sábado, 6 de abril de 2013

SOBRE LA AMISTAD


¿SE NECESITA ALGO PARA SER FELIZ?

MEDITACIÓN 4 

"... Y el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes" 
(Mc. 10,22) 

¿Has pensado alguna vez que has sido "programado" para ser infeliz y que, por lo tanto, hagas lo que hagas para obtener la felicidad, estás abocado al fracaso? 

Es como si introdujeras una serie de ecuaciones matemáticas en un ordenador, y éste fallara casa vez que pulsas el teclado para obtener un pasaje de Shakespeare. 

Si quieres ser feliz, no necesitas hacer ningún tipo de esfuerzo; ni siquiera necesitas buena voluntad o buenos deseos, sino comprender con claridad de qué manera has sido "programado" exactamente. Lo que ha ocurrido es lo siguiente: primero, tu sociedad y tu cultura te han enseñado a creer que no puedes ser feliz sin determinadas personas y determinadas cosas. Echa un vistazo a tu alrededor, y por todas partes verás personas que en realidad han construido sus vidas sobre la creencia que sin determinadas cosas - dinero, poder, éxito, aceptación, fama, amor, amistad, espiritualidad, Dios... - no pueden ser felices. ¿Cuál es la combinación exacta en tu caso? 

Una vez que te has "tragado" tu creencia, has desarrollado instintivamente un especial apego a esa persona o cosa, sin la que estabas convencido de no poder ser feliz. Luego vinieron los consabidos esfuerzos por adquirirla, aferrarte a ella una vez conseguida y eliminar toda posibilidad de perderla. Todo ello te llevó finalmente a una servil dependencia emocional de ella, hasta el punto de concederle el poder de hacerte estremecer al conseguirla, de angustiarte ante la posibilidad de verte privado de ella y entristecerte en el caso de perderla efectivamente. Detente ahora por unos momentos y contempla horrorizado la lista interminable de ataduras que te tienen preso. Piensa en cosas y personas concretas, no en abstracciones... Una vez que tu apego a ellas se hubo apoderado de ti, comenzaste a esforzarte al máximo, en cada instante de tu vida consciente, por reordenar el mundo que te rodeaba, en orden a conseguir y conservar los objetos de tu adhesión. Es ésta una agotadora tarea que apenas te deja energías para dedicarte a vivir y disfrutar plenamente la vida. Pero, además, es una tarea imposible en un mundo que no deja de cambiar y que tú, sencillamente, no eres capaz de controlar. Por eso, en lugar de una vida de plenitud y serenidad, estás condenado a vivir una vida de frustración, ansiedad, preocupación, inseguridad, incertidumbre y tensión. Durante unos pocos y efímeros momentos, el mundo, efectivamente, cede a tus esfuerzos y se acomoda a tus deseos, y gozas entonces de una pasajera felicidad. Mejor dicho: experimentas un instante de placer, que en modo alguno sustituye la felicidad, porque viene acompañado de un difuso temor a que, en cualquier momento, ese mundo de cosas y personas que con tanto esfuerzo has conseguido construir escape a tu control y te llene de frustración, que es algo que, tarde o temprano, acaba siempre por suceder. 

Hay algo aquí que conviene meditar: siempre que te encuentras inquieto o temeroso, es porque puedes perder o no conseguir el objeto de tu deseo, ¿no es verdad? Y siempre que sientes celos, ¿no es porque alguien puede llevarse aquello a lo que tú estás apegado? ¿Acaso tu irritación no se debe a que alguien se interpone entre ti y lo que deseas? Observa la paranoia que te entra cuando ves amenazado el objeto de tu adhesión o de tu afecto: no eres capaz de pensar con objetividad, y toda tu visión se deforma, ¿no es así? Y cuando te encuentres fastidiado, ¿no es porque no has conseguido en suficiente medida lo que tú crees que puede hacerte feliz o por lo que sientes apego? Y cuando estás deprimido y triste, ¿acaso no ve todo el mundo que es porque la vida no te da aquello sin lo que estás convencido de que no puedes ser feliz? Casi todas las emociones negativas que experimentas son fruto directo de un apego de este tipo. 

viernes, 5 de abril de 2013

UN MATRIMONIO VERDADERO



Todo el proceso del Tantra radica en cómo unir a los opuestos, cómo ayudar a que las polaridades se disuelvan en un único ser, y cuando uno está completo, uno es sagrado.

