martes, 18 de junio de 2019

PENSAMIENTO SIN SABIDURÍA


Cuando conocemos la verdad, nos convertimos en gente que no tiene que pensar demasiado, nos convertimos en personas con sabiduría. Si no sabemos, tenemos muchos más pensamientos que sabiduría o nada de sabiduría. Mucho pensamiento sin sabiduría significa sufrimiento en extremo.



Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet

LA BÚSQUEDA ES UNA FORMA DE DESEO


lunes, 17 de junio de 2019

99%

Pienso y pienso a lo largo de meses y años. De cien veces, en noventa y nueve llego a una conclusión falsa. Solo en un uno por cierto acierto.
(Albert Einstein)


Cuando Edison ya había triunfado como inventor, en cierta ocasión le preguntaron por qué no se había desanimado ante todos los fracasos previos. Su respuesta fue: «No fracasé, solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla».

Aunque no seamos físicos ni inventores, veamos algunas situaciones en las que es necesario contar con muchos intentos hasta llegar al acierto final:

  • Búsqueda del amor. La mayoría de las personas se encontrarán con muchas parejas y relaciones inadecuadas antes de dar con su alma gemela. Se trata de un proceso de prueba y error.
  • Dar con un trabajo en el que realizarse. También esto puede conllevar muchas experiencias insatisfactorias hasta que encontramos un lugar donde nos sentimos útiles y podemos desplegar todos nuestros recursos.
  • Descubrir una pasión. Muchos encuentran en la madurez la actividad que realmente les apasiona, por ejemplo tocar un instrumento, y que los guiará hasta el final de sus días.

Por lo tanto, no debe preocuparnos que se queme nuestra bombilla una y otra vez, siempre que tengamos la convicción de que, antes o después, se va a hacer la luz.




Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet

TREMENDAMENTE FELIZ


domingo, 16 de junio de 2019

LA FELICIDAD ES LA MATERIA MISMA DEL UNIVERSO


La felicidad está donde tú estés: dondequiera que estés, ahí está la felicidad. Está a tu alrededor, es un fenómeno natural. Es como el aire, como el cielo. La felicidad no es algo que haya que buscar; es la materia misma del universo. La alegría es la materia misma del universo. Pero tienes que mirar lo que está delante de ti, lo inmediato. Si miras hacia los lados, se te escapará.

Se te escapa por tu culpa, porque no lo enfocas como es debido.

Pero mata el pasado, no pienses en el futuro e intenta ser desgraciado: no lo conseguirás. No puedes ser desgraciado; seguro que no lo consigues; es algo predecible. No lo conseguirás; por muy diestro que seas en el sufrimiento, por muy entrenado que estés, no puedes crear la desdicha en este mismo momento.

Desear la felicidad te ayuda a mirar a otra parte, y así se te seguirá escapando. La felicidad no es algo que se crea; la felicidad es algo que se ve. Ya está. En este mismo momento puedes ser feliz, tremendamente feliz.

Eso le ocurrió a Buda. Era hijo de un rey, lo tenía todo, pero no era feliz. Era cada día más infeliz; cuanto más tienes, más infeliz eres. Ésa es la desgracia del rico. Eso es lo que ocurre actualmente en Estados Unidos: cuanto más ricos, más infelices; cuanto más ricos, menos saben qué hacer.

Los pobres siempre saben lo que tienen que hacer: ganar dinero, construirse una buena casa, comprar un coche, mandar a sus hijos a la universidad. Siempre tienen un programa, siempre están ocupados.

Tienen un futuro, tienen esperanza: «Uno de estos días...». Siguen sumidos en la desdicha, pero tienen esperanza.

El rico es desdichado, pero también ha desaparecido la esperanza.

Sufre por partida doble. No encontrarás hombre más pobre que el rico; es doblemente pobre. Se mantiene proyectado en el futuro, y sabe que el futuro no le va a proporcionar nada, porque todo lo que necesita ya lo tiene. Se preocupa, se angustia, se inquieta. Es pura angustia. Eso es lo que le ocurrió a Buda.

Era rico. Tenía todo lo que es posible tener. Se sentía muy desgraciado. Un día se escapó de su palacio, abandonó todas sus riquezas, a su bellísima esposa, a su hijo recién nacido... Huyó. Empezó a buscar la felicidad. Fue a ver a este gurú y al otro; preguntó a todo el mundo qué tenía que hacer para ser feliz... y por supuesto, había miles de personas dispuestas a aconsejarlo, y siguió el consejo de todos. Y cuanto más seguía sus consejos, más confuso se sentía.

