Se dice que en los momentos difíciles, lo único que sana es Bodhichitta. Cuando la inspiración ha desaparecido, cuando estamos dispuestos a rendirnos, este es el momento en que puede hallarse la sanación en la ternura que hay en el dolor. Este es el momento en que puede tocarse el genuino corazón de bodhichitta.
EL, PADRE DE UN NIÑO de dos años contó que un día puso la televisión y de repente se encontró con la noticia de la bomba que estalló en un edificio federal de Oklahoma City. Observó a los bomberos llevarse los cuerpos heridos y ensangrentados de los niños de la guardería que estaba en el primer piso. Dijo que en el pasado había podido distanciarse del sufrimiento de los demás, pero desde que fue padre las cosas cambiaron. Se sintió como si cada uno de aquellos niños fuera suyo. Sintió el dolor de todos los padres como algo propio.
Esta conexión con el sufrimiento ajeno, esta incapacidad de mirarlo a distancia, es el descubrimiento de nuestro punto delicado, el descubrimiento de la bodhichitta. Bodhichitta es una palabra sánscrita que significa «corazón noble o despierto». Se dice que está presente en todas las cosas. Así como la mantequilla es inherente a la leche o el aceite es inherente a la aceituna, este lugar delicado es inherente a ti y a mí.