jueves, 31 de octubre de 2013

CASARSE CON EL AMANTE ES COMO ECHARLE SAL AL POSTRE


El amor es una locura pasajera
que se cura con el matrimonio.
AMBROSE BIRCE

Amantes, dementes.
PLAUTO

Las estadísticas son contundentes: haciendo un promedio de datos de varias culturas, alrededor de la mitad de la gente tiene una relación oculta y le pone los cuernos a su pareja. Las relaciones prohibidas son especialmente adictivas, porque el placer que generan es muy concentrado y penetrante y, además, crea necesidad. Independientemente de que estemos de acuerdo o no con las aventuras clandestinas, debemos reconocer que muchas de ellas acaban convirtiéndose en un Disney World personalizado, donde los implicados están más cerca de la fantasía que de la realidad. Los amantes crean su propio microcosmos y sus propias reglas de supervivencia: un mundo exclusivo para dos. En este contubernio amoroso, cada quien determina la existencia del otro y hasta le otorga significado. Una paciente me comentaba: 

«Sólo con estar con él unas horas, la semana se justifica y adquiere sentido... No verlo es sentirme incompleta, como si arrancaran una parte de mí...». 

Justificación existencial y síndrome de abstinencia a la vez: nada que hacer. Unos cuantos encuentros le otorgan a lo cotidiano un tinte especial y se pasa de una realidad en blanco y negro a

EL HOMBRE: NATURALEZA SOLITARIA O VIDA SOCIAL PARTE IV

CONTINUAMOS ALGO DE HISTORIA SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE:.....

A comienzos del siglo XVII aparece Rousseau (1712-1778) para dar vuelta el planteo y revolucionar las ideas que se tenían hasta ese momento. Porque Rousseau es el primero de su época que dice: 

es cierto que el ser humano se asocia con los otros para cazar, para ser más fuerte, para tener un colaborador en un determinado fin, pero también es cierto que a veces se asocia sin ninguna razón. Y entonces se pregunta: ¿qué otra razón lleva al ser humano a asociarse con otros seres humanos?. Y sugiere que dicha razón debe estar en su naturaleza.

A diferencia de los filósofos anteriores, Rousseau concluye entonces que, lejos de ser solitaria, la naturaleza del ser humano es gregaria, social. Para él, lo que antes era visto como naturaleza solitaria y bárbara del hombre forma parte de su alejamiento de la sociedad. Plantea esa manifestación como un resultado posterior en lugar de una condición previa.

Por otro lado, Rousseau dice que el individuo tiene dos amores: 

el amor propio y el propio amor. Llama amor propio a lo que nosotros llamaríamos hoy vanidad, y propio amor a lo que hoy llamaríamos autoestima.

La vanidad me lleva a conseguir lo que necesito por la utilización de los demás, a utilizar a los otros para congraciarme. Así quiero los honores (Kant) para sentirme bien, y entonces busco a los demás para que me honren. Pero también me relaciono con los demás por la necesidad de ser considerado por el otro y llenar así nuestra olla de autoestima.

Cuando Rousseau llega a esta idea, la relaciona con la idea aristotélica de que el hombre que no reconoce que necesita la vida en sociedad (o que no vive en sociedad) o es un dios o es una bestia. Esta frase de Aristóteles (384-322 a. C.) ya la había tomado Nietzsche afirmando: entonces seamos dioses, reconozcamos que no necesitamos de los otros. Pero Rousseau afirma: 

no somos ni bestias ni dioses, somos seres humanos, y por lo tanto necesitamos esencialmente la consideración de los otros. 

Se refiere entonces al mito de Aristófanes, de Platón (428-348 a. C.). la característica que tiene este personaje es que se siente incompleto y busca bienes, triunfos militares, parejas, tiene hijos y nunca se siente satisfecho, hasta que un día se sienta

miércoles, 30 de octubre de 2013

¡ESTAS VIVO!


Si estás leyendo esto...
¡Enhorabuena, estás vivo!
Si esto no es un motivo para sonreír,
entonces no sé qué es.


Chad Sugg
Tomado el blog Sincronia

EL HOMBRE: NATURALEZA SOLITARIA O VIDA SOCIAL PARTE III

CONTINUAMOS ALGO DE HISTORIA SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE:.....

Nietzsche (1844-1900) hablaba del “superhombre” (si el hombre llegara a ser lo mejor de si mismo, dejaría de depender de los otros). Sostenía que los seres superiores son independientes de los demás para saciar la sed a la que Kant hacía referencia. Para Nietzsche, los bienes los honores, y el poder no se consiguen dependiendo de la mirada bondadosa del otro, ni con la más adecuada inserción social, se consiguen simplemente peleando por conseguirlos y ganando la pelea.

