martes, 20 de junio de 2017

COSAS OCULTAS


EL PODER DEL PENSAMIENTO IMPARCIAL/EQUILIBRADO


Los prejuicios son distorsiones de la mente, formas inadecuadas de procesar la información, según las cuales se juzga negativamente a personas o grupos. Su consecuencia es destructiva para todos, ya que del prejuicio a la violencia manifiesta hay un paso. Su esencia es el odio, la animadversión o la aversión esencial a otros seres humanos. Por eso, los individuos imparciales y equilibrados en sus juicios tienden a nivelar el sesgo. Ver lo bueno y lo malo, lo que me gusta y lo que no, es darle una oportunidad a la mente para que reconsidere los hechos. Sólo un pensamiento ecuánime y ajustado a la realidad pondrá a temblar el búnker del fanatismo. 

El pensamiento imparcial / equilibrado te permite: 

  • Ver las cosas como son y no distorsionar la información.
  • Aprender a manejar el resentimiento. 
  • No caer en los «ismos» y no permitir que te etiqueten en alguno de ellos. 
  • No excluir a las personas que son distintas. 
  • No sentirte superior (ver la viga en el propio ojo). 

EL ASOMBRO DEL NIÑO


lunes, 19 de junio de 2017

EL CAMINO


Maestro 
Discípulo 
Meditación 
Tiempo

Cada vez que un discípulo está preparado, el maestro lo llama y le dice: Ahora, ¡ve! El discípulo no necesita que se lo anuncien; si necesita anunciarlo, es porque no está prepara­do, porque el yo está allí.

Pero depende. No todo discípulo está prepa­rado en diez años; algunos ni siquiera lo esta­rían en diez vidas, y otros estarán listos en diez segundos. No es algo mecánico. Depende de la calidad, de la intensidad de la conciencia del discípulo. A veces se da: basta una mirada del maestro, y el discípulo está listo. Si está abierto, si no hay barrera, si se ha abandonado, enton­ces un solo momento alcanza. Ni siquiera eso es necesario, porque la cosa se produce por fuera del tiempo.

Pero, si estás calculando, pensando cuándo sucederá, porque crees que ya has esperado bastante -pasó un año, pasaron dos años, pa­saron diez años y esperas, mientras nada suce­de (calculas por dentro)-, entonces estás perdiendo el tiempo. Un discípulo debe abandonar la conciencia del tiempo. El tiempo pertenece al yo; corresponde a la mente. La meditación no tiene tiempo.
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