lunes, 10 de diciembre de 2018

LA ILUMINACIÓN Y LA NECESIDAD DE UNA PAREJA


Cuando uno está plenamente consciente ¿aún tendrá necesidad de una relación? ¿Un hombre todavía se sentiría atraído por una mujer? ¿Una mujer todavía se sentiría incompleta sin un hombre?

Eckhart Tolle responde:

Iluminado o no, usted todavía es un hombre o una mujer, así que en el nivel de su identidad formal usted no está completo. Usted es la mitad de un todo. Esta falta de plenitud se siente como atracción hombre­-mujer, el empuje hacia la polaridad de energía contraria, no importa cuán consciente sea usted. Pero en ese estado de unión interior, usted siente esa atracción en alguna parte de la superficie o la periferia de su vida. Cualquier cosa que le ocurra en ese estado se siente en cierta medida así. Todo el mundo parece olas o arrugas en la superficie de un vasto y profundo océano. Usted es ese océano y, por supuesto, usted también es una arruga, pero una arruga que ha realizado su verdadera identidad como océano, y comparada con esa vastedad y profundidad, el mundo de las olas y las arrugas no es tan importante. 

Esto no significa que usted no se relacione profundamente con otras personas o con su pareja. De hecho, usted puede relacionarse profundamente sólo si es consciente del Ser. Viniendo del Ser usted es capaz de centrarse más allá del velo de la forma. En el Ser hombre y mujer son uno solo. Su forma puede seguir teniendo ciertas necesidades, pero el Ser no tiene ninguna. Ya está completo. Si esas necesidades se llenan, maravilloso, pero se llenen o no, no hay ninguna diferencia para su estado interior profundo. Es perfectamente posible para una persona iluminada no llenar la necesidad de la polaridad masculina o femenina, tener una sensación de carencia o falta de plenitud en el nivel exterior de su ser y al mismo tiempo estar totalmente completo, realizado y en paz en el interior.


Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet

REMONTANDO AL PASADO


domingo, 9 de diciembre de 2018

EL LADRÓN POLICÍA


En un pueblo de la India había un hábil ladrón que robaba en todas las casas y jamás podía ser sorprendido. 

Era un verdadero experto. La gente de la localidad, desmoralizada, se reunió con el alcalde y le pidió que nombrase un policía, ya que no había ninguno en el pueblo y así el ladrón lograba actuar a su aire y sin ningún riesgo. El alcalde, comprendiendo el desánimo de las gentes del lugar, entregó un bando solicitando personas que se presentaran al puesto de policía. Solamente se presentó un candidato. Se trataba del ladrón y fue elegido policía. 

***

El Maestro dice: Así como nunca el policía detendrá al ladrón que es él mismo, jamás el ego capturará al ego, siendo necesario recurrir al testigo que está más allá del ego y el pensamiento.


Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotografía de Internet

DIOS NO ESTA AFUERA


sábado, 8 de diciembre de 2018

LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD


HE VISTO QUE EN EL CORAZÓN de todos los seres humanos con los que he hablado hay un mandato que nos lleva a buscar la verdadera felicidad, la verdadera realización. A veces este deseo es más fuerte que el instinto de supervivencia. Como sabéis por propia experiencia, la búsqueda de la felicidad puede seguir muchos caminos, y cuando se trata del camino del instinto puede tomar forma de búsqueda de placer, de comodidad, de seguridad o de una posición destacada dentro del rebaño humano.
Generalmente, cuando hemos alcanzado cierto grado de éxito en términos de placer, comodidad, seguridad y posición, reconocemos que nada de ello satisface este mandato más profundo, esta honda llamada a la verdadera felicidad. Podemos tener momentos de hermosa revelación y, ciertamente, momentos de placer; sin embargo, en general, existe siempre en nosotros un miembro subyacente a no poder encontrar la paz permanente y la verdadera felicidad. O puede suceder también que el miedo a perder la paz y la felicidad por fin alcanzadas haga que nos tensemos y contraigamos al aferrarnos a ellas de forma sistemática. Y es que solemos tender a desconfiar de la posibilidad de alcanzar la paz y la felicidad permanentes.

A veces, en una vida bendecida, surge la llamada a la búsqueda espiritual, la búsqueda de Dios, la búsqueda de la verdad. Reconocemos que lo habitual es “no hacer caso de esa llamada”. Pero si le prestamos atención dejamos a un lado nuestra “existencia mundana” y nos orientamos hacia la vida espiritual.
Por desgracia, el condicionamiento que habitualmente dirigió la vida mundana intenta dirigir también la búsqueda espiritual, y entonces se convierte en una búsqueda del placer espiritual, de la comodidad espiritual, del conocimiento espiritual o de la seguridad espiritual. Es probable que antes o después también te sientas desilusionado con esa búsqueda. Es evidente que encuentras placer en ella, que a veces tienes experiencias extáticas. Te sientes seguro cuando sientes que Dios o la verdad están presentes, y reconfortado cuando te percibes sostenido por esa presencia.