El pensamiento de Nietzsche está muy relacionado con el planteo del anarquismo cuando dice: Mis semejantes son siempre mis rivales o mis colaboradores. Es decir, yo tengo un interés, un deseo, una voluntad, y entonces me encuentro con otro que, como tiene mi mismo deseo, tiene dos posibilidades, si hace alianza conmigo, es un colaborador, si decide competir conmigo por la cosa es un rival,

martes, 29 de octubre de 2013

SI ELIGES UNA PARTE


Si eliges una parte como Divino y una parte como anti-Divino, la mente se irá cambiando de bando. Y la mente tiene sus propios trucos para poderse cambiar de bando. Es capaz de justificar el mal en defensa del bien; puede justificar la guerra por la paz; es capaz de matar y asesinar en nombre del amor. Así que la mente es muy astuta y

SOMOS ESCLAVOS DEL SISTEMA ECÓNOMICO


EL HOMBRE: NATURALEZA SOLITARIA O VIDA SOCIAL PARTE II

CONTINUAMOS ALGO DE HISTORIA SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE:.....

El primer filósofo que dice que hay que combatir la naturaleza solitaria y bárbara del hombre se llamaba Maquiavelo.

Para Maquiavelo (1469-1527), como se sabe, la sociedad era importante como mecanismo de control para enfrentar los intereses particulares y personales de la naturaleza humana. La vida sería permanentemente una lucha a muerte donde cada uno trataría de matar al otro para conseguir lo que quiere. Según él, la gran habilidad del ser humano consiste en dominar los intereses personales para conseguir que la sociedad lleve a la superación del individuo como un todo, porque si la sociedad no cumpliera con esta pauta la vida sería una constate rivalidad

Esta idea, muy conocida, fue retomada por Hobbes (1588-1679) en la famosa frase: “el hombre es el lobo del hombre”, lo cual parece significar que, en tanto depredadores, ante una presa deseada, dos hombres van a pelear a muerte por obtenerla si no son capaces de acordar previamente algo que los condicione a no rivalizar.

lunes, 28 de octubre de 2013

EL HOMBRE: NATURALEZA SOLITARIA O VIDA SOCIAL PARTE I


Como se sabe, filosofía significa ante todo preguntas y, a veces algunas respuestas siempre provisorias, nunca definitivas.

Los filósofos empezaron a pensar modernamente sobre el sentido de la vida en sociedad alrededor del siglo XV, cuando la verdad dejó de ser propiedad exclusiva del pensamiento escolástico y, por tanto, de los hombres ligados a la iglesia. Cancelado el monopolio y aquietada la persecución del pensamiento ilustrado, cada libre pensador empujó a otros a acordar y a desacordar, a desarrollar o a confrontar las nuevas ideas sociales y políticas. Así se fue configurando un entramado de diferentes posiciones sobre el porqué y el para qué de la relación del hombre con el grupo social en el que se inserta.

La filosofía se vio forzada entonces a plantear la discusión sobre la esencia del ser humano.

Durante los primeros doscientos años de ilustración, los filósofos parecen acordar que la sociedad y la moral van en contra de la naturaleza humana, porque dicha naturaleza es solitaria, egoísta y anárquica.

Este punto es fundamental, porque a partir de esa idea queda establecido “oficialmente” que si bien la moral está muy bien la sociedad está muy bien y el control está muy bien... nada de eso es natural. Lo natural, advierten la mayoría de los filósofos, es la lucha del individuo por autoabastecerse, el intento de no depender de nadie. La naturaleza humana, se sostiene, sólo se fija en lo que necesita, en lo que le importa, en lo que mezquinamente desea. Todas las demás conductas, sobre todo las “sociales”, son una creación del hombre civilizado y, por lo tanto, antinaturales.

A finales del siglo XVI, Montaigne (1533-1592) ya sostenía que El hombre vive en sociedad porque lo necesita y no porque le agrade hacerlo.

domingo, 27 de octubre de 2013

DESDE CERO


ELEGIR PAREJA


No hay mapas para ir al encuentro del amor trascendente, pero es indispensable que el otro despierte en nosotros cierto tipo de incondicionalidad.

Este toque incondicional del amor se manifiesta en la sensación de un encuentro de almas, en la atracción, en las ganas de estar juntos... No se puede explicar, es ese bienestar, esa alegría del corazón que se siente por el solo hecho de que el otro esté cerca. 

Cuando esa llama arde en nuestro corazón, parece que estuviéramos en las nubes... Pero, claro, no somos puro corazón y no siempre podemos estar en las nubes, también vivimos en forma terrenal tenemos necesidades, gustos, cautelas y preocupaciones que influyen en la relación. Dicho de otra forma, necesitamos también que el otro encaje en nuestras preferencias. Llamo a esto el aspecto condicional del amor, y resulta difícil y pernicioso ignorarlo por completo. Porque como anuncia el Talmud desde hace más de dos mil años: un pájaro y un pez pueden enamorarse y hasta casarse, pero ¿dónde harían el nido?

Estos dos aspectos del amor, la incondicionalidad
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