Esta distorsión se basa en una mala resignación. Por ejemplo, cuando criticamos determinado sistema político o económico y alguien dice: «No te quejes, podría ser aún peor» o «éste es el único que tenemos» o «es el menos malo». Si nos atenemos a una de las leyes de Murphy (Las cosas siempre pueden empeorar un poco más) o a Séneca («Todo tiempo pasado fue mejor»), deberíamos concluir que siempre puede ocurrir algo más grave, más peligroso o más complicado. Siempre habrá alguien que esté peor. Y eso nos sirve de consuelo. Veamos dos ejemplos:
Hambruna:
—¿No cree usted que la hambruna en África debería avergonzarnos a todos?
—Cada cual ayuda como puede.
—Pero los niños se mueren; el hambre y la miseria siguen...
—Podría ser peor.
—¿En qué sentido?
—¡Es obvio! ¡No todo el mundo pasa hambre!
Salud: