Carta 4
¡Es urgente que sea urgente!
«La semana que viene no puedo ni ponerme enfermo ni tener una crisis: tengo ya la agenda a tope.»
Profesional anónimo estresado y cabreado.
Querido y muy estresado jefe:
Acabo de verte pasar como una exhalación camino del despacho del director general. Hace días que ni siquiera coincidimos frente a la máquina del café.
Estás pero no estás. Me miras pero no me ves. Apenas me saludas y mucho menos me hablas. No me ha llegado, ni de palabra ni por escrito, ni un solo comentario tuyo sobre mis cartas. Parece como si no las hubieras leído...
Mientras espero tu ayuda sigo dándole vueltas al porqué de nuestra insatisfacción, de nuestra infelicidad. Y cada vez tengo más claro que gran parte de la responsabilidad la tiene una palabra que oímos últimamente hasta la saciedad: urgente. O, mejor dicho, el uso que le damos a esta palabra en el entorno laboral.