miércoles, 21 de noviembre de 2012

NO A LA DEPENDENCIA

Cuando la búsqueda de tu mirada se transforma en dependencia, el amor se transforma en una lucha por el poder. Caemos en la tentación de ponernos al "ser-vicio" del otro, de manipular un poco su lástima, de darle bronca y hasta de amenazarlo con el abandono, con el maltrato o con nuestro propio sufrimiento...

Volveremos a hablar de este tema cuando lleguemos a El camino del encuentro, pero me parece importante dejar escrito aquí que, sin importar la gravedad de este cuadro, sucede con él lo mismo que con las restantes adicciones:

Tomando como única condición el deseo sincero de superar la adicción, la codependencia se trata y se cura.

La propuesta es:

Abandonar TODA dependencia

JORGE BUCAY
El Camino de la Autodependencia

LA MEJORA PERSONAL

La mejora personal es un camino al infierno. Todos los esfuerzos por hacer algo de ti mismo, algo parecido a un ideal, van a crear cada vez más locura. Los ideales son los cimientos de toda locura, y la humanidad entera está neurótica debido a demasiados ideales.

Los animales no están neuróticos porque carecen de ideales. Los árboles no están neuróticos porque no tienen ningún ideal. No intentan convertirse en otro. Simplemente disfrutan de lo que son. 

Así que tú eres tú. Pero en alguna parte de tu interior quieres convertirte en Buda o en Jesús, y entonces completas un círculo que será interminable. Tienes que ver la cuestión: tú eres tú. Y la totalidad, o existencia, quiere que seas tú. Por ese motivo la existencia te ha creado, de lo contrario habría creado a un modelo mejor. Quería que estuvieras aquí en este momento. No quería que Jesús estuviera aquí en lugar de ti. Y la existencia sabe más. El todo siempre sabe más que la parte. 

Así que acéptalo. Si puedes aceptarlo, habrás aprendido el mayor secreto de la vida, y entonces todo encaja. Se tú. No hay necesidad de erguirte más; no hay necesidad de que tengas una altura diferente de la que ya tienes. No hay necesidad de tener otra cara. Simplemente se como eres, y al aceptarte desde lo más hondo, el florecimiento tiene lugar y pasas a convertirte cada vez más en ti. 

En cuanto abandonas la idea de convertirte en otra persona, desaparece la tensión. De pronto toda la tensión se desvanece. Estas aquí, luminosos, en este momento. Y no hay otra cosa que hacer que celebrar y disfrutar.

OSHO 
Día a Día
Día 44

martes, 20 de noviembre de 2012

SUFRIENDO COMO SI HUBIERAN DEJADO DE QUERERTE


Dice Antonio Porchia en su libro Voces:

“Han dejado de engañarte, no de quererte, y sufres como si hubiesen dejado de quererte”.

Claro, a todos nos gustaría evitar la odiosa frustración de no ser queridos. A veces, para lograrlo, nos volvemos neuróticamente manipuladores: Manejo la situación para poder engañarme y creer que me seguís queriendo, que seguís siendo mi punto de apoyo, mi bastón.

Y empiezo a descender. Me voy metiendo en un pozo cada vez más oscuro buscando la iluminación del encuentro.

El primer peldaño es intentar transformarme en una necesidad para vos.

Me vuelvo tu proveedor selectivo: te doy todo lo que quieras, trato de complacerte, me pongo a tu disposición para cualquier cosa que necesites, intento que dependas de mí. Trato de generar una relación adictiva, reemplazo mi deseo de ser querido por el de ser necesitado. Porque ser necesitado se parece tanto a veces a ser querido... Si me necesitás, me llamás, me pedís, me delegás tus cosas y hasta puedo creer que me estás queriendo.

Pero a veces, a pesar de todo lo que hago para que me necesites, vos no parecés necesitarme. ¿Qué hago? Bajo un escalón más.

Intento que me tengas lástima...

Porque la lástima también se parece un poco a ser querido...

Así, si me hago la víctima (Yo que te quiero tanto... y vos que no me querés...), quizás...

Este camino se transita demasiado frecuentemente. De hecho, de alguna manera todos hemos pasado por este jueguito. Quizá no tan insistentemente como para dar lástima, pero quién no dijo:

“¡Cómo me hacés esto a mí!”

“Yo no esperaba esto de vos, estoy tan defraudado... estoy tan dolorido...”

“No me importa si vos no me querés... yo sí te quiero”.

Pero la bajada continúa...

¿Y si no consigo que te apiades de mí? ¿Qué hago? ¿Soporto tu indiferencia?... 
¡Jamás!

Si llegué hasta aquí, por lo menos voy a tratar de conseguir que me odies.

A veces uno se saltea alguna etapa... baja dos escalones al mismo tiempo y salta de la búsqueda de volverse necesario directamente al odio, sin solución de continuidad. Porque, en verdad, lo que no soporta es la indiferencia.

Y sucede que uno se topa con gente mala, tan mala que...¡ni siquiera quiere odiarnos! Qué malas personas, ¿verdad?

Quiero que aunque sea me odies y no lo consigo.

