viernes, 30 de noviembre de 2012

VIDAS DE MECEDORAS


VIVE LA VIDA AL MÁXIMO

Dios es simplemente vivir la vida al máximo

"Yo os enseño a no tener miedo, 
a vivir con toda la totalidad 
y toda la pasión posibles, 
porque a través de una vida intensa 
encontraréis a Dios. 
Dios es simplemente vivir la vida al máximo, 
con total abandono, 
estando tan inmerso en el baile 
que desaparece el bailarín 
y sólo queda el baile. 
Cuando descubres esto, 
significa que has llegado a casa".

Osho, Ven otra vez, ven. Celebrando la alegría de la vida
Fuente Osho Maestro Blogspot

EL SER


El Ser es la única Vida, eterna, siempre presente, más allá de las miles de formas de la vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo está más allá, sino también profundamente dentro de cada forma como su esencia más íntimamente invisible e indestructible. Esto significa que es accesible a usted ahora como su propio ser más profundo, su verdadera naturaleza. Pero no busque captarlo con la mente. No trate de entenderlo. 

Usted puede conocerlo sólo cuando la mente está inmóvil. Cuando usted está presente, cuando su atención está completa e intensamente en el Ahora, se puede sentir el Ser, pero nunca puede ser entendido mentalmente. Recuperar la conciencia del Ser y permanecer en ese estado de "sentimiento­-realización" es la iluminación.

EL PODER DEL AHORA
Eckhart Tolle

EL MENDIGO

Un mendigo había estado sentado más treinta años a la orilla de un camino.

Un día pasó por allí un desconocido. "Una monedita", murmuró mecánicamente el mendigo, alargando su vieja gorra de béisbol. "No tengo nada que darle", dijo el desconocido. Después preguntó: "Qué es eso en lo que está sentado?" "Nada", contestó el mendigo. "Sólo una caja vieja. Me he sentado en ella desde que tengo memoria". "¿Alguna vez ha mirado lo que hay dentro?", preguntó el desconocido. "No" dijo el mendigo. "¿Para qué? No hay nada dentro". "Échele una ojeada", insistió el desconocido. El mendigo se las arregló para abrir la caja. Con asombro, incredulidad y alborozo, vio que la caja estaba llena de oro. 

Yo soy el desconocido que no tiene nada que darle y que le dice que mire dentro. No dentro de una caja como en la parábola, sino en un lugar aún más cercano, dentro de usted mismo

"¡Pero yo no soy un mendigo! ", le oigo decir. 

Los que no han encontrado su verdadera riqueza, que es la alegría radiante del Ser y la profunda e inconmovible paz que la acompaña, son mendigos, incluso si tienen mucha riqueza material. Buscan afuera mendrugos de placer o de realización para lograr la aceptación, la seguridad o el amor, mientras llevan den­tro un tesoro que no sólo incluye todas esas cosas sino que es infinitamente mayor que todo lo que el mundo pueda ofrecer. 

La palabra iluminación evoca la idea de un logro sobrehumano y el ego quiere conservar las cosas así, pero es simplemente el estado natural de sentir la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, algo que, casi paradójicamente, es esencialmente usted y sin embargo es mucho más grande que usted. Es encontrar su verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma. La incapacidad de sentir esta conexión da lugar a la ilusión de la separación, de usted mismo y del mundo que lo rodea. Entonces usted se percibe a sí mismo, consciente o inconscientemente, como un fragmento ais­lado. Surge el miedo y el conflicto interior y exterior se vuelve la norma. 

Me encanta la sencilla definición de la iluminación dada por Buda como "el fin del sufrimiento". No hay nada sobrehumano en esto, ¿cierto? Por supuesto, como toda definición, es incompleta. Sólo dice lo que la iluminación no es: no es sufrimiento. ¿Pero qué queda cuando ya no hay sufrimiento? El Buda no habla sobre esto y su silencio implica que usted tiene que averiguarlo por sí mismo. Usa una definición negativa para que la mente no la convierta en algo que se deba creer o en un logro sobrehumano, una meta que es imposible de alcanzar. A pesar de esta precaución, la mayoría de los budistas aún cree que la iluminación es para el Buda, no para ellos, al menos no en esta vida.

ECKHART TOLLE
El Poder del Ahora

DIVINO PROPÓSITO


AMOR-ODIO

Siempre que amas algo, también lo odias.

Encontraras excusas de por qué odiar, pero no son relevantes.
 
