miércoles, 17 de agosto de 2016

UN MÉDICO, UN ZORRO Y UNA SERPIENTE


Hace muchísimos siglos, más allá incluso del recuerdo, vivía en el estado de Jambdivida un joven médico, dotado con todos los talentos, al que unas penas de amor obligaron al exilio. Vagó durante largo tiempo por los caminos de la India y al final llegó a una provincia desconocida, donde decidió instalarse. Este médico era un hombre bueno, practicaba los «cuatro inconmensurables"11 y su compasión por todos los seres vivos respetaba la regla de las diez virtudes. 

Una mañana de verano iba siguiendo un camino del campo cuando estalló una tormenta espantosa, seguida de un auténtico diluvio. Pronto los caminos, los campos y los bosques fueron invadidos por las aguas tumultuosas de un río salido de madre. El joven médico creyó que su última hora había llegado. En aquel momento una tabla, sin duda una puerta de templo arrancada de sus goznes, pasó junto a él; el joven se agarró a ella con energía, se subió encima y así se encontró provisionalmente a salvo. Mientras contemplaba el desastre, zarandeado sobre su trozo de puerta en medio de las aguas fangosas, vio un zorro, de pelaje rojizo oscuro, con la mirada apagada y la cola empapada y caída, que se ahogaba a unos metros de él. Se asomó lo más lejos que pudo fuera de su balsa improvisada y tendió la mano al zorro. El intento era peligroso, y el médico estuvo a punto de perder el equilibrio. Pero consiguió llevar el zorro sobre la tabla, a su lado. 

*

Un poco repuesto de sus emociones, el zorro se sacudió, se secó y comenzó a tomarle gusto a la vida de nuevo: 

-Señor -dijo-, soy un zorro importante y poseo una famosa madriguera en el bosque, que distinguís debajo de nosotros. Cuando las aguas se hayan retirado, os invitaré a mi casa. 

NO TODO ES POSIBLE


martes, 16 de agosto de 2016

«TODO ES POSIBLE»


Es una variación del punto anterior («YA LO HE DECIDIDO»), una forma de esperanza ilimitada. A pesar de las buenas intenciones, y para desgracia de los fanáticos del optimismo, desear algo con todas las fuerzas no es suficiente para que la realidad cambie, los mares se abran o las manzanas se conviertan en sandías. Podríamos pararnos frente a un camión que se acerca velozmente y desear de todo corazón que no nos atropelle o subirnos a un piso treinta y con todo nuestro ser desear volar antes de lanzarnos, pero es mejor dejarle un espacio al escepticismo. Es mejor no intentarlo. El deseo es un motor importante, no cabe duda, y es el impulso vital que nos mueve hacia nuestros fines más preciados, pero es evidente que no posee el poder sobrenatural que le atribuimos. El deseo puede obrar como profecía autorrealizada; es decir, actuar sobre el medio, casi siempre de manera no consciente, para hacer que nuestras expectativas, positivas o negativas, se cumplan. Pero eso nada tiene que ver con hacer milagros o contrariar las leyes de la naturaleza. Una de las respuestas típicas del dogmático ante una evidencia en contra abrumadora es sacarse de la manga el siguiente pensamiento mágico: «Todo es posible.»

Pero no, no todo es posible. Al menos en esta vida y en este planeta. Y no es pesimismo oscurantista, sino realismo crudo y saludable. Es verdad que hay gente que se cura inexplicablemente de un cáncer, pero hay otras que no. Algunos salen adelante luchando y confiando en que un ser superior los ayudará en su recuperación, pero otros muestran mejorías sustanciales cuando aceptan que lo peor pueda ocurrir. La entrega total y realista al universo, a la divina providencia, o como queramos llamarlo, también puede sacarnos del problema. 

METAS



Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantesy máximas motivadora
Lucia Canovi
Fotografía extraída de internet

lunes, 15 de agosto de 2016

NO DEJES DE SER AVENTURERO


Nunca dejes de ser aventurero. Ni por un momento olvides que la vida es de aquellos que son exploradores. No pertenece a lo estático, sino a lo que fluye. Nunca te conviertas en una represa, se siempre un río.

La mente no es capaz de enfrentarse a lo nuevo. No puede conjeturar qué es, no puede encajarlo en categorías, no puede etiquetarlo; lo nuevo la desconcierta. La mente pierde toda su eficiencia cuando se enfrenta a algo nuevo.

Con el pasado, con lo viejo, con lo familiar, se encuentra muy a gusto, porque sabe qué es, cómo comportarse, qué hacer, qué no hacer. Es perfecta en lo conocido; se mueve en un territorio bien recorrido. Incluso puede moverse en la oscuridad; la familiaridad ayuda a que la mente no tenga miedo. Pero hay que entender el siguiente problema: como la mente nunca tiene miedo con lo conocido, no te permite crecer. El crecimiento es para lo nuevo, y la mente solo está relajada y sin temor con lo viejo. De manera que se aferra a lo antiguo y evita lo nuevo. Lo viejo parece sinónimo de vida y lo nuevo de muerte; ese es el modo que tiene la mente de contemplar las cosas. Debes hacerla a un lado.
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