jueves, 31 de marzo de 2016

IRA INTERIOR


Una parte de la ira es comprensible porque está relacionada con personas, con situaciones. Pero cuando se elimina esa capa superficial, entonces te encuentras con una fuente de ira que no está relacionada con nada exterior, que sencillamente es una parte de ti.

Se nos ha enseñado que la ira solo surge en determinadas situaciones tensas. Eso no es verdad. Nacemos con ira, es parte de nosotros. Aparece en ciertas situaciones, y en otras permanece inactiva, pero está ahí.

De modo que primero hay que lanzar la ira que está relacionada, y luego uno se encuentra con la más profunda fuente de ira, que no está relacionada con nada más... con la que nacemos. No va dirigida a nada,

y ahí radica el problema para comprenderla. Pero no hace falta entenderla. Simplemente arrójala... no sobre alguien, sino sobre una almohada, al cielo, a Dios, a mí.

AVANZAR


Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantesy máximas motivadora
Lucia Canovi

miércoles, 30 de marzo de 2016

RECUERDA A QUIENES SIRVES*


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La mesera puso un vaso de agua enfrente de él.

—¿Cuánto cuesta un helado con chocolate y maní? —preguntó el niño.

—Cincuenta centavos —respondió la mujer.

El niño sacó la mano del bolsillo y examinó las monedas.

—¿Cuánto cuesta un helado solo? —volvió a preguntar. Algunas personas esperaban mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente.

—Veinticinco centavos —dijo bruscamente.

El niño volvió a contar las monedas.

—Quiero el helado solo —dijo.

LIMITACIONES


martes, 29 de marzo de 2016

HISTORIA DE RYONEN


Ryonen, cuyo nombre significa «clara comprensión», era una muchacha adornada con todas las gracias. Con su blanca tez anacarada, su espesa cabellera dispuesta en un pesado moño en la frágil nuca y sus ojos profundos como un lago, era elegante y fina, y su compostura era perfecta. Ryonen pertenecía a una noble familia de guerreros samuráis, poseía un gran talento como música y también estaba dotada para la pintura y la poesía. La emperatriz se fijó en ella entre todas las damas de palacio y la hizo entrar en su círculo íntimo. Ryonen tenía entonces diecisiete años, y esta historia tenía lugar hacia el año 1700, en el período Edo, durante el shogunato de Togugawa Toshimune, cuyo sabio gobierno proporcionó al Japón un largo ciclo de paz y prosperidad. 

Ryonen no se contentaba con ser maravillosamente bella, sino que unía a las cualidades del espíritu las del corazón, y todo el mundo, desde la más noble dama hasta la menor sirvienta, la amaba. Por eso la sorpresa y la consternación fueron unánimes cuando anunció que deseaba retirarse a un monasterio para estudiar el Zen. Su familia, alertada, se negó rotundamente. Ryonen insistió. Se llegó a un compromiso. Primero Ryonen tenía que casarse y tener tres hijos, entre ellos un varón para asegurar la continuidad del linaje. Después, si todavía lo deseaba, tendría libertad para afeitarse la cabeza e ir a mendigar su alimento por los caminos con una escudilla de arroz en la mano, o para ir a esconder su belleza en un templo zen. Ryonen respetaba a su familia y a sus antepasados, y se inclinó. Y la vida siguió su curso apacible. Su familia, tranquilizada, pensaba que habría olvidado completamente su capricho. A la edad de diecinueve años, Ryonen se casó con un gran señor en medio de fastos extraordinarios. Le dio dos hijas, que prometían ser tan gentiles como su madre, y un niño sólido y tranquilo, el pequeño Oshiba. 
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