viernes, 9 de diciembre de 2016

CUATRO PASOS HACIA LA SABIDURÍA (TERCER PASO)


TERCER PASO A LA SABIDURÍA

El tercer paso: Nunca se identifique con dicho sentimiento (los que están en usted); éste no tiene nada que ver con el "yo". No defina su ser esencial en función de ese sentimiento. No diga: "Yo estoy deprimido". si quiere decir que la depresión está ahí, eso está bien; si quiere decir que la melancolía está ahí, eso está bien. Pero no diga: Yo estoy melancólico. Usted se está definiendo en función de este sentimiento. Ésa es su ilusión: ése es su error. Hay una depresión ahí en este momento, hay sentimientos lastimados ahí en este momento, pero déjelos, déjelos solos. Eso pasará. Todo pasa, todo. Sus depresiones y emociones no tienen nada que ver con la felicidad. Son el movimiento del péndulo. Si ve emociones, prepárese para la depresión ¿Quiere su droga? Prepárese para la resaca. El péndulo se mueve de un extremo a otro.

Esto no tiene nada que ver con el "yo"; no tiene nada que ver con la felicidad. Es el "mi". Si usted recuerda esto, si se lo dice a usted mismo mil veces, si ensaya estos tres pasos mil veces, lo logrará. Es posible que no necesite hacerlo ni tres veces. No lo sé; no hay ninguna regla. Pero hágalo mil veces y hará el mayor descubrimiento de su vida. ¿Qué importan esas minas de oro en Alaska? ¿ Qué va a hacer con ese oro? si no es feliz no puede vivir. De modo que encontró oro. ¿Qué importa? Usted es un rey; usted es una princesa. Usted es libre: ya no le importa ser aceptado o rechazado, eso no importa. Los psicólogos nos dicen que es muy importante tener un sentimiento de pertenencia. ¡Paja! ¿Para qué quiere usted pertenecer a alguien? Eso ya no importa.

MENTE DORMIDA


jueves, 8 de diciembre de 2016

JUECES DE LA VERDAD


El que se erige en juez de la verdad y el conocimiento es desalentado por las carcajadas de los dioses.

Según explica el divulgador Eduard Punset en uno de sus artículos, nuestro cerebro hace una división automática entre «nosotros» y «ellos», utiliza la mayor parte de la energía que recibe para imaginar y predecir. Todo ello crea divisiones y límites que nos separan de los «otros», cimentando prejuicios y miedos, a partir de temores instintivos, para mantenernos alerta ante los que no forman parte de nuestra «tribu».

Estos prejuicios y fobias forman parte de nuestra cultura cotidiana. Los encontramos en los que sienten verdadera pasión por un equipo y odian al rival, hasta en quienes evitan a una persona solo por su sexo o su color de piel.

Según la biología, esta es una función natural en muchos animales y que sirve para proteger la manada y marcar territorio. En los seres humanos son sentimientos viscerales que nos hacen emitir juicios de valor, a menudo injustificadamente.

EL SENTIMIENTO ESTÁ EN USTED


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