martes, 4 de marzo de 2014

ACEPTA EL MIEDO Y ÉSTE DESAPARECE


"Vino a mí un hombre y dijo: "Tengo mucho miedo a la muerte". Tenía cáncer, y la muerte estaba muy cerca; podía suceder cualquier día. Y no podía aplazarla. Sabía que iba a suceder. Vendría en cuestión de meses o incluso de semanas.

Estaba realmente, físicamente, literalmente, temblando, y dijo: "Dame tan sólo una cosa: ¿cómo puedo librarme de este miedo a la muerte? Dame algún mantra, o algo que pueda protegerme o darme valor para afrontar la muerte. No quiero morir temblando de miedo". El hombre dijo: "He acudido a muchos santos. Me han dado muchas cosas; fueron muy amables. Alguien me ha dado un mantra, alguien me ha dado algunas cenizas sagradas, alguien me ha dado esta imagen, alguien me ha dado alguna otra cosa, pero nada sirve. Todo es en vano. Ahora he venido a ti como último recurso. Ya no iré a nadie más. Dame algo".

UNA PESCA ÉTICA*


* Texto atribuido a James P. Lenfcstey, poeta y escritor norteamericano.

Alrededor de la temporada de pesca, en esa ciudad se celebraba un festival cada año. Todos los habitantes de la comarca esperaban con ansiedad el inicio de aquella temporada, porque las familias deseaban exhibir sus destrezas en la pesca. 

A Daniel le gusta recordar su infancia en esa ciudad, pues su familia era propietaria de una cabaña ubicada en una isla en la mitad de un lago. Cada vez que podía, iba al muelle a pescar. 

Un día, antes que cayera la noche y en las vísperas de la temporada de pesca del róbalo (un pez muy apreciado por su tamaño y belleza), Daniel fue con su padre al muelle. Padre e hijo comenzaron atrapando pequeños peces con las típicas lombrices. Pero, en un momento determinado, su padre le cambió la carnada y puso una pequeña mosca plateada antes que Daniel hiciera su lanzamiento. 

Ya había anochecido cuando Daniel se dio cuenta de que había algo enorme en el otro extremo. Su caña estaba doblada. El padre observaba con admiración cómo su hijo arrastraba con habilidad su presa, hasta que por fin levantó del agua al agotado pez. Era el róbalo más grande que había visto. El padre encendió un fósforo y miró su reloj. Eran las diez de la noche, precisamente dos horas antes de que se abriera la temporada de pesca en la comarca. 

—Tendrás que devolverlo al lago, hijo —le dijo súbitamente el padre. 
—¡Papá! —gritó Daniel. 
—Habrá otros peces —dijo su padre. 
—¡No tan grande como éste, papá! —gritó el chico. 

Entonces, Daniel miró alrededor. No se veía ningún pescador testigo, ni botes bajo la luna. El niño volvió a mirar a su padre. Aunque nadie los había visto, ni nadie podía saber a qué hora se había pescado el pez, el chico advirtió por la firmeza de la voz de su padre que esa decisión ética no era negociable. 

Lentamente sacó el anzuelo de la boca del enorme róbalo, con sumo cuidado, y lo devolvió a las oscuras aguas. El pez movió su poderoso cuerpo y desapareció. El niño sospechaba que nunca volvería a ver un pez tan grande. Este episodio ocurrió hace treinta y cuatro años. 

En la actualidad, Daniel es un exitoso ejecutivo. La cabaña de su padre está siempre en el mismo lugar de la comarca y allí continúa llevando a sus propios hijos a pescar en el mismo muelle donde él lo hacía. 

Y tenía razón: nunca más volvió a pescar un pez tan magnífico como el de aquella noche. Pero cada vez que se enfrenta con el tema de la ética, ese mismo pez le aparece a sus ojos. Porque como su padre se lo enseñó, la ética es más que un simple asunto entre el bien y el mal. 

Sólo la práctica de la ética es lo difícil. ¿Hacemos lo correcto sólo cuando nadie nos mira? 
¿Usamos la información que nos llega en beneficio personal, sólo cuando las demás personas no tienen acceso a ella? ¿Tenemos la conciencia tranquila?

Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal

lunes, 3 de marzo de 2014

HAS NACIDO CON NO-MENTE


Si has nacido como no—mente, significa que la mente es producto de la sociedad. No es natural, es cultivada. Te lo han ido amontonando encima. En el fondo sigues siendo libre, puedes salirte de ahí. No puedes salirte de la naturaleza, pero siempre que lo decidas puedes salirte de lo artificial. 


Tomado del blog
Osho Despierta

EL PESO DEL AGUA


Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso de agua y preguntó al auditorio: 

—¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso de agua? 

Las respuestas del público variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:

domingo, 2 de marzo de 2014

¿POR DÓNDE EMPEZAR CUANDO SE ESTÁ PERDIDO?


Alejandro Jodorowsky: Lo primero es darnos cuenta y aceptar que estamos perdidos: humildad. Lo segundo es decidirnos a creer que la meta buscada no está lejos sino , por el contrario, es el centro de nuestro interno ser: fe. Y tercero, comprometernos a morir antes que abandonar esta búsqueda, aunque ella dure toda nuestra vida: voluntad.
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