jueves, 18 de octubre de 2012

¿SER LIBRE O TENER RAZÓN?


INVENTAMOS NUESTROS PROPIOS FANTASMAS

Esta es una historia budista Zen:

Una mujer agonizante pide a su marido:

“Cuando me muera, quiero que seas fiel a mi recuerdo. Si te casas con otra, mi fantasma vendrá a molestarte”.

El hombre jura ser fiel. Cuando ella muere le guarda luto, pero al cabo de seis meses se enamora de otra mujer.

El fantasma aparece para decirle:

“¡Te vigilo! ¡Sé lo que le dices, qué regalos le das, y te puedo repetir las palabras con que la cortejas!”

Sintiéndose así vigilado, el pobre hombre no puede hacer nada.

En el colmo de la angustia va a consultar a un monje budista Zen, y éste le dice:

“Bien, el fantasma sabe todo lo que haces… Entonces la próxima vez que se te aparezca, toma un puñado de arroz y pregúntale cuántos granos tienes en la mano.

Si te responde exactamente, es un fantasma de verdad. Si no te responde, significa que tú lo has inventado”.

Y así fue: cuando apareció el fantasma, el hombre le preguntó cuántos granos de arroz tenía en la mano. El fantasma se disolvió.


Inventamos nuestros propios fantasmas. Creemos vivir libremente en el presente y sin embrago estamos condicionados, maniatados, inhibidos por recuerdos. Estos recuerdos, impresos en nuestro cerebro, se nos manifiestan en la vida bajo formas de fantasmas. Creemos ver la realidad, cuando en verdad sólo vemos imágenes de nuestros sueños. Es necesario enfrentar esos fantasmas, ver qué es real y qué es producto de nuestro miedo. Visen exigía: “¡Deja a un lado los fantasmas y sé ante todo un hombre!” Estos fantasmas interiores nos dicen a cada momento “La vida es terrible, cuidado, huye, no la enfrentes tal cual es, disfrázala, disfrázala”. Y es así como la mayor parte de nosotros, por terror al mundo, lo transformamos en sueños, píldoras, actividades superficiales, y nos movemos en él perfectamente dormidos.

El monje del cuento afirma: “En tu puño tienes un número preciso, objetivo, de granos de arroz; tienes que saber cuántos granos tienes, es decir, tienes que saber cuál es la exacta realidad, afrontarla, trabajar en ella y construir una vida real, sin temor a ser lo que tienes que ser”.

Bertrand Russell dijo: “Para vivir en el mundo tienes que aceptar que es horrible, horrible, horrible”. Con ello dio a entender que aceptando lo “horrible” del mundo, uno puede enfrentarse a él sin huirle hasta convertirlo en el paraíso que debe ser todo presente real.

Alejandro Jodorowsky

VAMOS A PONERNOS CONTENTOS


martes, 16 de octubre de 2012

LA VIDA


EN PAZ


ARTE


Puedes ser pintor con sólo aprender el arte; puedes aprender todo lo que se puede enseñar en las escuelas de arte; puedes ser hábil y puedes pintar bellos cuadros, incluso puedes convertirte en una figura de renombre en el mundo; nadie será capaz de saber que es sólo técnica, a no ser que te cruces con un Maestro; pero tú siempre sabrás que es sólo técnica.

Tus manos se han vuelto habilidosas, tu cabeza conoce la destreza, pero tu corazón no fluye. Pintas, pero no eres un pintor. Creas una obra de arte, pero no eres un artista. Tú la haces, pero no estás en ella. La haces como haces otras cosas, pero no eres un amante. No estás involucrado en ella totalmente. Tu ser interno permanece a distancia, indiferente, se queda a un lado. Tu cabeza y tus manos siguen trabajando, pero tú no estás ahí. La pintura no transmitirá tu presencia. No te transmitirá a ti. Puede que lleve tu firma, pero no tu ser.

Un Maestro lo sabrá inmediatamente, porque esa pintura estará muerta. ¡Hermosa, sí! ¡Pero también se puede decorar un cadáver! ¡También se puede pintar un cadáver! Incluso puedes ponerle lápiz de labios, y parecerán rojos; pero el lápiz de labios, no importa lo rojo que sea, no puede tener la calidez de la sangre que fluye. Esos labios... ¡pintados! Pero no hay vida en ellos. 

Osho.

ANALFABETAS MODERNOS


lunes, 15 de octubre de 2012

SOLO ESTOY VIVO....


Un político, un empresario y un intelectual visitaron al sabio Lao Tsé.
Habían oído que era feliz .

Al verle sintieron que su presencia emanaba armonía paz y serenidad.
¿Acaso tienes poder sobre otros hombres? le pregunto el político.
Lao Tsé negó con la cabeza
"El único hombre del que soy dueño es de mi mismo."
El empresario intervino ¿"Acumulas riquezas materiales"?
El sabio volvió a negar "Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas"
El intelectual añadió:
As alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?
Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez ...
"El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia."

Desconcertados los tres hombres preguntaron:
y entonces dinos ¿cual es la causa de tu felicidad?
El Sabio sonrió: "La verdadera felicidad no tiene ninguna causa.

Estoy vivo , "y es lo único que necesito para ser feliz"
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...