domingo, 28 de agosto de 2016
sábado, 27 de agosto de 2016
viernes, 26 de agosto de 2016
EL CANTOR
Cuando Alfredo Zitarrosa murió en Montevideo, su amigo Juceca subió con él hasta los portones del Paraíso, por no dejarlo solo en esos trámites. Y cuando volvió, nos contó lo que había escuchado.
San Pedro preguntó nombre, edad, oficio.
—Cantor —dijo Alfredo.
El portero quiso saber: cantor de qué.
—Milongas —dijo Alfredo.
San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad, y mandó:
—Cante.
jueves, 25 de agosto de 2016
miércoles, 24 de agosto de 2016
martes, 23 de agosto de 2016
LAS SEMILLAS DE LA IRA, LAS SEMILLAS DE LA COMPASIÓN
A menudo hablamos de la conciencia como de un terreno. Las semillas de las formaciones mentales se entierran en nuestra conciencia-receptáculo. Estas formaciones mentales nacen y surgen de nuestra mente consciente, se quedan ahí durante un tiempo y después vuelven a la conciencia-receptáculo bajo la forma de una semilla.
Nuestra compasión también reposa en nuestra conciencia-receptáculo bajo la forma de una semilla. Cada vez que sentimos o regamos una semilla, brotará y se manifestará en nuestra mente consciente, el nivel superior de la conciencia. Si una semilla positiva, como la de la alegría o la compasión, se riega y se manifiesta, hará que nos sintamos felices. En cambio, si una semilla negativa, como la de la envidia, se riega y se manifiesta, hará que nos sintamos infelices. Mientras nuestra alegría o nuestra cólera están enterradas en la tierra y nadie las despierta, las llamamos semillas. Pero cuando se manifiestan en la mente consciente, las llamamos formaciones mentales. Hemos de reconocer la ira bajo sus dos formas: como una semilla en nuestra conciencia-receptáculo y como una formación mental, una zona activa de energía que aflora a nuestra mente consciente. Hemos de comprender que aunque la ira no se manifieste, sigue estando ahí.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)