viernes, 30 de noviembre de 2012

AMOR-ODIO

Siempre que amas algo, también lo odias.

Encontraras excusas de por qué odiar, pero no son relevantes.
 
Nunca dejes que tu odio decida algo. Al saber que hay odio, deja siempre que decida el amor. No estoy diciendo que lo suprimas, no; pero nunca lo dejes decidir. Deja que esté ahí, que tenga un lugar secundario. Acéptalo  pero nunca permitas que sea decisivo. Descuidalo, y morirá por sí solo. Prestale más atención al amor y deja que este decida. Tarde o temprano, el amor tomará posesión de todo tu ser y no quedará lugar para el odio.

OSHO
Día a Día
Día 50

RETORNO A LA AUTENTICIDAD


AHORA

Tu mente es una entidad falsa, porque nunca llama en el presente. Deja que éste sea el criterio de la realidad: lo que existe, siempre existe aquí y ahora; todo lo que no existe, nunca es parte del presente. ¡Abandona todo lo que nunca llama en el ahora! Y si entras en el ahora, se abre una nueva dimensión: la dimensión de la eternidad.

Osho

jueves, 29 de noviembre de 2012

LA COMPRENSIÓN MÍSTICA


La comprensión mística de la verdad no es la percepción o la cognición. De ahí que se 
afirme que puedes alcanzar la fuente original aquietando la mente, por eso se llama el estado 
iluminado del ser en su estado original, la independiente y suprema liberación.

Nan-ch'uan (748-834)

BEBES DEPENDIENTES

Habla Jorge Bucay sobre el origen de la dependencia del hombre y en relación a como otros seres vivos no dependen de sus padres en su desarrollo.....La solución que la naturaleza encontró para resolver esta dependencia absoluta de los humanos fue crear una relación donde difícilmente los padres puedan abandonar a los hijos. 

El instinto o el amor (prefiero pensar como decidir renunciar a una parte de nuestro propio cuerpo.

Esto protege a los bebés humanos recién nacidos del abandono de los padres y asegura que haya alguien a su cuidado.

Pero este mecanismo no sólo aporta seguridad, también genera problemas.

Cuando un hombre y una mujer deciden transformarse en una familia teniendo un hijo, están estableciendo una responsabilidad respecto de lo que sigue, pero además están generando un irremediable conflicto que deberán resolver.

Están decidiendo traer al mundo un ser vivo al que sentirán como si fuera una prolongación suya, literalmente, sabiendo a la vez que esa cría será un ser íntegro y separado del vínculo de la pareja que prepara desde su nacimiento su partida.

A los padres esto no nos resulta nada fácil. Porque nunca es fácil ser el carcelero y el libertador. No se quiere a un hijo como se quiere a los otros. Con Claudia me pasan cosas que con el resto de las personas no me pasan. No sólo la quiero más que a nadie en el mundo, sino que la quiero de una manera diferente, como si fuera una parte de mí.

Los hijos son en muchos sentidos una excepción.

Esta sensación de que el otro es una prolongación mía puede ser muy buena para ese bebé en los 
primeros tiempos, motivándome a cuidarlo y protegerlo; porque en realidad el hijo fue concebido desde los 
deseos de los padres y por lo tanto la decisión es producto de una vivencia bastante autorreferencial.

Un día, a los trece años, el otro de mis amores, mi hijo Demián, pesca en casa un libro de psicología y se 
pone a leerlo. Entonces viene y me dice:

“Papi, ¿es verdad que los hijos somos producto de una insatisfacción de los padres?”...

Cuando Demián me hizo esta pregunta, yo me di cuenta que el libro tenía razón. Porque si uno estuviera 
totalmente satisfecho con su vida, si todo lo que tiene fuera suficiente, si uno no sintiera el deseo de trascender 
teniendo hijos o el deseo de realizarse como padre y como familia, si uno no tuviera ese deseo personal...
entonces, no tendría hijos.

Es este deseo insatisfecho —educado, pautado cultural o personalmente— lo que nos motiva a tener 
hijos.

Los hijos nacen por una decisión y un deseo nuestros, no por un deseo de ellos. Por eso, cuando los 
adolescentes se enojan y nos dicen: “Yo no te pedí nacer”, parece una estupidez, pero es la verdad.

La vivencia de ser uno con los hijos puede, como dije, tener una función positiva para ellos durante los 
primeros años de vida, pero es nefasta para su futuro. Porque el niño recibe esto, percibe que es tratado como 
si fuera un pedazo de otro, pero no siente que lo sea.

JORGE BUCAY
El Camino de la Autodependencia


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