martes, 10 de septiembre de 2019

LAS MAYORÍAS


NO DIGAMOS NADA SOBRE EL AMOR


¿Cómo describiría yo el amor? Decidí darles una de las meditaciones que estoy escribiendo en mi nuevo libro. Se la leeré despacio; mediten sobre ella a medida que la lean, porque aquí la tengo en forma abreviada, de manera que puedo leerla en tres o cuatro minutos; si no fuera así, tardaría media hora. Es un comentario sobre una frase del evangelio. Había estado pensando sobre otra reflexión de Platón: "No se puede esclavizar a una persona libre, porque una persona es libre aún en prisión". Es como otra frase del evangelio: "Si alguien te obliga a recorrer con él dos kilómetros, recorre cuatro kilómetros". Usted puede creer que me ha esclavizado poniendo sobre mi espalda una pesada carga, pero no lo ha hecho. Si una persona trata de cambiar la realidad externa estando fuera de la prisión para ser libre, realmente está prisionera. 

La libertad no está en las circunstancias externas; la libertad reside en el corazón. Cuando ustedes hayan logrado la sabiduría, ¿quién podrá esclavizarlos? De todas maneras, escuchan la frase del evangelio en que estaba pensando antes: "Él despidió a la gente, y después subió a la montaña a fin de orar a solas. Se hizo tarde y él estaba allí solo". De eso se trata el amor. ¿Se les ha ocurrido alguna vez que sólo es posible amar cuando uno está solo? ¿Qué significa amar? Significa ver a una persona , una situación, una cosa como realmente es, no como uno se imagina que es. Y responderle como merece. Es difícil decir que uno ama lo que ni siquiera ve. ¿Y qué nos impide ver? Nuestro condicionamiento. Nuestros conceptos, nuestras categorías, nuestros prejuicios, nuestras proyecciones, los rótulos que hemos adquirido de nuestras culturas y nuestra experiencia pasada. Ver es una de las cosas más difíciles para un ser humano, porque para ello se requiere una mente alerta y disciplinada. Pero la mayoría de la gente prefiere caer en la pereza mental en lugar de molestarse en ver a cada persona, a cada cosa en su momento presente, en su frescura.



Extracto del libro:
Despierta (charlas sobre la espiritualidad)
Anthony de Mello
Fotografía tomada de internet

lunes, 9 de septiembre de 2019

SIN PERSONALIDAD


LA SIMPLICIDAD DE LA VIDA


Un día, en el colegio, un pájaro se pone a cantar fuera y el niño, naturalmente, presta oídos al pájaro, no al profesor de matemáticas que está ante la pizarra con un absurdo marcador. Pero el profesor es más poderoso, políticamente más poderoso que el pájaro. Desde luego, el pájaro no tiene ningún poder, pero sí tiene belleza. El pájaro atrae al niño sin necesidad de machacarle: «¡Presta atención! ¡Concéntrate en lo que digo!». No... De una forma sencilla, espontánea, natural, la consciencia del niño empieza a fluir por la ventana, hacia el pájaro. Allí está su corazón, pero tiene que mirar la pizarra. No hay nada que mirar, pero tiene que fingir que lo hace.

La felicidad es mala. Siempre que se da la felicidad el niño empieza a temer que algo va mal. Si el niño está jugueteando con su cuerpo, es malo. Y ése es uno de los momentos más extáticos en la vida de un niño.

Disfruta de su cuerpo; es emocionante. Pero hay que cortar con esa emoción, hay que destruir toda alegría. Es algo neurótico, pero la sociedad también es neurótica. 

Lo mismo les hicieron sus padres a los padres del niño, y ellos le hacen otro tanto a su hijo. Así es como una generación destruye a la siguiente. Así transferimos nuestra neurosis de generación en generación.

La tierra entera se ha convertido en un manicomio. Al parecer, nadie conoce el éxtasis. Se ha perdido. Se ha erigido una barrera tras otra.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

domingo, 8 de septiembre de 2019

CIEGOS DE NACIMIENTO


LA CITA


Había otra gente que le daba limosna, pero Bud era el único que le escuchaba las letanías, y cabeceando asentía con santa paciencia mientras ella se quejaba de los achaques del cuerpo y las maldades del mundo. 

Aquel viernes, Bud estaba sentado al borde de la acera. Estaba descalzo, envuelto en una sábana blanca de rayas azules. La vieja se sentó al lado, envuelta en sí misma. Ambos miraban el suelo. Bud dijo: 

—Estoy muy cansado. 

—Yo también —dijo la vieja, pero por primera vez se quedó calladita la boca. Cuando Bud le preguntó cómo andaban sus llagas, ella cerró los ojos, como para tomar impulso: cuando los abrió, él ya no estaba allí. 

Entonces la mendiga llamó a la puerta de la casa de Bud: 

—¿El está aquí? 

Y supo que Bud había muerto el sábado pasado, y que lo habían enterrado descalzo, envuelto en una sábana blanca de rayas azules.





Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

sábado, 7 de septiembre de 2019

OFRENDAS


LA MULA Y EL CAMELLO


Una mula dijo un día a un camello:

"¡Oh, amigo mío! Tú andas sin tropezar nunca. Tanto a la subida como a la bajada e incluso en lo llano, nunca te veo dar un mal paso. Entonces, ¿cómo es que yo tropiezo cada dos pasos y caigo a tierra? ¿No puedes enseñarme a caminar como tú?"

El camello respondió:

"Mi vista es mejor que la tuya y, además, mira mi estatura; incluso en un lugar escarpado, puedo distinguir en mi camino el obstáculo más lejano. Reconozco así cada lugar en donde pongo mis pezuñas y por eso no tropiezo. Pero tú, por el contrario, miras sólo muy cerca delante de ti."

¿Puede compararse a un ciego con el que tiene buena vista?



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
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