domingo, 31 de enero de 2016

LA MEDIDA DEL ÉXITO ES EL ÉXITO A TU MEDIDA


Carta 21

La medida del éxito es el éxito a tu medida

«No trates de hacerlo... ¡hazlo! De lo contrario, ni siquiera vale la pena que lo intentes.»
Maestro Joda a Luke Skywalker en El imperio contraataca, de George Lucas

Querido/a amigo/a:

Demasiado a menudo la complicación de la vida obedece al «efecto rebaño», a la incapacidad de pensar por nuestros propios medios, a estar más pendientes de las cosas que de nosotros y a buscar el perverso éxito social, la fama o como quieras llamar a ese engañoso espejismo.

El «efecto rebaño» puede llevarnos a querer medir nuestra capacidad de logros en base al éxito social. O a la imagen de este éxito que se nos transmite: pasarse el día jugando a golf, viajar en coches deportivos, rodearse de glamour...

Mientras que el éxito inteligente consiste más bien en ir descubriendo progresivamente el propósito de nuestra vida y disfrutar de cada paso, de estar en el camino.

A algunas personas este éxito inteligente les llevará a una vida sencilla y a otras al glamour... Dependerá de cada uno. 

En cualquier caso, lo que importa es que sientas que vives tu vida, que estés en paz con tu interior y que contribuyas abiertamente a crear una sociedad mejor.

La realización profesional es muy importante, ya que la profesión ocupa mucho tiempo de nuestra vida, casi la mitad del tiempo que pasamos despiertos (y para una gran cantidad de personas, bastante más de la mitad de ese tiempo).

Por tanto...

DEFINE EL ÉXITO A TU MANERA Y A TU MEDIDA.

¿QUÉ ESTÁN BUSCANDO?


Carl Jung cuenta en uno de sus libros una conversación que tuvo con un jefe indígena norteamericano que le señaló que tal como él lo percibía los blancos tienen caras tensas, ojos penetrantes y un porte cruel. Dijo "Están siempre buscando algo. ¿Qué están buscando? Los blancos siempre quieren algo. Siempre están incó­modos e inquietos. No sabemos lo que quieren. Creemos que están locos". 

La corriente subterránea de desasosiego constante comenzó mucho antes del surgimiento de la civilización industrial occidental, por supuesto, pero en la civilización occidental, que ahora cubre casi todo el globo, incluyendo la mayor parte del Este, se manifiesta en una forma aguda sin precedentes. Estaba ahí ya en la época de Jesús y también seiscientos años antes, en la época del Buda, y mucho antes. ¿Por qué están siempre inquietos? Preguntaba Jesús a sus discípulos. "¿Puede la preocupación añadir un solo día a su vida?" Y el Buda enseñó que la raíz del sufrimiento debe buscarse en nuestro continuo desear y ansiar. 

sábado, 30 de enero de 2016

PASAJE (Epílogo)


Este relato llegó a mis manos hace unos meses por Internet. 

Contaba en aquel entonces una historia muy parecida a ésta, pero el sentido final de cuento era espantoso: de una maravillosa idea, alguien había hecho una horrible pancarta de discriminación y resentimientos, algo parecido a lo que ocurre entre algunos amados cuando el camino deja de ser el mismo. 

Decidí pues, como tantas otras veces, reescribir el relato para que llevara el mensaje que yo le creía merecedor. 

El rey Arturo había enfermado. En tan sólo dos semanas su debilidad lo había postrado en su cama y ya casi no comía. Todos los médicos de la corte fueron llamados para curara al monarca pero nadie había podido diagnosticar su mal. Pese a todos los cuidados, el buen rey empeoraba. 

Una mañana, mientras los sirvientes aireaban la habitación donde el rey yacía dormido, uno de ellos le dijo al otro con tristeza. 

- Morirá... 

En el cuarto estaba Sir Galahad, el mas heroico y apuesto de los caballeros de la mesa redonda y compañero de las grandes lides de Arturo. 

Galahad escuchó el comentario del sirviente y se puso de pie como un rayo, tomó al sirviente de las ropas y le gritó: 

- Jamás vuelvas a repetir esa palabra, ¿entiendes?. El rey vivirá, el rey se recuperará... Sólo necesitamos encontrar al médico que conozca su mal, ¿oíste?. 

El sirviente, temblando, se animó a contestar. 

- Lo que pasa, Sir, es que Arturo no está enfermo, está embrujado. Eran épocas donde la magia era tan lógica y natural como la ley de gravedad. 

- ¡Por que dices eso, maldición! – preguntó Galahad. 

- Tengo muchos años, mi señor, y he visto decenas de hombres y mujeres en esta situación, solamente uno de ellos ha sobrevivido. 

- Eso quiere decir que existe una posibilidad... Dime como lo hizo ése, el que escapó de la muerte. 

- Se trata de conseguir un brujo mas poderoso que el que realizó el conjuro, si eso no se hace, el hechizado muere. 

- Debe haber en el reino un hechicero poderoso – dijo Galahad -, pero si no está en el reino lo iré a buscar del otro lado del mar y lo traeré. 

- Que yo sepa hay solamente dos personas tan poderosas como para curar a Arturo, Sir Galahad, uno es Merlín, que aun en el caso de que se enterarara tardaría dos semanas en venir y no creo que nuestro rey pueda soportar tanto. 

- ¿Y la otra? 

TANTO PARA APRENDER*


Aprendí que la mayoría de las cosas por las que me preocupo nunca suceden.

Aprendí que cada logro alguna vez fue considerado imposible.

Aprendí que nada de valor se obtiene sin esfuerzo.

Aprendí que la expectativa es con frecuencia mejor que el suceso en sí.

Aprendí que aun cuando tengo molestias, no necesito ser una molestia.

Aprendí que nunca hay que dormirse sin resolver una discusión pendiente.

Aprendí que no debemos mirar atrás, excepto para aprender.

Aprendí que cuando alguien aclara que se trata de principios y no de dinero, por lo general se trata de dinero.

Aprendí que hay que luchar por las cosas en las que creemos.

Aprendí que las personas son tan felices como deciden serlo.

viernes, 29 de enero de 2016

EL VERDADERO TESORO


Bodhidharma, nacido en Sri Lanka 500 años después de Jesucristo, era el tercer hijo del rey de esta región hindú. A la edad de ocho años, se podía afirmar que ya tenía el satori. He aquí porqué: 

Un día, su maestro, un gran monje llamado Hanny Tara, recibió del rey una piedra de un valor inestimable. El maestro preguntó a los tres príncipes: ¿Conocéis algo en este mundo que tenga un valor más grande que esta piedra? 

El príncipe primogénito respondió: —Solamente usted, Maestro, ha recibido este regalo, usted está en posesión del tesoro más bello de la tierra. 

El segundo príncipe respondió igualmente: —Aunque buscáramos toda nuestra vida, no podríamos encontrar en nuestro mundo una piedra comparable. 

Bodhidharma, que tenía entonces ocho años, dijo a su vez —Es un verdadero tesoro, un tesoro inestimable, pero es un tesoro de este mundo, un tesoro vulgar.
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