Pero mientras no reconozcas que nunca has estado separado de eso, seguirás moviéndote para encontrarlo, para encontrar a Dios, pues crees o esperas que Dios te dé la felicidad. Esta creencia o esperanza se fundamenta en una imagen de Dios muy infantil, en la idea de que Dios es alguna cosa, alguna fuerza, algún lugar que puede ofrecerte placer, comodidad y seguridad eternos.

He descubierto que, en realidad, es imposible encontrar la felicidad. 

Mientras trates de encontrar la felicidad “en alguna parte” no mirarás en el lugar donde está. Mientras búsquedas para encontrar a Dios en otra parte pasarás por alto la verdad esencial de Dios, que es omnipresencia. Cuando buscas la felicidad en algún otro lugar estás pasando por alto tu verdadera naturaleza, que es felicidad. Te estás pasando por alto a ti mismo.

Me gustaría invitarte y retarte a que dejes de pasarse por alto a ti mismo, a que te aquietes simple, radical y absolutamente: pon a un lado, al menos momentáneamente, todas tus ideas respecto Dios, respecto a la verdad, respecto a dónde estás. Deja de mirar afuera. Deja de buscar. Simplemente sé. No estoy hablando de estar en un estado de estupor o de entrar en trance, sino de penetrar profundamente en el silencio de tu corazón, donde la omnipresencia puede manifestarse y revelarse como tu verdadera naturaleza. Lo que pido es que te quedes quieto en la pura presencia. No que la crees, ni siquiera que la invites; simplemente que reconozcas lo que siempre está ahí, quien tú siempre eres, el espacio donde Dios siempre está.

En este momento, detén toda búsqueda. Tanto si buscas la paz y la felicidad en una relación, en un trabajo mejor o incluso en la paz mundial, detente completamente por un momento. No hay nada equívoco en esos empeños, pero si participas en ellos para conseguir paz o felicidad, estás pasando por alto la base de paz que ya está aquí. Cuando descubres esta base de paz, cualquier iniciativa en la que participes estará informada por tu descubrimiento. Entonces llevarás tus descubrimientos al mundo, a la política, a todas tus relaciones de la manera más natural.

Este descubrimiento tiene infinitas y complejas ramificaciones, pero su esencia es muy simple. Si detienes toda actividad, aunque sólo sea por un instante, aunque sólo sea por una décima de segundo, y simplemente te quedas completamente aquietado, reconocerás la enorme amplitud de tu ser, que ya es feliz y está en paz consigo mismo.

Habitualmente, debido a nuestro condicionamiento, desestimamos de inmediato esta base de paz diciéndonos: “Sí, pero ¿qué pasa con mi vida?

Tengo responsabilidades. Tengo que mantenerme ocupado. Lo absoluto no se relaciona con mi mundo, con mi existencia”. Estos pensamientos condicionados refuerzan aún más el condicionamiento futuro. Pero si te concedes un momento para reconocer la paz que ya está vida dentro de ti, tendrás la opción de confiar en ella en todas tus empresas, en todas tus relaciones, en todas las circunstancias de tu vida. Eso no quiere decir que tu vida vaya a quedar completamente libre de conflictos, desafíos, dolor o sufrimiento. Significa que reconocerás un santuario donde tu verdad personal está presente, donde la verdad de Dios está presente, independientemente de las circunstancias físicas, emocionales y mentales de tu vida.

Ésta es una invitación a entrar en el núcleo de tu ser. No tiene que ver con la religión ni con la ausencia de religión. Ni siquiera tiene que ver con la iluminación o la ignorancia. Tiene que ver con la verdad de quien eres, que está más cerca y es más profunda que cualquier cosa que pueda ser nombrada.

En cualquier momento, en una décima de segundo, se presenta la posibilidad de reconocer tu vida sin fronteras, ilimitada, divina y eterna.

Las experiencias de la verdad han recibido distintos nombres en distintas culturas: cielo, nirvana, resurrección, iluminación, satori, samadhi…

Todos ellos son nombres que apuntan hacia esta suprema e innombrable belleza divina, vacía de sufrimiento y llena de gracia.

El libro gira en torno al reconocimiento de esta verdad. Si no puedes guardar en tu memoria ni una palabra sobre ella, eso está bien. Mi profesor me dijo que la enseñanza más verdadera es como un pájaro volando en el cielo: no deja huellas que puedan seguirse, y sin embargo su presencia es innegable.


Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

PENITENCIAS


viernes, 7 de diciembre de 2018

EL ÚLTIMO SITIO DONDE SE TE OCURRIRÍA MIRAR


MI PROFESOR ACOSTUMBRABA a contar la historia de un consumado ladrón de diamantes que sólo quería robar las joyas más exquisitas. Este ladrón solía deambular por la zona de compra-venta de diamantes con el fin de “limpiarle” el bolsillo a algún comprador incauto.

Un día vio que un comerciante diamantes muy conocido había comprado la joya con la que él llevaba toda su vida soñando. Era el más hermoso, el más prístino, el más puro de los diamantes. Pleno de la alegría, siguió al comprador del diamante hasta que éste tomó el tren, y se hizo con un asiento en el mismo compartimiento. Pasó tres días enteros intentando meter la mano en el bolsillo del mercader. Cuando llegó el final del trayecto sin haber sido capaz de dar con la gema, se sintió muy frustrado.

Aunque era un ladrón consumado, y aún habiéndose empleado a fondo, no había conseguido dar con aquella pieza tan rara y preciosa.

El comerciante bajó del tren, y el ladrón le siguió. De repente, sintió que no podía soportar por más tiempo aquella tensión, por lo que caminó hasta el mercader y le dijo:

_ Señor, soy un famoso ladrón de diamantes. He visto que ha comprado un hermoso diamante y le he seguido en el tren. Aunque he hecho uso de todas las artes y habilidades de las que soy capaz, perfeccionadas a lo largo de 
muchos años, no he podido encontrar la gema. Necesito conocer su secreto.

Por favor, dígame cómo lo ha escondido.

El comerciante replicó:

_ Bueno, vi que me estabas observando en la zona de compra-venta de diamantes y sospeché que eras un ladrón. De modo que escondí el diamante en el único lugar donde pensé que no se te ocurriría buscarlo: ¡En tu  propio bolsillo!

A continuación metió la mano en el bolsillo del ladrón y extrajo el diamante.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

EVOCAR RECUERDOS DOLOROSOS


jueves, 6 de diciembre de 2018

ALIMENTACIÓN VEGETARIANA


Nada incrementaría tanto la posibilidad de supervivencia sobre la Tierra como el paso a una alimentación vegetariana.
(Albert Einstein)


Las personas vegetarianas han de oír preguntas como:

«Pero ¿no comes ni carne ni pescado?», «¿No sufres anemia?», ¿Y qué comes?» en casi todos los eventos sociales con alimentos en los que participan.

La dieta vegetariana y la vegana —esta última prescinde también de la leche y los huevos— nos llaman la atención al mismo tiempo que nos extrañan, pero en otras culturas este tipo de alimentación es la básica y natural.

Somos lo que comemos, no solo físicamente, sino también mental y emocionalmente. Tomar conciencia de qué sirves en tu mesa es una forma de tener conciencia y respeto por la vida, siendo libre de elegir un camino u otro.

Muchos personajes famosos optaron por esta alimentación: Sócrates, Newton, Edison o Einstein, pasando por Henry Ford, Martin Luther King o Leonardo da Vinci.

Pero ¿por qué ser vegetariano?

1. Salud. La dieta vegetariana es rica en fibra y antioxidantes. Es cardiosaludable, pues se aleja de las grasas saturadas y el colesterol, motivos por los que desintoxica el cuerpo, aporta energía y refuerza el sistema inmunitario. Previene la obesidad, y las personas que siguen esta dieta tienden a estar en un peso idóneo, sin problemas para mantenerlo, pues su alimentación es baja en calorías y grasas.

Según estudios realizados por la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), el 95% de los residuos de pesticidas, hormonas, metales pesados, etcétera, elementos todos ellos altamente cancerígenos y tóxicos que podemos encontrar en nuestro cuerpo, provienen de las carnes rojas, los productos lácteos y el pescado.

Por estos motivos, y muchos otros, cada día son más los médicos que se suman a la lista de las dietas veganas para luchar contra enfermedades como el cáncer y el Alzheimer.

2. Ayuda al planeta. Cuando hablamos de los gases que contribuyen al efecto invernadero, pocos imaginan que el principal contaminante es el metano. Según la EPA, solo contando las granjas de Estados Unidos ya tenemos dos mil millones de kilos de estiércol al día, sin tener en consideración las gigantescas emisiones de metano que expulsan los animales a la atmósfera.

3. Lucha contra el hambre y la pobreza. Según estudios realizados recientemente, la cantidad de proteínas vegetales utilizadas para alimentar al ganado para la producción de carne podría alimentar a la población de China y la de la India en su totalidad.


Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet

PENSAR EN RESULTADOS


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