Entonces... Estoy casi en el fondo del pozo. ¿Qué hago?

Dado que dependo de vos y de tu mirada, haría cualquier cosa para no tener que soportar tu indiferencia.

Y muchas veces bajo el último peldaño para poder tenerte pendiente:

Trato de que me tengas miedo.

Miedo de lo que puedo llegar a hacer o hacerme (fantaseando dejarte culpable y pensándome...)

Podríamos imaginar a Glenn Close diciéndole a Michael Douglas en la película “Atracción fatal”:

—Si no pude conseguir sentirme querida ni necesitada, si te negaste a tenerme lástima y ocuparte de mí por piedad, si ni siquiera conseguí que me odies, ahora vas a tener que notar mi presencia, quieras o no, porque a partir de ahora voy a tratar de que me temas.

JORGE BUCAY
El Camino de la Autodependencia

lunes, 19 de noviembre de 2012

DOCE AÑOS DESPUES


Era un joven que había decidido seguir la vía de la evolución interior. Acudió a un maestro y le preguntó:

–Guruji, ¿qué instrucción debo seguir para hallar la verdad, para alcanzar la más alta sabiduría?

El maestro le dijo:

–He aquí, jovencito, todo lo que yo puedo decirte: todo es el Ser, la Conciencia Pura. De la misma manera que el agua se convierte en hielo, el Ser adopta todas las formas del universo. No hay nada excepto el Ser. Tú eres el Ser. Reconoce que eres el Ser y habrás alcanzado la verdad, la más alta sabiduría.

El aspirante no se sintió satisfecho. Dijo:

–¿Eso es todo? ¿No puedes decirme algo más?

–Tal es toda mi enseñanza -aseveró el maestro-. No puedo brindarte otra instrucción.

El joven se sentía muy decepcionado, pues esperaba que el maestro le hubiese facilitado una instrucción secreta y algunas técnicas muy especiales, incluso un misterioso mantra. 

Pero como realmente era un buscador genuino, aunque todavía muy ignorante, se dirigió a otro maestro y le pidió instrucción mística. Este segundo maestro dijo:

–No dudaré en proporcionártela, pero antes debes servirme durante doce años. Tendrás que trabajar muy duramente en mi ashram comunidad espiritual. Por cierto, hay un trabajo ahora disponible. Se trata de recoger estiércol de búfalo.

Durante doce años, el joven trabajó en tan ingrata tarea. Por fin llegó el día en que se había cumplido el tiempo establecido por el maestro. Habían pasado doce años, doce años recogiendo estiércol de búfalo. Se dirigió al maestro y le dijo:

–Maestro, ya no soy tan joven como era. El tiempo ha transcurrido. Han pasado una docena de años. Por favor, entrégame ahora la instrucción.

El maestro sonrió. Parsimoniosa y amorosamente, colocó una de sus manos sobre el hombro del paciente discípulo, que despedía un rancio olor a estiércol. Declaró:

–Toma buena nota. Mi enseñanza es que todo es el Ser. Es el Ser el que se manifiesta en todas las formas del universo. Tú eres el Ser.

Espiritualmente maduro, al punto el discípulo comprendió la enseñanza y obtuvo iluminación. Pero cuando pasaron unos momentos y reaccionó, dijo:

–Me desconcierta, maestro, que tú me hayas dado la misma enseñanza que otro maestro que conocí hace doce años. ¿Por qué habrá sido?

–Simplemente, porque la verdad no cambia en doce años, tu actitud ante ella, sí.

Cuando estás espiritualmente preparado, hasta contemplar una hoja que se desprende del árbol puede abrirte a la verdad.

Cuento Hindú
Tomado del Blog de Joan

CREE EN LA POESÍA

La vida es un tesoro inagotable, pero solo el corazón del poeta puede saberlo. 

El amor es la única poesía que hay. El resto de la poesía es simplemente un reflejo de él. La poesía puede estar en el sonido, en la piedra, en la arquitectura, pero, básicamente, eso es reflejo del amor capturado en diferentes medios. Pero el alma de la poesía es el amor, y aquel que vive el amor es el verdadero poeta. Puede que nunca escriba poemas, quizá nunca componga música, es posible que jamás haga nada que la gente considere arte, pero el hombre que vive el amor, el que ama por completo, totalmente, es el verdadero poeta. Y esta es la poesía de la que está hecha o debería estar hecha la religión. 

La religión es verdadera si hace nacer el poeta en vosotros. Si mata al poeta y crea al así llamado santo, no es religión. Es patología, una especie de neurosis ataviada con términos religiosos. La verdadera religión libera poesía en vosotros, y amor, arte y creatividad, te vuelve más sensibles. Palpitas más, tu corazón late con un nuevo ritmo. Tu vida deja de ser un fenómeno aburrido y estancado. Resulta una sorpresa constante y cada momento abre nuevos misterios. 

La vida es un tesoro inagotable, pero solo el corazón del poeta puede saberlo. Yo no creo en la filosofía, no creo en la teología, pero sí creo en la poesía.

OSHO
Día a Día
Día 43
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...