jueves, 30 de mayo de 2013

PACIFIQUÉMONOS


“Recordemos que somos los creadores de toda la antipatía que creemos ver en el otro. El otro no es antipático: es un ser humano. Somos nosotros quienes creamos el sentimiento de antipatía. Nosotros creamos el enemigo.

Pueden muy bien robarnos. No hay por qué hacer un problema. Es un hecho objetivo. Pueden darnos una bofetada. Es también un hecho objetivo. Si no nos sentimos personalmente agredidos, podemos perdonar a ese ser humano que no conoce nada de nosotros y actúa movido por su propia problemática, de la que no somos partícipes.

¡Conservemos puros nuestro corazón! ¡Pongámonos de acuerdo con nosotros mismos! ¡No procuremos que nuestro inconsciente se haga nuestro adversario! Pacifiquémonos.”

Alejandro Jodorowsky
“Evangelios para sanar” (ed. Siruela)

miércoles, 29 de mayo de 2013

NUNCA DEJES DE SER TÚ


¿CÓMO DIABLOS?


AQUÍ Y AHORA


LA TRASCENDENCIA


Creer que se está participando en un proyecto universal y aceptar la importancia de ello nos coloca, automáticamente, en el plano espiritual. La vida evoluciona en un sentido de complejidad creciente, donde posiblemente seamos la punta de lanza de una transformación que no percibimos aún. El gran maestro Teilhard de Chardin decía: “La creación no se ha terminado: se está llevando a cabo en este instante”. Y si esto es así, estamos participando activamente en ella. Trascender significa tomar conciencia (darse cuenta) de que soy; posiblemente, mucho más de lo que creo ser.

Sentir que se está participando en un proyecto universal nos hace fuertes, nos aleja de lo mundano y cuestiona nuestra presencia en el planeta. Los animales no saben que van a morir, nosotros sí. Muchas personas que recurren a ayuda psicológica o psiquiátrica buscan aliviar su frustración existencial, porque se sienten vacíos y manifiestan que no encuentran un motivo de vida. Tener un vector orientador que nos empuje hacia un fin cósmico, a una compenetración con Dios, el universo o como queramos llamarlo, nos da un sentido vital. No cabe duda: los ideales, cualquiera que sea su origen, nos hacen crecer. Y no me refiero a los fanatismos religiosos y a su consecuente ignorancia, sino a la posición seria y honesta de creer en algo más. Voltaire decía: “Si Dios no existiera, habría que inventarlo”.

El “más allá” no es incompatible con el “más acá”. Dios no exige tanto. Crecer espiritualmente no es discrepante con el amor terreno, pícaro y cariñosamente contagioso que sentimos por la pareja. Exaltar la vida interior ayuda a desprenderse de los lastres del apego, pero nada tiene que ver con desamor.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...