miércoles, 18 de julio de 2018

LA OLLA DE BARRO



Era un lechero acaudalado y que contaba con varios trabajadores en su lechería. Llamó a uno de ellos, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que la llevase a un cliente de un pueblo cercano. A cambio le prometió algunas rupias extras. Ashok, muy contento, colocó la olla sobre su cabeza y se puso en marcha, en tanto se decía para sí: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien! Con ellas compraré gallinas, éstas pronto se multiplicarán y llegaré a tener nada menos que diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé parte de ellas y compraré una granja. Como ganaré mucho dinero, también compraré telas y me haré comerciante. Será estupendo. 

Me casaré, tendré una casa soberbia y, naturalmente, dispondré de excelente cocinero para que me prepare los platos más deliciosos, y si un día no me hace bien la comida, le daré una bofetada”. Al pensar en propinarle una bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levantó la mano, provocando así la caída de la olla, que se hizo mil pedazos contra el suelo derramando su contenido. Desolado, volvió al pueblo y se enfrentó al patrón, que exclamó: 

--¡Necio! ¡Me has hecho perder las ganancias de toda una semana! 

Y Ashok replicó: 

--¡Y yo he perdido mis ganancias de toda la vida! 

***

El Maestro dice:

LA FUENTE


martes, 17 de julio de 2018

LOS PECADOS


En 1992, mientras se celebraban los cinco siglos de algo así como la salvación de las Américas, un sacerdote católico llegó a una comunidad metida en las hondonadas de las montañas de Chiapas. 

Antes de la misa fue la confesión. En lengua tojolabal, los indios contaron sus pecados. Carlos Lenkersdorf hizo lo que pudo traduciendo las confesiones, una tras otra, aunque él bien sabe que no hay quién pueda traducir estos misterios: 

—Dice que ha abandonado al maíz —tradujo Carlos—. Dice que muy triste está la milpa. Muchos días sin ir. 

—Dice que ha maltratado al fuego. Ha aporreado la lumbre, porque no ardía bien. Ella sufrió. 

—Dice que ha profanado al camino, que lo anduvo macheteando sin razón. 

—Dice que ha volteado un árbol y no le ha explicado por qué. 

—Dice que ha lastimado al buey. 

OSHO EL REBELDE


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