miércoles, 28 de agosto de 2013

ENCIENDE EL FUEGO POR CUALQUIER MEDIO


“I COULD... BUT I SHOULDN'T"


Imaginemos juntos: Un esclavo que pertenece a un amo muy bondadoso, un amo que lo autoriza a hacer casi todo lo que quiere; un amo, en fin, que le da muchísimos permisos, la mayoría de ellos negados a otros esclavos de otros amos, y aun más, muchos permisos que el mismo amo les niega a otros esclavos. Pregunto: este trato tan preferencial, ¿evita que llamemos a esto esclavitud? Obviamente la respuesta es NO.

Si son otros los que deciden qué puedo y qué no puedo hacer, por muy abierto y permisivo que sea mi dueño, no soy libre.

Nos guste o no aceptarlo, somos libres de hacer cosas que vulneren las normas sociales; y la sociedad 
sólo puede castigar a posteriori o amenazar a priori sobre la consecuencia de elegir lo que las normas 
prohíben.

Así, nuestra única esperanza limitadora es dejar esta decisión en cada persona.

Desde este lugar cada uno analizará lo que piensa, lo que quiere y lo que puede y decidirá después qué 
hace.

Condicionado por estas pautas culturales, por la ética aprendida o por la moral acatada, a veces uno cree 
que “no puede” hacer algo que lastime al prójimo. Alguien podría acercarse más a la razón con el viejo dicho 
inglés que alguna vez me enseñaron Julio y Nora: “I could... but I shouldn´t “ (que más o menos se podría 
traducir así: Yo podría... pero no debería).

Personalmente creo que hay que llegar más allá, y decir: Yo “puedo”... y si lo hiciera, esto diría algo de 
mí. Y más aún: si sabiendo que “puedo” hacer algo decidiera no hacerlo porque te daña, esto también diría 
algo sobre mí.

Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay

martes, 27 de agosto de 2013

UNA ARMADURA ES UNA PRISIÓN


Hay que permanecer fluido, fluyendo. Deberías estar disponible para el presente. Muere al pasado a cada momento, de modo que nada en ti permanezca fijo. No lleves un carácter alrededor de ti; todo carácter es una armadura, una prisión.

Osho
tomado y leído del blog:
Osho-Despierta

LA LIBERTAD DE UNO TERMINA CUANDO....


Veamos ahora qué pasa cuando consideramos una libertad con límites:

¿Límites impuestos por quién?

¿Quién decide “lo que se puede” y “lo que no se puede” hacer?

Las respuestas que comúnmente encuentro ante estos interrogantes se podrían reunir en dos hipótesis: las pautas sociales (que hacen responsable a la ley) y las pautas personales (más relacionadas con la moral cultural).

En todo caso, en las charlas aparece siempre la clásica respuesta:

“La libertad de uno termina donde empieza la libertad de los demás”.

No hay muchas cosas que uno recuerde del colegio secundario:

El dúo de Vilcapugio y Ayohúma.

El trío de musgos, algas y líquenes.

Y la frase mágica que todo lo explica: La libertad de uno termina donde empieza la libertad de los demás.

Me parece encantador y nostálgico, pero creo que la libertad no funciona de este modo.

Mi libertad no termina donde empieza la libertad de nadie.

Dicho sea de paso, éste es un falso recuerdo, porque la frase se refiere al derecho, no a la libertad.

Tu derecho no frena mi libertad, en todo caso legisla sobre las consecuencias de lo que yo decida hacer libremente. Quiero decir, la jurisprudencia y la ley informan sobre la pena por hacer lo que está prohibido, pero de ningún modo evitan que lo haga.

Si la libertad es hacer lo que uno quiere dentro de ciertos límites, y éstos los van a determinar los demás, la libertad personal termina dependiendo de lo que el otro me autorice a hacer. El concepto mismo de libertad se derrumba y se termina pareciendo demasiado a los tipos de dependencia de los que hablamos...

Si nos quedáramos con este planteo, estaríamos volviendo a la idea de la libertad decidida por los demás; y creo que es obvio que esta libertad se parece mucho a una esclavitud, aunque el amo sea gentil y comprensivo, aunque el amo sea impersonal y democrático, aunque el amo sea la sociedad toda y no un individuo.


Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay

LAS ESCRITURAS


Sí, hay escrituras, muchas, y filosofía elevada, ¡pero son tonterías! Son simplemente para que la gente tonta se mantenga ocupada, no para el verdadero buscador.

Lo que estoy diciendo está absolutamente vivo, es nuevo, fresco, joven. No es en absoluto tradicional. Se trata de un fenómeno totalmente diferente... tiene que serlo. Porque algunas escrituras fueron escritas hace tres mil años, estaban destinadas para el pueblo para las que fueron escritas. Esa psicología ya no funciona en el mundo. Yo te respondo a ti; aquellas escrituras respondían a su pueblo. No fueron escritas para ti. Hay un abismo de tres mil, cuatro mil, cinco mil años entre tú y esas escrituras. Son completamente irrelevantes. Tan absurdo como alguien que se ponga a estudiar física y se detenga en Newton sin llegar jamás hasta Albert Einstein. 

Y desde luego cada maestro ha de hablar ante la gente que tiene disponible. Yo no le hablo a paredes, le hablo a personas; estoy respondiendo. Pero las escrituras no pueden funcionar de esa manera; no pueden crecer. 

Por eso en tiempos antiguos muchos maestros insistían en que sus proverbios no debían ser escritos, para que pudieran continuar creciendo. Entonces el maestro entregaría su mensaje al discípulo, y este viviría en un mundo diferente. El maestro desaparecería y el discípulo enseñaría por propio derecho algo a otras personas. Realizaría muchos cambios, porque las personas y las situaciones han cambiado. Se trataría de un fenómeno vivo, en crecimiento. Por eso insistían en no escribirlas, porque cuando escribís un libro se convierte en algo fijo; se paraliza. Ya nadie puede cambiarlo. Si alguien lo hace, entonces los seguidores del libro se encolerizarían.

Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 169
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...