sábado, 7 de julio de 2018

SOBRE LA FELICIDAD


Primer palabra: el placer.

La segunda palabra que hay que comprender es la felicidad. El placer es algo fisiológico; la felicidad es algo psicológico. La felicidad es un poco mejor, algo un poco más refinado, un poco más elevado... pero no muy distinto del placer. 

Podría decirse que el placer es una clase más baja de felicidad y que la felicidad es una clase más elevada de placer: las dos caras de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un poco más refinada, un poco más humana, pero es el mismo juego, que se juega en el mundo de la mente. No te preocupas tanto de las sensaciones fisiológicas como de las sensaciones psicológicas, pero no existe diferencia en lo fundamental.

Tercer palabra: la alegría.

EL DISFRAZ


viernes, 6 de julio de 2018

EL PROCESO CREATIVO


Para salir del atolladero a veces es necesario hacer lo contrario de lo que haríamos en condiciones normales. Es lo que también se llama «pensamiento lateral», es decir, la inspiración que brota del inconsciente. Para ello, profundizaremos en el proceso creativo de la mano de uno de los teóricos más brillantes sobre las etapas de la generación de ideas, Graham Wallas. En su ensayo El arte del pensamiento, publicado en 1926, explicó de la siguiente manera el proceso en el que creamos algo nuevo:

EL PROCESO CREATIVO

1. Preparación. La mente se centra en un asunto o problema y, una vez enfocado, explora sus dimensiones y características.

2. Incubación. El problema es interiorizado en el hemisferio derecho del cerebro y permanece allí sin que parezca que sucede nada externamente.

3. Intimación. Una vez que nos hemos familiarizado con el asunto, «presentimos» que la solución está próxima.

4. Iluminación. Denominada técnicamente insight, en esta etapa la idea creativa emerge del interior y se hace consciente.

5. Verificación. La idea es probada y perfeccionada al aplicarla al mundo exterior.

Más allá de esta descripción teórica, lo que nos interesa es estimular cada una de las cinco fases para que nuestra energía creativa fluya de forma natural e ininterrumpida. Éstas son sólo algunas pistas para activar las diferentes etapas del viaje:

1. Tratar los problemas o cuestiones por separado nos ayuda a comprenderlos en toda su complejidad. En lugar de dispersarnos, el momento creativo exige que acotemos el terreno en el que vamos a sembrar las ideas.

2. Mientras «incubamos» una idea, resulta útil potenciar el pensamiento lateral con actividades en las que nuestra vertiente emocional e intuitiva toma el mando, como escuchar música, leer poesía o incluso soñar.

3. No hay que forzar una idea «rompiendo el cascarón» antes de tiempo. Hay que dejarla madurar. Es más, la presión para hallar la solución a un determinado problema normalmente entorpece nuestra agilidad mental.

4. Deberíamos llevar con nosotros una pequeña libreta donde anotar los insights que van surgiendo espontáneamente. Puesto que no podemos saber cuándo una nueva idea romperá el cascarón, hay que estar preparado para capturarla antes de que emprenda el vuelo.

5. Las ideas envejecen o pierden su sentido si no se llevan a la práctica. Si queremos mantener bien engrasada nuestra maquinaria creativa, debemos aplicar nuestras inspiraciones en el campo de pruebas del mundo.

ACTITUD DURANTE EL VIAJE


jueves, 5 de julio de 2018

TAO TE KING: PRINCIPIO 42


El SENTIDO genera el Uno.
El Uno genera el Dos.
El Dos genera el Tres.
Y el Tres genera todas las cosas.

Todas las cosas dan la espalda a lo oscuro
y se dirigen hacia la luz.

La energía fluyente les da la armonía.

Los hombres odian
la orfandad, la soledad, la nimiedad.
Y sin embargo, reyes y príncipes
eligen tales términos como títulos.

Porque las cosas, disminuyendo, aumentan, y
aumentando, disminuyen.

Mi enseñanza es similar a la de otros:
«Los fuertes no mueren por causas naturales».

LA ROPA QUE USA LA TRISTEZA


miércoles, 4 de julio de 2018

¿DÓNDE ESTÁ EL DÉCIMO HOMBRE?


Eran diez amigos. Todos ellos eran muy ignorantes. Decidieron ponerse de acuerdo para hacer una excursión. 

Querían divertirse un poco y pasar un buen día en el campo. Prepararon algunos alimentos, se reunieron a la salida del pueblo al amanecer y emprendieron la excursión. Iban caminando alegremente por los campos charlando sin cesar entre grandes carcajadas. Llegaron frente a un río y, para cruzarlo, cogieron una barcaza que había atada a un árbol. Se sentían muy contentos, bromeando y chapoteando en las aguas. Llegaron a la orilla opuesta y descendieron de la barcaza. 

¡Estaba siendo un día estupendo! Ya en tierra, se contaron y descubrieron que solamente eran nueve. Pero, ¿dónde estaba el décimo de ellos? Empezaron a buscar al décimo hombre. No lo encontraban. Comenzaron a preocuparse y a lamentar su pérdida. ¿Se habrá ahogado? ¿Qué habrá sido de él? Trataron de serenarse y volvieron a contarse. Sólo contaban nueve. La situación era angustiosa. Uno de ellos se había extraviado definitivamente. 

Comenzaron a gimotear y a quejarse. 

Entonces pasó por allí un vagabundo. 

Vio a los hombres que otra vez se estaban contando. El vagabundo descubrió enseguida lo que estaba pasando. 

Resulta que cada hombre olvidaba contarse a sí mismo. Entonces les fue propinando una bofetada a cada uno de ellos y les instó a que se contaran de nuevo. Fue en ese instante cuando contaron diez y se sintieron muy satisfechos y alegres. 

***

El Maestro dice:

DESEO PERMANENTE


martes, 3 de julio de 2018

EL MOLINO


Nelly Delluci atravesó alambradas y pastizales en busca del lugar donde había sido triturada, un campo de concentración llamado La Escuelita, pero el ejército argentino no había dejado ni un ladrillo en pie. 

Toda la tarde anduvo buscando en vano. Y cuando más perdida estaba en plena llanura, deambulando sin ton ni son, Nelly vio el molino. Lo descubrió de lejos. Al acercarse, escuchó la queja de las aspas azotadas por el viento, y no tuvo dudas: 

—Es aquí. 

No había nada más que pasto alrededor, pero ése era el lugar. De pie frente al molino, que ya el crepúsculo teñía de rojo, Nelly reconoció el gemido que quince años antes había acompañado a los presos días tras día, noche tras noche. 

Y recordó: un coronel, harto de la letanía del molino, lo había mandado maniatar. Las aspas habían sido atadas con varias vueltas de tiento, pero el molino había seguido quejándose.
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