Para bien cuidar de mi enojo lo primero que hago es regresar a mi respiración y mirar hacia adentro muy profundamente. Me doy cuenta al instante de que hay en mí una energía llamada enojo. Luego reconozco que necesito otra clase de energía para cuidar de este enojo e invito a esa energía a que aparezca y lleve a cabo dicha tarea. Esta segunda energía se llama consciencia plena. Cada uno de nosotros lleva dentro la semilla de la consciencia plena. Con la energía de la plena consciencia podemos dispensar buenos cuidados a la energía del enojo.
La consciencia plena es una clase de energía que nos ayuda a ser conscientes de lo que está pasando. Todo el mundo es capaz de ser plenamente consciente. Los que practicamos a diario tenemos más capacidad de ser plenamente conscientes que los que no lo hacen. Quienes no practican poseen de todos modos la semilla de la consciencia plena, pero su energía es muy débil. La energía de la consciencia plena aumentará con apenas tres días de práctica.
La consciencia plena puede estar presente en todo lo que hacemos. Si al beber un vaso de agua son conscientes de que en ese instante están bebiendo agua y de que no están haciendo ninguna otra cosa, están bebiendo con plena consciencia. Si centran todo su ser, su cuerpo y su mente en el agua, hay consciencia plena y concentración, y puede decirse que el acto de beber es plenamente consciente. No beben con la boca únicamente, sino también con su cuerpo y su consciencia. Así es como me enseñaron cuando era novicio.