lunes, 12 de junio de 2017

SIEMPRE ALERTA (O LA PARANOIA DEL FANÁTICO)


Cuatro sesgos o distorsiones que terminan alimentando al monstruo y haciéndolo cada vez menos poderoso: catalogar o etiquetar a las personas; polarización caprichosa: «Los otros son todos iguales»; sobregeneralización; y siempre alerta (o la paranoia del fanático). 

SIEMPRE ALERTA (O LA PARANOIA DEL FANÁTICO) 

Toda guerra se basa en el miedo. Si los otros son mis enemigos, deberé estar a la defensiva para anticiparme al ataque o a la invasión. ¿Invadir qué? Mi territorio, mis costumbres, mis símbolos, mis valores; en fin, mi estilo de vida. Si el paranoide y el fanático tienen razón, la vida equivaldría a un holocausto anticipado. Ésta es la cruz que deben soportar los que han hecho del prejuicio una forma de vida. Miedo a todo y a todos. 

En cierta ocasión fui de camping con varios amigos. Cuando empezamos a montar las tiendas, uno de ellos comenzó a deshacer la mochila y a mostrar las cosas que había traído, a la vez que explicaba su uso e importancia para la supervivencia en lugares inhóspitos. En ese momento, vinieron a mi mente dos antiguas reminiscencias cinematográficas: Fin de semana trágico (una película de unas personas que van a acampar y que son acosadas por unos montañistas) y la clásica Desembarco en Normadía. Lo único que le faltó a mi amigo fue llevar granadas de fabricación casera. Por orden de aparición, el ajuar estaba compuesto de: dos cuchillos de cacería tipo Rambo, un rifle de copas o balines, un revólver 22 corto, dos navajas suizas, tres cantimploras de guerra, un traje de camuflaje, dos tipos de mosquiteros electrónicos, tres móviles, una radio de onda corta y un botiquín de primeros auxilios que habría despertado la envidia de la Cruz Roja Internacional. El hombre no se había preparado para estar con la naturaleza sino contra ella. 

LAS PUERTAS A LO NO MANIFESTADO


sábado, 10 de junio de 2017

SILENCIO VIVO


Unidad 
Silencio 
Mente 
Opuestos 
Energía

La mente se mueve en forma lineal, simple, directa. Nunca va hacia el polo opuesto. Rechaza los opuestos. Cree en la uni­dad, mientras que la vida cree en la dualidad. Por eso, todo lo que la mente crea siempre eli­ge la unidad. Si la mente elige el silencio, si la mente se hartó de todo el ruido generado por la vida y decide permanecer en silencio, la mente se va al Himalaya. Quiere estar en silen­cio. No quiere saber nada con ningún tipo de ruido. Hasta el canto de los pájaros la perturba, y una brisa que atraviesa los árboles es una mo­lestia. La mente quiere silencio. Ha optado por lo lineal; entonces, debe negar completamente al opuesto. Pero este hombre que vive en el Hi­malaya, buscando el silencio, evitando lo otro, el opuesto, se transformará en un muerto, segu­ro que se aburrirá. Y, cuanto más elija el silen­cio, tanto más se aburrirá, porque la vida nece­sita de la oposición, del desafío de la oposición. Hay un tipo diferente de silencio que existe entre dos opuestos. El primero es un silencio muerto, el silencio de los cementerios. Un hom­bre muerto está en silencio, pero no querrías ser un muerto. Un hombre muerto está en un silencio absoluto: nadie puede molestarlo. Su concentración es perfecta: no puedes hacer na­da que distraiga su mente. Su mente está absolutamente inmóvil. Aun si todo el mundo a su alrededor se enloquece, no perderá su concentración. Pero igual no que­rrías ser un muerto. Silencio, concentración, o como se lla­me, no te gustaría ser un muerto, porque cuando estás en silencio, una vez muerto, este silencio no significa nada.

El silencio debe producirse cuando estás absolutamente vivo, vital, burbujeante de vida y energía. Entonces, el si­lencio adquiere mucha importancia. Pero entonces el silen­cio será de una cualidad diferente, absolutamente diferen­te. No será aburrido, será un silencio vivo. Será un sutil equilibrio entre dos polaridades.

EL GRANJERO CHINO (Alan Watts)

EXPRESAR SIN CONCEPTOS


jueves, 8 de junio de 2017

OTRAS PUERTAS


El Ahora puede considerarse la puerta principal. Es un aspecto esencial de todas las otras, incluido el cuerpo interior. Usted no puede estar en su cuerpo sin estar intensamente presente en el Ahora. 

El tiempo y lo manifestado están ligados tan inextricablemente como lo están el Ahora sin tiempo y lo No Manifestado. Cuando usted disuelve el tiempo psicológico por medio de la conciencia intensa del momento presente, usted se vuelve consciente de lo No Manifestado tanto directa como indirectamente. Directamente, lo siente como la irradiación y el poder de su presencia consciente, sin contenido, sólo presencia. Indirectamente, usted es consciente de lo No Manifestado a través del reino sensorial. En otras palabras, usted siente la esencia de Dios en cada criatura, en cada flor, en cada piedra y usted comprende "Todo lo que es, es santo". Por eso Jesús, hablando completamente desde su esencia o identidad de Cristo, dice en el Evangelio apócrifo de Tomás: "Rompan un trozo de madera; yo estoy allá. Levanten una piedra y me encontrarán allá". 

Otra puerta a lo No Manifestado se produce dejando de pensar. Esto puede empezar con algo muy sencillo, como hacer una respiración consciente o mirar una flor en un estado de alerta intensa, de modo que no haya un comentario mental al mismo tiempo. Hay muchas formas de producir una brecha en la corriente incesante de pensamiento. De eso se trata fundamentalmente la meditación. El pensamiento es parte del reino de lo manifestado. La actividad mental continua lo mantiene aprisionado en el mundo de las formas y se convierte en una pantalla opaca que le impide hacerse consciente de lo No Manifestado, de la esencia sin forma y sin tiempo de Dios que hay en usted y en todas las formas y las criaturas. Cuando usted está intensamente presente, no necesita preocuparse de la detención del pensamiento, por supuesto, porque entonces la mente se detiene automáticamente. Por eso he dicho que el Ahora es un aspecto esencial de cualquier otra puerta. 
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