viernes, 27 de julio de 2018

NATURALEZA VIVA


Alfredo Mires rescata las tradiciones de Cajamarca. 

Hace años, cuando Alfredo estaba empezando a recoger la memoria de las costumbres y los tiempos, los campesinos le propusieron algunos temas de trabajo: el eclipse, la lluvia, la inundación, la niebla, la helada, el ventarrón, el remolino. 

Alfredo asintió: ¡Ah, sí! —dijo—. Fenómenos naturales. 

Nadie respondió. De callada manera, le estaban diciendo que tal cosa no existe en Cajamarca. 

Con el tiempo, Alfredo aprendió. 

Aprendió que el eclipse ocurre porque el sol y la luna son una pareja que se lleva mal, sol de fuego, luna de agua, y cuando se encuentran, se pelean, y el sol quema a la luna o la luna moja al sol y lo apaga por un rato; y aprendió que la lluvia es hermana de los ríos; que por los ríos corre la sangre de la tierra, y hay inundación cuando la sangre se derrama; que la niebla se mata de la risa burlando a los caminantes; que la helada es tuerta, y por eso quema los cultivos por un solo lado; que el ventarrón se relame comiéndose las semillas sembradas en luna verde y que el remolino da vueltas porque tiene un solo pie.

ADORAR SIN DUDAR


jueves, 26 de julio de 2018

EL PARIA SABIO


Shankaracharya iba caminando tranquilamente por una calle. Frente a él venía un paria con un cesto de carne del matadero. El hombre dio un traspiés y chocó con el sabio Shankaracharya, de la casta brahmín, que acababa de bañarse en las aguas de Ganges. Éste se sintió impuro al contacto con el paria, y gritó:

--¡Cuidado, me has tocado!

--Señor -repuso el paria-, no te precipites en tus juicios. Ni yo te he tocado ni tú me has tocado. ¿Es que acaso tu verdadero ser es este cuerpo que ha tocado y ha sido tocado? Tú sabes que el yo real no es la mente, ni las emociones, ni mucho menos este cuerpo.

Shankaracharya se sintió avergonzado. Aquel paria le había dado una gran lección y el suceso sería uno de los más importantes en su existencia para ayudarle a madurar espiritualmente y despertar a la realidad superior. 

*El Maestro dice:

ENCONTRAR EL SENTIDO A LA REALIDAD


miércoles, 25 de julio de 2018

SOBRE LA ALEGRÍA


Primer palabra: el placer.

Segunda palabra: la felicidad.

La tercera es la alegría: la alegría es algo espiritual. Es algo distinto, completamente distinto del placer y de la felicidad. No tiene nada que ver con lo externo, con el otro; es un fenómeno interno. La alegría no depende de las circunstancias; es algo tuyo. No es una excitación producida por las cosas; se trata de un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es espiritual.

Pero Buda tampoco habla de la alegría, porque existe otra cosa que va más allá de la alegría. Él lo llama «dicha». La dicha es algo absoluto.

No es algo fisiológico, ni psicológico ni espiritual. No sabe de divisiones; es indivisible. Es absoluta en un sentido y trascendente en otro. Buda sólo emplea dos palabras en esta frase. La primera es el placer, que incluye la felicidad. La segunda es la dicha, que incluye la alegría.
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