Nunca dejes que tu odio decida algo. Al saber que hay odio, deja siempre que decida el amor. No estoy diciendo que lo suprimas, no; pero nunca lo dejes decidir. Deja que esté ahí, que tenga un lugar secundario. Acéptalo  pero nunca permitas que sea decisivo. Descuidalo, y morirá por sí solo. Prestale más atención al amor y deja que este decida. Tarde o temprano, el amor tomará posesión de todo tu ser y no quedará lugar para el odio.

OSHO
Día a Día
Día 50

RETORNO A LA AUTENTICIDAD


AHORA

Tu mente es una entidad falsa, porque nunca llama en el presente. Deja que éste sea el criterio de la realidad: lo que existe, siempre existe aquí y ahora; todo lo que no existe, nunca es parte del presente. ¡Abandona todo lo que nunca llama en el ahora! Y si entras en el ahora, se abre una nueva dimensión: la dimensión de la eternidad.

Osho

jueves, 29 de noviembre de 2012

LA COMPRENSIÓN MÍSTICA


La comprensión mística de la verdad no es la percepción o la cognición. De ahí que se 
afirme que puedes alcanzar la fuente original aquietando la mente, por eso se llama el estado 
iluminado del ser en su estado original, la independiente y suprema liberación.

Nan-ch'uan (748-834)

BEBES DEPENDIENTES

Habla Jorge Bucay sobre el origen de la dependencia del hombre y en relación a como otros seres vivos no dependen de sus padres en su desarrollo.....La solución que la naturaleza encontró para resolver esta dependencia absoluta de los humanos fue crear una relación donde difícilmente los padres puedan abandonar a los hijos. 

El instinto o el amor (prefiero pensar como decidir renunciar a una parte de nuestro propio cuerpo.

Esto protege a los bebés humanos recién nacidos del abandono de los padres y asegura que haya alguien a su cuidado.

Pero este mecanismo no sólo aporta seguridad, también genera problemas.

Cuando un hombre y una mujer deciden transformarse en una familia teniendo un hijo, están estableciendo una responsabilidad respecto de lo que sigue, pero además están generando un irremediable conflicto que deberán resolver.

Están decidiendo traer al mundo un ser vivo al que sentirán como si fuera una prolongación suya, literalmente, sabiendo a la vez que esa cría será un ser íntegro y separado del vínculo de la pareja que prepara desde su nacimiento su partida.

A los padres esto no nos resulta nada fácil. Porque nunca es fácil ser el carcelero y el libertador. No se quiere a un hijo como se quiere a los otros. Con Claudia me pasan cosas que con el resto de las personas no me pasan. No sólo la quiero más que a nadie en el mundo, sino que la quiero de una manera diferente, como si fuera una parte de mí.

Los hijos son en muchos sentidos una excepción.

Esta sensación de que el otro es una prolongación mía puede ser muy buena para ese bebé en los 
primeros tiempos, motivándome a cuidarlo y protegerlo; porque en realidad el hijo fue concebido desde los 
deseos de los padres y por lo tanto la decisión es producto de una vivencia bastante autorreferencial.

Un día, a los trece años, el otro de mis amores, mi hijo Demián, pesca en casa un libro de psicología y se 
pone a leerlo. Entonces viene y me dice:

“Papi, ¿es verdad que los hijos somos producto de una insatisfacción de los padres?”...

Cuando Demián me hizo esta pregunta, yo me di cuenta que el libro tenía razón. Porque si uno estuviera 
totalmente satisfecho con su vida, si todo lo que tiene fuera suficiente, si uno no sintiera el deseo de trascender 
teniendo hijos o el deseo de realizarse como padre y como familia, si uno no tuviera ese deseo personal...
entonces, no tendría hijos.

Es este deseo insatisfecho —educado, pautado cultural o personalmente— lo que nos motiva a tener 
hijos.

Los hijos nacen por una decisión y un deseo nuestros, no por un deseo de ellos. Por eso, cuando los 
adolescentes se enojan y nos dicen: “Yo no te pedí nacer”, parece una estupidez, pero es la verdad.

La vivencia de ser uno con los hijos puede, como dije, tener una función positiva para ellos durante los 
primeros años de vida, pero es nefasta para su futuro. Porque el niño recibe esto, percibe que es tratado como 
si fuera un pedazo de otro, pero no siente que lo sea.

JORGE BUCAY
El Camino de la Autodependencia


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