domingo, 28 de mayo de 2017

LA COMPRENSIÓN HACE POSIBLE LA COMPASIÓN


La comprensión es la sustancia con la que fabricamos compasión. ¿A qué clase de comprensión me refiero? A la comprensión de que el otro también sufre. Cuando sufrimos tendemos a creer que somos víctima de otras personas, que somos los únicos que sufren. Esto no es cierto, la otra persona también sufre. También tiene sus dificultades, sus miedos y sus preocupaciones. Si sólo fuéramos capaces de ver el dolor que hay en él o en ella, empezaríamos a comprenderlos. Una vez que la comprensión está presente, la compasión es posible.

¿Tenemos bastante tiempo para analizar la condición de la otra persona? La otra persona puede ser otro recluso como nosotros o un guardia. Si observamos, podemos ver que hay mucho sufrimiento en él. Quizás no sepa manejar su sufrimiento. Quizás permite que su sufrimiento crezca porque no sabe manejarlo, y esto le hace sufrir a él y hace sufrir a otras personas que le rodean. Con esta clase de consciencia, empezarán a comprender, y la comprensión despertará su compasión. Si hay compasión en ustedes, sufrirán menos, y les motivará el deseo de hacer algo, o de no hacer nada para que esa persona sufra menos. Su manera de mirarle o sonreírle podrá ayudarle a sufrir menos y hará que tenga fe en la compasión.

Yo describiría mi práctica como la práctica de cultivar la compasión. Pero sé que la compasión no es posible sin comprensión. Y la comprensión sólo es posible si tienen tiempo para observar profundamente. Meditar significa observar profundamente para comprender. En el monasterio donde vivo, por las mañanas tenemos mucho tiempo para la tarea de observar profundamente. En un centro correccional hay también mucho tiempo y muchas posibilidades para observar profundamente. Es un entorno muy propicio para la práctica de observar compasivamente para que la compasión pueda crecer como factor liberador. Estoy convencido de que si uno de ustedes o diez o veinte de ustedes, practican la observación compasiva, podrán transformar este lugar en muy poco tiempo. Pueden traer el paraíso aquí mismo.

AFERRARSE A LAS OPINIONES


sábado, 27 de mayo de 2017

ZEN ANIMADO

POLARIZACIÓN CAPRICHOSA: «LOS OTROS SON TODOS IGUALES»


Cuatro sesgos o distorsiones que terminan alimentando al monstruo y haciéndolo cada vez menos poderoso: catalogar o etiquetar a las personas; polarización caprichosa: «Los otros son todos iguales»; sobregeneralización; y siempre alerta (o la paranoia del fanático). 

POLARIZACIÓN CAPRICHOSA: «LOS OTROS SON TODOS IGUALES» 

El pensamiento dicotómico o polarizado atraviesa todo el trasfondo de la mente rígida. En el caso del prejuicio, eliminar la posibilidad de los términos medios y los grises conduce a reafirmar las opiniones radicales. Si digo: «Las lesbianas lo único que quieren es sexo», fortalezco el prejuicio porque elimino de manera radical los matices «a veces», «en ocasiones» o «algunas lesbianas». Lo único significa «nada más». O una probabilidad cero para cualquier otra opción. Por ejemplo, si afirmo que los adolescentes «siempre» buscan el placer por el placer y me creo realmente tal afirmación, interpretaré que todas las conductas de los jóvenes están guiadas por el hedonismo y el desenfreno. 

Cuando generamos un prejuicio hacia alguna persona o grupo, nos negamos a ver las excepciones, porque de hacerlo el prejuicio empezaría a perder fuerza. Si pienso irracionalmente que los afrodescendientes son agresivos y me reafirmo, obstinado, en esa idea, reconocer que algunos de ellos son pacíficos generaría en mi mente un caos informacional. Tendría que crear varias subrutinas, remover la información de base y revisar esquemas relacionados para adaptarme a la nueva realidad. La existencia de individuos afrodescendientes pacíficos sería la prueba viviente de que el prejuicio carece de fundamento, es decir, de que la generalización no es verdadera y que, por lo tanto, el estereotipo debe revisarse.
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