martes, 8 de marzo de 2016
lunes, 7 de marzo de 2016
ORACIÓN
Se debería desaprender la oración; debería ser algo espontáneo.
Hay muchas personas que rezan en las iglesias, en los templos, y no sucede nada... nada va a suceder. Pueden seguir rezando durante vidas enteras que nada va a suceder, porque la plegaria no es espontánea. La están dirigiendo; pasa por la mente. Son demasiado sabios, y para que una oración funcione debes ser tonto.
Es una tontería... puede que incluso te sienta incómodo por hablar con Dios.
domingo, 6 de marzo de 2016
LA MENTE LÍQUIDA
¿Quién no ha estado alguna vez con alguien que nunca toma partido por nada o que adopta alternativamente posiciones contradictorias sin intentar resolverlas o comprenderlas siquiera? Recuerdo que en cierta ocasión asistí a un seminario con el sociólogo Lipovetsky y, cuando le preguntaron si era de derechas o de izquierdas, respondió tranquilamente: «Depende del día: a veces soy de izquierdas y a veces soy de derechas.» Esa actitud sorprendió a gran parte del auditorio y también a mí. Asumir una actitud flexible no implica ser un barco sin rumbo en medio del océano. Andar a la deriva en cuestiones ideológicas o éticas, sin un camino claro por donde transitar, puede resultar altamente contraproducente para el sujeto e incluso para la sociedad. Imaginemos que un ministro de Economía dijera: «Según mi estado de ánimo a veces soy republicano y a veces demócrata.» ¿Su ministerio tendría éxito? Muy probablemente no. Su política económica sería un fenómeno indescifrable y vaporoso y las protestas irían en aumento.
No digo que haya que resolver siempre y a cualquier precio todas las dudas y conflictos en los cuales estamos enfrascados, pero tampoco debemos quedar atrapados necesariamente en ellos y eliminar por arte de magia cualquier proceso de toma de decisión en aras de una comodidad intelectual o emocional. Ciertas contradicciones son insostenibles per se, por ejemplo: un ateo / creyente, un psicópata / defensor de los derechos humanos o un verdugo / amable.
Una de las cuestiones básicas que definen la flexibilidad es precisamente el proceso de búsqueda de información sin temor al cambio. La gente flexible no carece de opiniones; las tiene, pero no son intocables. Es decir, la flexibilidad psicológica se mueve entre el dogmatismo tenebroso de las mentes oscuras y la indolencia haragana de las mentes etéreas. El término medio son las convicciones racionales y razonadas: «Tengo ideas, puedo sustentarlas de manera racional y estoy dispuesto a oír seriamente otros puntos de vista.»
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