martes, 4 de diciembre de 2018

EL POBRE IGNORANTE


Un hombre, muy sencillo y analfabeto, llamó a las puertas de un monasterio. Tenía deseos verdaderos de purificarse y hallar un sentido a la existencia. Pidió que le aceptasen como novicio, pero los monjes pensaron que el hombre era tan simple e iletrado que no podría ni entender las más básicas escrituras ni efectuar los más elementales estudios. Como le vieron muy interesado por permanecer en el monasterio, le proporcionaron una escoba y le dijeron que se ocupara diariamente de barrer el jardín. Así, durante años, el hombre barrió muy minuciosamente el jardín sin faltar ni un solo día a su deber. Paulatinamente, todos los monjes empezaron a ver cambios en la actitud del hombre. ¡Se le veía tan tranquilo, gozoso, equilibrado! Emanaba de todo él una atmósfera de paz sublime. Y tanto llamaba la atención su inspiradora presencia, que los monjes, al hablar con él, se dieron cuenta de que había obtenido un considerable grado de evolución espiritual y una excepcional pureza de corazón. Extrañados, le preguntaron si había seguido alguna práctica o método especiales, pero el hombre, muy sencillamente, repuso: 

--No, no he hecho nada, creedme. 

Me he dedicado diariamente, con amor, a limpiar el jardín, y, cada vez que barría la basura, pensaba que estaba también barriendo mi corazón y limpiándome de todo veneno. 

***

El Maestro dice: El mayor ignorante hallará la paz si su intención es genuina; el erudito más destacado proseguirá a oscuras si su intención no es la correcta.


Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotografía de Internet

PECADOS


lunes, 3 de diciembre de 2018

EL MIEDO ORIGINAL


Somos muchos los que nos descubrimos pensando cosas que activan los sentimientos de miedo y tristeza. Todos hemos experimentado sufrimientos que a menudo recordamos. Volvemos a visitar el pasado revisándolo y viendo las películas de ese pasado. Pero si volvemos a visitar esas imágenes del pasado, sin plena conciencia y sin atención, volvemos a sufrir. 

Supongamos que cuando eras niño te maltrataron y sufriste mucho. Eras frágil y vulnerable. Probablemente tuvieses entonces mucho miedo porque no sabías cómo protegerte. Y quizás hoy en día sigas sintiéndote, por más adulto que seas, internamente maltratado. 

Has dejado ya de ser un niño frágil, vulnerable e indefenso, pero continúas experimentando el sufrimiento de ese niño porque, por más dolorosos que sean esos recuerdos, sigues evocándolos. 

En tu conciencia hay almacenada una serie de imágenes y, cada vez que tu mente se remonta al pasado y evocas esas imágenes, vuelves a sufrir. La plena conciencia nos recuerda que es posible estar en el aquí y el ahora. Nos recuerda que el momento presente siempre está disponible para nosotros y que podemos sustraernos a eventos que sucedieron hace ya mucho tiempo. 

Supongamos que alguien, hace veinte años, te abofetease, una situación que quedó registrada en tu subconsciente como una imagen. 

El subconsciente almacena muchas imágenes y películas del pasado, que continuamente se proyectan en el presente. Y tienes una tendencia a volver a ver esas imágenes del pasado una y otra vez y sigues sufriendo. Por ello, cuanto más te remontas al pasado, te vuelves a sentir abofeteado una y otra vez y sufres. 

Pero eso es algo que sucedió en el pasado y tú ya no estás en el pasado, sino en el presente. Es cierto que sucedió, pero pasó en un momento que desapareció hace mucho. De él no quedan ya más que imágenes y recuerdos. Si sigues remontándote al pasado para ver esas imágenes, la tuya es una atención equivocada. Si te asientas, no obstante, en el presente, podrás contemplar el pasado desde una perspectiva diferente y transformar tu sufrimiento. 

Quizás, cuando eras pequeño, alguien te quitó un juguete. 