Buda intentó todo lo que le dijeron. Si alguien le decía: «Haz hatha yoga», se hacía yogui del yoga físico. Hacía las posturas del yoga, forzándolas hasta el extremo. No consiguió nada. Puedes mejorar tu cuerpo con el hatha yoga, pero no conseguirás ser feliz. Un cuerpo mejor, más sano, no significa gran cosa. Con más energía dispondrás de más energía para ser infeliz... y serás infeliz. ¿Qué harás con eso? Harás lo que puedas. Si tienes más dinero, ¿qué harás con él? Harás lo que puedas, y si un poco de dinero te hace infeliz, más dinero te hará aún más infeliz. Es una simple cuestión de aritmética.

Buda dejó el yoga. Acudió a otros maestros, a los yoguis raya, que no enseñan posturas corporales sino mantras, cánticos, meditaciones.

También lo hizo, y no consiguió nada. Estaba buscando de verdad. Cuando buscas de verdad nada puede ayudarte; no hay remedio.

Los mediocres se paran a medio camino; en realidad no buscan.

Quien busca de verdad es el que va hasta el final mismo de la búsqueda y llega a la conclusión de que toda búsqueda carece de sentido. La búsqueda misma es una forma de deseo; Buda lo reconoció un día. Había abandonado su palacio, todas sus posesiones materiales, y un día, tras seis años de búsqueda espiritual, lo dejó todo. Ya había dejado la búsqueda material, y entonces dejó la búsqueda espiritual. Antes había dejado este mundo; después también dejó el otro mundo.

Se había liberado por completo del deseo... y ocurrió en ese mismo momento. En aquel mismo momento recibió la bendición. Sin deseo, sin esperanza, una vez abandonado todo, Siddharta Gautama se transformó en Buda. Siempre había estado allí, pero él estaba buscando por otros lados. Estaba allí, dentro, fuera, como está hecho el universo. Es dichoso, es verdadero, es divino.


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

PADRES MUY NARCISISTAS

sábado, 15 de junio de 2019

¿QUIÉN ME NECESITA?


Recibí una llamada telefónica de un buen amigo, que me alegró mucho. Lo primero que me preguntó fue:

-¿Cómo estás?
Sin saber por qué, le contesté:

-Muy solo.

-¿Quieres que hablemos?

Le respondí que si y añadió:
-¿Quieres que vaya a tu casa?

Dije que si. Colgamos el teléfono y en menos de quince minutos estaba tocando a mi puerta. Yo hablé por horas de todo: mi trabajo, mi familia, mi novia, mis deudas; él, atento siempre, me escuchó. En esas se nos hizo de día. Yo estaba agotado mentalmente; me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, me apoyara y me hiciera ver mis errores. Cuando él notó que ya me encontraba mejor, me dijo:

-Bueno, me voy, tengo que trabajar.

Sorprendido, le dije:

-¿Por qué no me habías dicho que tenías que ir a trabajar? Mira la hora que es, no dormiste nada te quité toda la noche.

Él sonrió y me dijo:

-No hay problema, para eso estamos los amigos.

Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así. Lo acompañé a la puerta de mi casa y cuando caminaba hacia su automóvil le grité desde lejos:

-Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?

Regresó y me dijo en voz baja:

-Quería darte una noticia.

-¿Qué pasó? -le pregunté.

-Fui al doctor y me dijo que estoy gravemente enfermo.

Yo me quedé mudo. Él sonrió de nuevo y agregó:

-Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día.

Pasó un largo rato hasta que pude asimilar la situación, y me pregunté una y otra vez: ¿por qué cuando me pregunto cómo estaba me olvidé de él y sólo hablé de Mí? ¿Cómo tuvo la fuerza para sonreírme, darme ánimos y decir me todo lo que me dijo? Esto es increíble.

Desde entonces mi vida ha cambiado: ahora soy menos dramático con mis problemas y disfruto más de las cosas buenas. Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero.

El que no vive para servir no sirve para vivir. La vida es como una escalera: si uno mira hacia arriba, siempre será el último de la fila, pero si mira hacia abajo ve que hay mucha gente que quisiera estar en su lugar. Deténgase a escuchar y a ayudar a sus amigos ellos lo necesitan.


Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet
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