Ahora bien, el hombre y la mujer no pueden reunirse eternamente; solo puede tratarse de algo momentáneo. Esa es la desdicha del amor, y también su júbilo. El gozo, el éxtasis, es debido a la reunión momentánea. Al menos durante un momento uno se siente completo... no falta nada; todo encaja en una armonía. Hay un gran júbilo, pero no tarda en perderse. 

El Tantra dice: emplea esto como una llave... la reunión con lo exterior solo puede ser momentánea. Pero hay una mujer y un hombre interiores; la reunión con lo interior puede ser permanente, eterna. Así que aprende el secreto desde el exterior y aplicalo al interior. Ningún hombre es solo un hombre v ninguna mujer solo una mujer. Esta es una de las más grandes percepciones del Tantra... porque un hombre nace de hombre y mujer, de la reunión de esas dos polaridades. Lleva algo del padre y algo de la madre. Igual sucede con la mujer. De manera que en lo más hondo de nosotros también está el opuesto; si la mente consciente es hombre, entonces la inconsciente es mujer, y viceversa. 

A menos que aprendas el arte de reunirse con el otro interior, el amor permanecerá como una desdicha v el júbilo como un círculo vicioso, y te sentirás desgarrado. Esa reunión interior es posible del mismo modo que es posible la reunión exterior. Pero la interior tiene algo especial: no necesita terminar... puede ser un matrimonio verdadero.

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 116

¿ QUIÉN ES EL RESPONSABLE DE TU PROGRAMA?


MEDITACION 3 

"Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y a quien te fuerce a caminar una milla, acompáñalo dos" 
(Mt 5,40-41) 

Si observas de qué modo estás hecho y cómo funcionas, descubrirás que hay en tu mente todo un "programa" toda una serie de presupuestos acerca de cómo debe ser el mundo, cómo debes ser tú mismo y qué es lo que debes desear. 

¿Quién es el responsable de ese "programa"? Tú no, desde luego. No eres realmente tú quien ha decidido cosas tan fundamentales como son tus deseos y exigencias, tus necesidades, tus valores, tus gustos, tus actitudes... Han sido tus padres, tu sociedad, tu cultura, tu religión y tus experiencias pasadas las que han introducido en tu "ordenador" las normas de funcionamiento. Ahora bien, sea cual sea tu edad y vayas a donde vayas, tu "ordenador" va contigo y actúa y funciona en cada momento consciente del día, insistiendo imperiosamente en que sus exigencias deben ser satisfechas por la vida, por la gente, por ti mismo. De hacerlo así, el "ordenador" te permitirá vivir pacífica y felizmente; de lo contrario, y aunque tú no tengas la culpa, generará unas emociones negativas que te harán sufrir. 

Cuando, por ejemplo, otras personas no viven con arreglo a las expectativas de tu "ordenador", éste te atormenta a base de frustración, de ira, de amargura... O cuando, por ejemplo, las cosas escapan a tu control, o el futuro es incierto, tu "ordenador" insiste en que experimentes ansiedad, tensión, preocupación... Entonces empleas un montón de energías en hacer frente a esas emociones negativas. Y generalmente te las apañas para gastar más aún energías en intentar cambiar el mundo que te rodea, al objeto de satisfacer las exigencias de tu "ordenador". con lo cual obtienes cierta dosis de una paz bastante precaria, porque en cualquier momento la menor nimiedad (un tren que se retrasa, una grabadora que no funciona, una carta que no llega...) no es conforme con el programa de tu "ordenador", y éste se empeñará en que vuelvas a preocuparte de nuevo. 

jueves, 4 de abril de 2013

MÁS ALLÁ DEL LENGUAJE


Todo lo que es grande está más allá del lenguaje.

Cuando hay, tanto que decir, siempre resulta difícil decirlo. Solo se pueden decir las cosas pequeñas, únicamente las trivialidades, lo mundano. Siempre que sIentEs algo abrumador, es imposible decirlo, porque las palabras son demasiado estrechas para contener algo esencial. Las palabras son utilitarias. Son buenas para las actividades del día a día, mundanas. Empiezan a quedarse cortas a medida que vais más allá de la vida corriente. En el amor no son útiles, en la oración se vuelven completamente inapropiadas. Todo lo que es grande está más allá del lenguaje, y cuando una persona averigua que nada se puede expresar, entonces ha llegado. Entonces la vida está llena de gran belleza, de gran amor, de gran júbilo v celebración.

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 115
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