MAXIMIZACIÓN PESIMISTA: «VIVIR ES SUFRIR»
Esta distorsión tiene algo de cierto. Tal como dijo Buda, la vida está impregnada de sufrimiento: indefectiblemente enfermaremos, envejeceremos y moriremos. Sin embargo, una cosa es aceptar el sufrimiento como parte de la naturaleza humana y otra hacer una apología al dolor. Es verdad que en ocasiones el sufrimiento puede ser un camino que nos obligue a conocernos a nosotros mismos y a crecer, pero no es el único. Exaltar la depresión como una forma de sabiduría es, además de irracional, desconocer la faceta gozosa de la vida. No hablo de evitar la realidad y regodearse en el autoengaño, sino de saber llevar la existencia personal por buen camino.
Para los rígidos de línea dura, el optimismo es una peligrosa enfermedad que hay que erradicar de raíz. El paquete desesperanzador está constituido por una serie de sesgos: descalificar lo positivo, magnificar lo negativo y estar preparado siempre para lo peor. Como resulta obvio, la aplicación de este estilo preventivo hará que la vida pierda su encanto. Si el mundo es un campo de batalla y el futuro es negro, el humor será imposible de digerir.