Cómo afrontar la ambigüedad afectiva
y no caer en el juego de una espera inútil.
2. NO SALTES AL COMPÁS DEL OTRO
Este punto es un corolario del anterior, una reafirmación del «se acabó». Si decides seriamente salirte del juego, notarás que poco a poco tus emociones empezarán a depender de ti. Este proceso se conoce como autorregulación y permitirá que la actitud dubitativa del otro te afecte menos. Cuando uno es íntimamente fuerte —lo cual significa hacerse cargo de uno mismo («Yo mando sobre mí»)—, lo externo te mueve, pero no te tumba.