULO


NO LLEGAR-NO PARTIR


TAMBORES


Un niño estaba encargado de tocar el tambor para espantar a los cuervos que venían a picotear las semillas. Las semillas estaban protegidas de las aves por el sonido de su tambor. Pues bien, un día, el sultán Mahmud llegó con todo su ejército y millares de soldados invadieron el pueblo. El mismo sultán marchaba a la cabeza, encaramado en un camello que llevaba dos grandes tambores. Cuando vio que este camello penetraba en su campo, el niño tocó su tambor para expulsarlo. Un hombre sensato le dijo:

"¡Qué ridículo es tu tambor comparado con los enormes tambores que lleva el camello! ¡Pierdes el tiempo haciendo ruido porque ese camello ya está acostumbrado a otros sonidos!"



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

miércoles, 27 de noviembre de 2019

MEDITACIÓN SOBRE EL TIEMPO


MÁS ALLÁ DE LA MENTE, MÁS PROFUNDO QUE LAS EMOCIONES


SEGUNDA PARTE

Más allá de la mente, más profundo que las emociones.

La paz que sobrepasa todo entendimiento CUANDO LA MENTE HUMANA empieza a despertar, reconocemos las inmensas contradicciones de la vida, la belleza y el horror de nuestra propia experiencia y de la experiencia global. Este reconocimiento supone una conmoción para el sistema. Generalmente surge el deseo de comprender qué significa todo esto. ¿Estamos en un universo malvado, o en un universo santo? Impulsados por este deseo, comienza la búsqueda del conocimiento.

Puede que acudamos a nuestros padres, a nuestros profesores, a nuestra cultura y a nuestras religiones en busca del conocimiento, y puede que aceptemos o rechacemos su versión de la realidad. En cualquier caso, la confusión continúa.

Sorprendentemente, en algún momento de gracia, sabemos sin lugar a dudas que somos uno con el universo, que todo es perfección. Lo sabemos, tanto si nos ocurre durante una milésima de segundo contemplando la cara de un bebé, como si la experiencia se prolonga más tiempo. Y entonces, inevitablemente, surgen otras experiencias del horror o del aparente sinsentido de la vida. Una vez más, nos damos cuenta de que no sabemos nada, y la búsqueda del conocimiento continúa.

Sé todo esto porque, evidentemente, ésta fue la historia de mi vida hasta que conocí a mi profesor, que me invitó a detener la búsqueda. En aquel tiempo pensaba que la búsqueda de la comprensión era la dedicación suprema. Sin embargo, cuando dejé que la palabra «para» penetrara hasta el fondo de mi conciencia, reconocí que había un segundo entre los innumerables segundos de mi vida en que podía detener toda búsqueda. Ese momento de quietud reveló la paz que está más allá de la comprensión.

Descubrí que de esa paz formaban parte todo horror y toda belleza, toda desesperación y toda relajación. Pero esta revelación no pasó por la comprensión. Aunque antes se hayan producido momentos de profunda comprensión, al momento de experimentar directamente la paz eterna le sigue una comprensión duradera.

Generalmente, buscamos la comprensión porque creemos que nos conducirá a la verdadera experiencia. Tratamos de entender todo lo que nos pasa y después lo catalogamos en nuestros pequeños compartimentos mentales. Este es un ejemplo de cómo el gran poder de la mente dirige nuestras vidas. Pero cuando se trata de abordar el reconocimiento de la verdad, la mente no está equipada para dirigir. Está exquisitamente equipada para descubrir o para seguir, pero no para dirigir. La mente no es el enemigo. La tragedia es que creemos que las conclusiones mentales son la realidad. Esta es una gran tragedia, responsable tanto del sufrimiento más prosaico como del más profundo, individual y colectivo.

Estás condicionado para intentar mantener el entendimiento mental en un lugar elevado, pero ésa no es la verdadera comprensión. Ése es el ámbito relativo a cómo atarte los zapatos, practicar la buena educación, aprender otro idioma o descifrar fórmulas matemáticas avanzadas. El poder del entendimiento, que es un precioso poder mental, es inútil a la hora de descubrir tu verdadero yo.

Sea lo que sea lo que busques en este momento, mundano o espiritual, simplemente párate. Es posible que surja en ti un gran miedo a morir y a no llegar nunca donde quieres llegar. Este miedo es comprensible, pero todos los magníficos seres que te han precedido te animan a conocer que la verdadera detención de la mente es una noticia estupenda. En lo profundo de ti, ya sabes que es así. Simplemente no puedes creer que sea verdad porque no lo entiendes. Y quieres entenderlo para poder tener algún control sobre ello, por lo que tenderás a asignarle un lugar, y a definirlo como algo religioso, espiritual o existencial.

Para saber lo que sabes en el núcleo de tu ser no hace falta entender, y no requiere esfuerzo. El esfuerzo surge cuando tienes que entenderlo para poder conocerlo mentalmente y recordarlo, de modo que esté ahí, a tu disposición, cuando te metas en problemas. Te invito a que dejes esa búsqueda del entendimiento ahora mismo y te encuentres con la fuerza misma que ha impulsado tu búsqueda. No te dirijas hacia el apego ni hacia el rechazo. Mantente aquietado, independientemente de los miedos, la ansiedad, la impotencia, la desesperanza, la desesperación, la dicha, la emoción, o de un acceso de comprensión. ¿Es posible estar simplemente aquí sin entender nada?

¿Crees que para sobrevivir como individuo tienes que entender mentalmente? A medida que indagues en la realidad de esa creencia, descubrirás que la verdad de quien eres, conciencia misma, ya se conoce a sí misma, ya se ha rendido a su propio misterio, y en esta toma de conciencia llegas a conocerte todavía más profundamente. Las comprensiones siguientes son secundarias, aunque se trate de la más profunda comprensión de la unidad de toda existencia. La verdad de quien eres como pura conciencia, la totalidad del ser, es infinitamente más profunda y vasta que cualquier comprensión mental que se tenga de ella.

Los efectos de esta toma de conciencia pueden ser exquisitos, y suele seguirle cierta capacidad de articularla, como comprobamos en los libros sagrados y las escrituras. Pero en cuanto uno se cree los pensamientos:

«Ahora lo conozco, ahora lo entiendo, ahora es mío», el misterio se convierte en un concepto, en una historia sobre un momento de verdad experimentado en el pasado.

La simplicidad es la cualidad de la verdad que mantiene a ésta fuera del alcance de cualquier concepto, incluido aquellos que se puedan usar en el momento para apuntar hacia ella. Está fuera de alcance porque está demasiado cerca para ser alcanzada. Los conceptos mentales son distantes en comparación con la cercanía de la verdad de quien eres.

En cierto momento reconoces que no comprendes nada, y experimentas un momento de claudicación. La paradoja es que, en cuanto renuncias a la necesidad de comprender, comprendes; y en el momento en que piensas que entiendes, no entiendes.

En tu disposición a renunciar ahora, en este momento, a toda comprensión se revela todo aquello que habías buscado a través de la comprensión.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet
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