Carta 19
Mil maneras diferentes de no hacer una bombilla
«La gente que dice que no se puede hacer no debería interrumpir a quienes lo están haciendo.»
Thomas Alva Edison
Querido/a lector/a:
Siempre he pensado que lo que convierte a alguien en un genio es la capacidad de hacer obvio lo que hasta el momento estaba oculto y a la vez era evidente.
Que la Tierra gira alrededor del Sol hoy está fuera de toda duda. Que la gravedad existe, es un hecho. Que la sangre circula por nuestro cuerpo, también.
Que nuestros genes y los de los monos tienen muchísimo en común, es obvio (a veces, descaradamente obvio). Que hay recuerdos y vivencias del pasado que no somos capaces de evocar porque resultan muy dolorosas y en algunos casos insoportables, es tristemente evidente...
Los genios miran la realidad de una manera diferente. Utilizan su cerebro para imaginar, para crear, partiendo de datos fiables y contrastables. Luego traducen sus descubrimientos a un lenguaje comprensible para todos. Parece fácil, pero para ello hacen falta cuatro cosas:
—Saber pensar: tener modelos de referencia.
—Tener buena información: preguntar, observar, escuchar y en definitiva ayudarse de los sentidos.
—Arriesgarse a salir de lo conocido hasta el momento (se necesita coraje).
—Y, sobre todo, arriesgarse a comunicarlo (se necesita mucho coraje, que se lo digan si no a Copérnico, Galileo, Newton, Einstein, Servet, Darwin,
Freud, Mandela y tantos otros que fueron ignorados e incluso perseguidos en su tiempo, cuando decidieron mostrar una nueva manera de comprender al hombre y al universo).