Entonces aprendiste a llorar para manipular la situación o a sonreír para complacer a tu cuidador y recuperar, de ese modo, tu juguete. 

Durante tu adolescencia, aprendiste a sonreír diplomáticamente. Esas son formas de enfrentarte al problema de la supervivencia. Aprendes sin darte siquiera cuenta de que estás aprendiendo. Los sentimientos de fragilidad, vulnerabilidad e impotencia y de necesitar a alguien que te cuide están siempre ahí. El miedo original –como su opuesto, el deseo original– siempre están presentes. El niño, con sus miedos y sus deseos, sigue vivo en nuestro interior. 

Hay quienes se sienten deprimidos y sufren, aunque, en el presente, todo parezca estar bien. Esto se debe a nuestra tendencia a vivir en el pasado. Nos sentimos más cómodos estableciendo ahí nuestro hogar, aunque ello nos genere sufrimiento. Ese hogar se halla en las profundidades de nuestro subconsciente, donde continuamente están proyectándose las películas del pasado. Cada noche vuelves atrás y, al volver a ver esas películas, sufres. Y el futuro que tanto te preocupa no es más que una proyección de miedos y deseos procedentes del pasado.


Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

EL MAESTRO PERFECTO


sábado, 1 de diciembre de 2018

¿QUÉ ES REALMENTE LA VIDA?

LA EXISTENCIA FLUYE


Tú no creas la verdadera belleza, sino que ésta se crea a través de ti.

La existencia fluye; tú eres sólo un conducto. Tú dejas que ocurra, y nada más; tú no lo obstaculizas, y nada más.

Pero si te interesan demasiado los resultados, los resultados últimos, que tienes que hacerte famoso, que tienes que ganar el premio Nobel, que tienes que ser el mejor pintor del mundo, que tienes que derrotar a todos los demás pintores que han existido hasta la fecha, entonces no te interesa la pintura; la pintura es algo secundario. Y, naturalmente, si sientes un interés secundario por la pintura, no podrás pintar nada original; todo será normal y corriente. El ego no puede traer nada extraordinario al mundo; lo extraordinario sólo se produce con la ausencia del ego. Y lo mismo ocurre con el músico, el poeta y el bailarín. Lo mismo ocurre con todo el mundo.

Dice Krisna en el Bhagavad Gita: «No pienses en absoluto en el resultado». Es un mensaje de belleza, trascendencia y verdad prodigiosas.

No pienses en los resultados. Haz lo que estés haciendo con todo tu ser.

Piérdete en ello, pierde al hacedor en el hacer. No «seas»; deja que tus energías creativas fluyan sin obstáculos. Por eso le dijo a Arjuna: «No huyas de la guerra... porque veo que esa huida no es sino un viaje del ego. Tu forma de hablar demuestra que estás calculando, que estás pensando que huyendo de la guerra llegarás a ser un gran santo. En lugar de someterte al todo, te estás tomando a ti mismo demasiado en serio, como si al pensar que tú no estás en ella no habrá guerra».

Krisna le dice a Arjuna: «Debes encontrarte en un estado de dejarte llevar. Dile a la existencia: "Utilízame como quieras. Estoy a tu disposición, incondicionalmente a tu disposición". Entonces, pase lo que pase a través de ti será completamente auténtico. Tendrá intensidad, tendrá profundidad. Tendrá el efecto de lo eterno».

Jesucristo dice: «Recuerda que los primeros en este mundo serán los últimos en el reino de los cielos, y que los últimos serán los primeros». Os ha dado la ley fundamental, os ha dado la ley eterna, inagotable: no intentes ser el primero. Pero recuerda una cosa, que puede suceder, porque la mente es tan astuta que puede deformar la verdad. Puedes empezar a intentar ser el último, pero entonces resulta que no has entendido nada. Entonces empieza otra competición: «Tengo que ser el último», y si alguien dice: «Yo soy el último», vuelve a comenzar la lucha, el conflicto.


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

ACCIÓN-INTENCIÓN


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...