viernes, 2 de agosto de 2013

LA GENTE ZEN NUNCA HABLA DE DIOS



La gente Zen nunca habla de Dios, porque, dicen ellos, "si hablamos de Dios tendremos que decir tú". Buda nunca habló de Dios, y dijo: "No recéis, porque vuestra oración mantendría la división, la dualidad, la visión dual: yo y tú".

Osho
Tomado del blog:
Osho-Despierta

¡NINGUNA ORACIÓN!


¡Ninguna oración!

Y sólo cuando tú mueres entras en lo Divino. Pero entonces lo Divino ya no es un Dios ajeno, ya no hay otro al que te puedas dirigir, de aquí que en el Budismo no exista ninguna oración.

De forma que los cristianos no pueden entender qué tipo de religión es el Budismo.

¡Ninguna oración!

"¿Cómo puedes rezar?", dijo Buda. "Porque la oración sólo es posible en la división: Yo rezando, Tú escuchando. ¿Cómo puedes rezar?". 

Osho

ATENCIÓN Y REFRENAMIENTO


Una vez me dieron una práctica de meditación muy interesante que combinaba la atención y el refrenamiento (de contenerse).

.....Se nos dijo que debíamos notar cuáles eran nuestros movimientos físicos cuando nos sintiéramos incómodos.

Yo empecé a notar que cuando estaba incómoda hacía ciertas cosas, como estirarme la oreja, rascarme la cabeza o la nariz aunque no me picaran, y enderezar el cuello.

Hacía todo tipo de pequeños movimientos saltarines y nerviosos cuando empezaba a sentirme insegura. Nuestras instrucciones eran que debíamos tratar de no cambiar nada y de no criticarnos por lo que estuviéramos haciendo; simplemente debíamos ver que lo hacíamos.

Una de las formas de entrar en contacto con la ausencia de suelo bajo los pies es percibir cómo tratamos de evitarlo. Refrenarse —no actuar siguiendo un hábito cuando notamos un impulso— tiene que ver con renunciar a la mentalidad del entretenimiento. Al refrenarnos, vemos que hay algo entre el surgimiento del anhelo —o la agresión, o la soledad, o lo que sea— y cualquier acción resultante. Hay algo en nosotros que no queremos experimentar y, de hecho, no lo experimentamos porque actuamos muy rápidamente.

Debajo de nuestras vidas ordinarias, debajo de todo lo que hablamos, de todo lo que nos movemos, de todos los pensamientos de nuestra mente, hay una fundamental falta de suelo bajo los pies. Esta ausencia está allí, borboteando constantemente; la experimentamos como inquietud y nerviosismo, y también como miedo. Es lo que motiva la pasión sexual, la agresión, la ignorancia, los celos y el orgullo, pero nunca descendemos hasta su esencia. 

Refrenarse (contenerse) es el método que permite llegar a conocer la naturaleza de la inquietud y del miedo, es un método para asentarse en esa falta de suelo bajo los pies. Si nos entretenemos inmediatamente con charlas, actos, pensamientos —si no hacemos ninguna pausa— nunca podremos relajarnos. Pasaremos toda la vida acelerados, siempre seremos lo que mi abuelo llamaba un buen caso de espasmo nervioso. Refrenarse es la forma de hacerse amigo de uno mismo al nivel más profundo posible. 

Podemos empezar a relacionarnos con lo que está debajo de las burbujas, de los pedos y eructos, de todo el material que se expresa como rigidez, control, comportamiento manipulativo o lo que sea. Por debajo de todo eso hay algo suave, muy tierno, que experimentamos como miedo o nerviosismo. 

Del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron

LA CONSTANTE SORPRESA


LA ORACIÓN NO PUEDE SER LO ÚLTIMO


Intenta comprender la diferencia: la oración mantiene la vieja división entre Yo y Tú, la meditación abandona la división. La oración tiene que conducir finalmente a la meditación. La oración no puede ser lo último. Es hermosa, pero no es lo Supremo. Lo Supremo sólo puede ser esto: Cuando ambos han desaparecido y sólo existe la Unidad.

¡Tremendo! ¡Enorme! ¡Te asusta! Todas las cómodas divisiones de Yo y Tú desaparecen. Desaparece toda relación, ese es el miedo; Si no hay ni Yo ni Tú ya no es posible ninguna relación. 

La relación te da un hogar; la relación te da una sensación de comodidad; la relación te da algo que no parece un tremendum, que no es atemorizador. La meditación tiene que ser lo Supremo, porque la oración nunca puede conducir a lo no-dual.

"Mientras sigas viendo doble, diciendo yo no y tú sí, y así sucesivamente, tus ojos estarán nublados". 

Osho
Leído y tomado del blog:
OshoDespierta

jueves, 1 de agosto de 2013

TEPACHE

Cómo preparar Tepache - Bebida fermentada saludable con Piña/Ananá.

