jueves, 22 de febrero de 2018

EL CONDUCTOR BORRACHO


Por un sinuoso camino y a gran velocidad, un hombre borracho conducía su carro. De repente, perdió el control del carro, se salió del trayecto y se precipitó contra una charca pestilente. Varias personas, al ver el accidente, corrieron al lugar y ayudaron a incorporarse al conductor.

No podía ocultar su borrachera y, entonces, uno de sus auxiliadores le dijo:

--Pero, ¿es que no ha leído usted el célebre tratado de Naraín Gupta extendiéndose sobre los efectos perjudiciales del alcohol?

Y el ebrio conductor, sin dejar de hipar, tartamudeó:

--Yo soy Naraín Gupta.

***

El Maestro dice: Así procede el falso gurú.

ATENCIÓN VS CONCENTRACIÓN


miércoles, 21 de febrero de 2018

EL BÚNKER DEFENSIVO DEL AUTORITARISMO: "Mis deseos son órdenes"


Las personas autoritarias se atrincheran en una compleja fortaleza cognitiva para mantener el poder y rechazar a los que pudieran ponerlo en duda, posiblemente debido a su inseguridad y para tratar de salvaguardar un autoconcepto endeble. Como si se tratara de un campo de batalla, los autoritarios despliegan todo tipo de estrategias de supervivencia, tratando de defender su posición y sus pensamientos de grandiosidad. Primitivo y peligroso a la vez. El gusto por el poder es una de las características principales de las mentes depredadoras. 

Esta guerra psicológica por tener el control e imponer la soberanía personal a cualquier coste se sustenta en cuatro esquemas altamente nocivos y disfuncionales: inculpación: «Muerte al vil villano»; prerrogativa: «Debes tratarme siempre como yo quiero»; Argumentum ad hominen; y el arte de convencer al súbdito.

INCULPACIÓN: «MUERTE AL VIL VILLANO»

Las personas autoritarias ven adversarios por todas partes. Una noción acomodaticia del bien («lo bueno es lo que me conviene») los lleva a descalificar y censurar cualquier contradicción. Es una mezcla entre egocentrismo e infantilismo moral: «El que no me apoya es culpable de conspiración.» Ver la supuesta perversidad ajena y no la propia es la esencia de la inculpación. La creencia que la sustenta es que cierta clase de gente es vil, malvada o infame y, por lo tanto, debe ser seriamente culpabilizada y castigada por su maldad.117

Recuerdo a un señor que parecía salido de la película La letra escarlata: especialmente cerrado en los temas morales y un fustigador implacable de la gente que consumía droga. Los últimos cinco años de su vida los había pasado señalando e incriminando a los drogodependientes y pidiendo castigos para todo el mundo. Eso le había dado fama de «hombre de hierro» que de manera implacable «luchaba contra el vicio». Obviamente, su autoritarismo crecía como la espuma cada vez que lo invitaban a dar una conferencia o cuando salía por televisión.

¿ENEMISTADO CON EL MOMENTO PRESENTE?


martes, 20 de febrero de 2018

CON LA LEY DE LA ATRACCIÓN NO BASTA


No esperes oportunidades extraordinarias. 
Aprovecha cualquier ocasión, por común que parezca, y hazla grande.
Los débiles esperan sus oportunidades; los fuertes las crean.
Orison Swett Marden

Toda crisis económica pone de manifiesto no sólo diferencias individuales en el modo de afrontar la adversidad, sino también diferencias colectivas que hacen que algunos países salgan rápidamente de la crisis, mientras que otros se hunden en la depresión general.

¿Dónde radica la diferencia entre unos y otros?

Volvemos a la actitud. Mientras la iniciativa y el movimiento forman parte del ADN de los estadounidenses, donde incluso el hecho de arruinarse tras un intento de negocio fallido se considera un mérito digno de reflejarse en el currículo, es más propio del carácter mediterráneo o latino bajar los brazos y esperar a que vuelvan los buenos tiempos. Siempre hay un culpable, además, al que podemos colgar el letrero de causante de la desgracia propia y ajena.

Desde esta pasividad esperan que termine la crisis, olvidando que es responsabilidad de cada persona cambiar sus circunstancias para lograr objetivos diferentes. Reaccionan a la depresión económica y a las dificultades con inmovilismo, cuando justamente en este escenario necesitamos movernos más rápido. Entre otras cosas, porque el río de la crisis baja siempre lleno de oportunidades.

En este sentido, muchas personas han entendido desde la óptica equivocada libros como El secreto. Si bien contienen todos ellos inspiraciones poderosas, es un error pensar que basta con desear algo para que venga a nosotros, una interpretación simplista que a veces se hace sobre la ley de la atracción.

No basta con desear ser millonario para que se derrame en nuestra casa el cuerno de la abundancia, igual que cuando nos enamorábamos de adolescentes, nuestra pasión no era garantía de que llegaríamos a ser correspondidos.
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