Una ruptura afectiva, puedes sacar provecho psicológico de ella. La siguiente guía de seis pasos, te ayudará a pensar ordenadamente la cuestión.
5. SEPARACIÓN Y TRAUMA NO SON SINÓNIMOS
Inconscientemente podrías estar desempeñando el papel de víctima, cuando no tiene por qué ser así. La lógica indica que salir de una mala relación sería más un motivo de festejo que de amargura, como los que salen de la cárcel o se salvan de una cirugía de alto riesgo. Si el matrimonio en el que estabas era excelente, ¿por qué tuvo lugar entonces la separación? Quizá no era tan «excelente». Un hombre estaba profundamente compungido porque su mujer lo había dejado por otro. Sesión tras sesión me hablaba de las virtudes de su ex esposa y de lo afortunado que era su nueva pareja por tenerla a su lado. Un día interrumpí sus apasionadas cavilaciones y le dije: «Su ex mujer le ha sido infiel durante casi tres años, lo echó a la calle sin la menor consideración, lo está demandando por la mitad de su salario y además se niega a dirigirle la palabra... ¿De qué extraordinaria persona me habla usted?». El hombre no pudo ocultar su asombro ante mis palabras (los enamorados creen que todos los demás también deben estarlo) y me preguntó: «¿Ella no le cae bien?». Mi respuesta fue honesta: «Si tuviera un hijo hombre, no la querría como nuera». Con el tiempo, mi paciente elaboró su pérdida de manera más realista y sin traumas «inventados». Magnificar las cualidades de la ex pareja en las primeras etapas de una separación es una respuesta paradójica que aparece en muchos casos. A los seis meses, con la cabeza más fría, el mismo hombre me decía: «¡No sé cómo pude estar con ella!».