El Tepache, bebida ligera y refrescante tradicional de México, es una gran bebida probióticas que restauran nuestra biodiversidad de microorganismos de las defensas y de la digestión. En el pasado, se preparaba con maíz, pero hoy día es mas frecuente usar frutas como piña, manzana y naranja.

Muchas son las formulas y recetas para preparar el tepache, básicamente: La cáscara, la pulpa y el jugo de la fruta se ponen a fermentar a buena temperatura ambiente "20 a 30º C." por uno, dos o 3 días en agua con azúcar de caña en barriles de madera sin tapa llamados "tepacheras", que se cubren con trapos queseros.

Si se deja fermentar por más tiempo, se convierte en una bebida alcohólica y después en vinagre.

Los microorganismos asociados con el producto incluyen al Bacilo Sutbtilis, Torulopsis insconspicna, Saccharomyces cerevisiae y Candida queretana. 
Estos microorganismos residen en la cáscara y pulpa de la fruta madura (por eso siempre preferiremos fruta sin tratar con antifúngicos) Aunque las variedades pueden cambiar de un lugar a otro, ya que cada sitio tiene su propia microbióta en el entorno.

Dependiendo del tiempo que se deje fermentar, de la temperatura y la cantidad de dulce será el grado de alcohol, aunque normalmente no se consume como bebida embriagante.

En casa la podemos hacer preferentemente en un recipiente de vidrio o de cerámica vitrificada intacto, sin desconchones ni ralladuras que podrían facilitar que los compuestos químicos y metales de la loza se disuelvan con la fermentación.

Uno o varios botes de vidrio de 2 a 3 litros es lo adecuado para manejarlo con soltura e higiene en una cocina moderna. 

Ingredientes:

Las cáscaras de 1 piña grande madura (alrededor de 1 1/2 kg.)
3 litros de agua,
600 gr. de piloncillo (Panela) o azúcar morena
1 ramita de canela de unos 8 cm.
3 clavos de olor

Preparación:

Lavar bien la piña, quitar el tallo y cortar rebanar la cáscara para luego cortarla en trozos medianos.

Colocar la cáscara en trozos en un recipiente grande (si es de barro mejor) y agregar 2 litros de agua, el piloncillo, la canela y los clavos. Tapar y dejar reposar en un sitio caliente durante 48 horas. Colar el líquido resultante (el Tepache) y agregar 1 litro de agua y 1/2 de cerveza opcional, dejar reposar otras 12 horas. Colar y añadir 3 cuartos de litro de agua. Servir con cubos de hielo.

Fuente: www.nutribiota.net
Leído y tomado de la pagina:
http://www.unavidalucida.com.ar/2013/08/como-preparar-tepache-bebida-saludable.html

REQUISITO PARA NO HACERNOS DAÑO


El requisito para no hacernos daño es permanecer atentos, una sensación de ver lo que estamos viendo claramente, con respeto y compasión. Esto es lo que nos ensena la práctica básica. Pero la atención no se detiene en la meditación formal, sino que nos ayuda a relacionarnos con todos los detalles de nuestra vida. Nos ayuda a ver, oír y oler sin cerrar los ojos, los oídos ni las narices. Relacionarnos honestamente con la inmediatez de nuestra propia experiencia y respetarnos lo suficiente como para no juzgarnos es un largo camino que dura toda la vida.

A medida que nos comprometemos más plenamente con este camino de honestidad, resulta muy chocante darnos cuenta de hasta qué punto estamos ciegos a nuestras formas de hacer daño. Es algo que tenemos tan integrado que no podemos oír que los demás tratan de decirnos, nula 0 delicadamente, que quizá estamos haciendo daño a algo o a alguien con nuestra forma de ser y de relacionarnos. Estamos tan acostumbrados a nuestra forma de hacer las cosas que de alguna forma pensamos que los demás también están acostumbrados a ella. 

Tomar conciencia de cómo dañamos a los demás es doloroso y requiere tiempo. Este camino es posible gracias a nuestro compromiso con la suavidad y la honestidad, a nuestro compromiso de permanecer despiertos, de estar atentos. La atención nos permite ver nuestro deseo y nuestra agresividad, nuestros celos y nuestra ignorancia. 

Pero no hacemos nada con ellos, simplemente los vemos; la atención es lo que nos permite verlos. 

El siguiente paso es refrenarse. La atención es la base y el camino es refrenarse. Refrenarse es una de esas palabras rígidas que suenan un poco represoras. Pensamos que seguramente las personas vivas, jugosas e interesantes no se refrenarían. Quizá se refrenasen de vez en cuando, pero no harían de ello su estilo de vida. Sin embargo, en este contexto, el refrenamiento es en gran medida el método empleado para hacerse una persona dhármica. Refrenarse es la cualidad de no buscar entretenimiento en el momento en que nos sentimos ligeramente invadidos por el aburrimiento, es la práctica de no rellenar inmediatamente el espacio porque hay una brecha. 

Del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron

EL ARQUITECTO DE LA VIDA


VIAJE HACIA TI MISMO


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