Conciencia
Testigo
Vehículo
Movimiento
Contemplación
La conciencia es el punto medio. Entonces, a veces, cuando es necesario, abres la mano; y a veces, cuando es necesario, cierras el puño. No te haces adicto al puño apretado ni a la mano abierta. No tienes adicciones ni neurosis. No eres cristiano, ni hindú, ni jainita, ni budista, pues éstas son adicciones, son todas actitudes neuróticas. Tú simplemente eres consciente.
Y, cuando eres consciente, a veces actúas como un cristiano, perfectamente cristiano; a veces, como un perfecto budista; y, a veces, te comportarás como un perfecto mahometano. Nadie sabe. A veces, el Corán; a veces, el Gita; y, a veces, la Biblia. Pero nunca lo decides de antemano, nunca estás preparado; todo el que está preparado se equivoca.
En la vida no hay ensayos. No puedes ensayar una situación; no puedes estar preparado para ella. Te mueves sin estar preparado. Y, cuando descubres este hecho (que moverse sin estar preparado es crear una situación en la que estemos más conscientes), entonces es la situación, y no tú en realidad, la que decide. Todo, tú y la situación total, se juntan y ocurre. Tú no eres el que decide y tampoco eres la víctima. Actuaste como la unidad orgánica de la existencia lo decidió en ese momento. No eres responsable: no hiciste nada; sólo fuiste el vehículo.