miércoles, 17 de diciembre de 2014
LA SEMÁNTICA DEL AMOR
El lenguaje del amor sobrepasa lo meramente lingüístico y apela a sonidos y gesticulaciones de todo tipo, que nos recuerdan muchas veces a nuestros antecesores primates. El amor pasional posee algo animalesco e indiscreto, que se les nota hasta a los más pudorosos y austeros. Basta ver a dos adolescentes en pleno arrumaco para sorprenderse ante la variedad y cantidad de códigos afectivos existentes: ronronear, olfatear, mirarse, sonreír, rascar, sobar, acurrucarse... son algunas formas de expresión que conforman el paquete de un idioma que, paradójicamente, no requiere aprendizaje.
Por eso es tan difícil concebir o aceptar un amor inexpresivo y apático cuando existen tantas vías de comunicación. El tono de la voz, las inflexiones y los silencios... todo confluye en el otro, que termina convirtiéndose en un lector afectivo experimentado.
No es suficiente «sentir el amor», hay que sacarlo a relucir, hay que probarlo.
martes, 16 de diciembre de 2014
LIBERACIÓN DE TI MISMO
La iluminación no es un estado de éxtasis, esta más allá del éxtasis.
La iluminación no tiene excitación en sí misma; el éxtasis es un estado de excitación. El éxtasis es un estado mental, un hermoso estado mental, pero solo eso al fin y al cabo. El éxtasis es una experiencia. Y la iluminación no es una experiencia, porque no queda nadie que la experimente. El éxtasis sigue en el ego, la iluminación está más allá del ego.
LA ESPANTOSA INICIACIÓN SEXUAL QUE TENÍA EL HOMBRE
En los hechos concretos, la iniciación sexual de los jóvenes de hoy está muy lejos de ser la espantosa iniciación sexual que teníamos nosotros.
Un tío amigo nos llevaba para que “debutáramos” con una de las chicas “de vida ligera” como decían ellos.
Parecía algo importante, porque ahí uno se graduaba de hombre y el tío se quedaba tranquilo, y convencido de que uno no era puto, cosa que era fundamental demostrar. Entonces el tío iba a ver al viejo de uno y le decía: “Ya está”. Y el padre de uno entendía que se podía quedar tranquilo. Porque... “Dios no permita”.
En fin, el debut del hijo varón era un placer y un alivio para la familia, porque significaba la certeza de que el chico no iba a ser homosexual, pero para el, en general, era una porquería.
lunes, 15 de diciembre de 2014
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