domingo, 6 de noviembre de 2022
sábado, 5 de noviembre de 2022
CUANDO NADA ES ALGO
Recientemente tuve una conversación con alguien que había pasado por un periodo de sufrimiento. Varias veces, durante nuestros encuentros, esa persona dijo: "Pero ya sé que no es nada. Entiendo que no es nada". Esa es la verdad, no es nada, pero estaba claro que esa persona no había tomado verdadera conciencia de ello. Para evitar ese descubrimiento directo estaba usando este mantra: Ya sé que no es nada, que no importa; realmente no es nada, en realidad no está pasando nada. Éste es el peligro, tomar la verdad y filtrarla a través de la mente hasta que se convierta en otro mecanismo de defensa. Esto es algo que cabe esperar, de modo que mantente alerta a este peligro. Decir que el sufrimiento no es nada, o incluso recordar una experiencia en la que se reveló que no era nada, es inútil.
Asume que es algo, asume que es real y después mira: ¿qué es?
La manera habitual de lidiar con la incomodidad, desde la más leve hasta la más extrema, es intentar esconderse o escapar de ella. Ese escape asume muchas formas distintas. Conoces bien esas formas. Generalmente hay un culpar. Culpas a otros por tus faltas, o por las faltas de otro, o por las del mundo. Hay justificación. Te inventas excusas por regodearte en el sufrimiento y en la negatividad. Das peso, preeminencia e importancia a la excusa. Hay una negación del sufrimiento.
Actúas como si no pasara nada, entras en una especie de trance disociado y vas caminando por ahí como una piedra diciendo: "No me pasa nada".
Todas estas estrategias tienen su lugar en el desarrollo de la conciencia individual. A una mente inmadura le pueden ocurrir cosas que sean demasiado grandes para poder manejarlas y por eso se inventa estrategias para sobrellevarlas. No hay nada malo en ello. Son apropiadas en ciertos momentos y lugares. Pero cuando un individuo llega a un nivel de madurez particular, surge el deseo de conocer la verdad. El ansia de ver con claridad muestra la futilidad de todas las estrategias. La madurez descubre que no es posible escaparse encubriendo, negando, expresando desconsoladamente o culpando. Uno reconoce que el sufrimiento evitado mediante las estrategias no hace sino agrandarse, porque intervienen más pensamientos, más historias y más emociones. En ese momento uno puede desilusionarse y sentirse incapaz de huir. Esta decepción es el comienzo del potencial que tiene la mente para abrirse y descubrir que es posible afrontar el sufrimiento plena y directamente.
Si el padecimiento vuelve a aparecer, el reto consiste en afrontarlo sin recordar lo ocurrido en el último encuentro con él. Afrontar el sufrimiento con mente abierta es sufrir conscientemente. Y ello es liberarse de la reacción de escapar.
Cuando te liberas de la tendencia a huir, puedes darte cuenta, finalmente, de qué es realmente el sufrimiento.
En un verdadero encuentro se produce una explosión de amor, claridad y verdad. La esencia de uno mismo se revela de profesor a alumno, de amigo a amigo, de amante a amante, de padre a hijo, de mente a sufrimiento. Si empiezas a imaginarte qué te traerá el próximo encuentro, el verdadero encuentro se pierde, porque ahora es propiedad del pasado y la tendencia a evitar el sufrimiento empieza a enraizarse de nuevo. Al principio puede ser sutil y después, a medida que es fertilizada por la negación, la justificación, la culpa o la conceptualización de que no es nada, el sufrimiento se intensifica.
Este es el filo. Mientras haya un cuerpo funcionando y existiendo en este mundo aparente, habrá mente. No puede haber un cuerpo sin mente. Esa mente puede ser pacífica, abierta, sáttvica, acogedora, investigadora, o puede estar cerrada, disociada, ser una mente culpante y fabricadora de estrategias. En esta vida tenemos la oportunidad de decir la verdad sobre lo que está ocurriendo en la mente.
Debes ser consciente de la tendencia de la mente a tomar cualquier enseñanza y convertirla en otra estrategia, en otra excusa o en otro intento de escapar. No hay nada malo en eso.
No es que esté equivocada o sea mala. Sólo está siguiendo su naturaleza. De hecho, esto es muy útil. Darte cuenta de esto te lleva a sentir humildad. Es el antídoto contra cualquier noción de arrogancia, superioridad o del intento de alcanzar algún lugar donde no puedas ser tocado. Cuando estás dispuesto a sentir y a decir: "He sido tocado por esto, duele, ¿qué es?", entonces verás lo que no puede ser tocado, pero no antes. Si es antes, es un truco de la mente, que es una gran especialista en todo tipo de ardides. Si te gusta el juego duro, entonces es una delicia.
Evidentemente, te gusta recrearte estoicamente.
La vigilancia exigida es estar dispuesto a decir despiadadamente la verdad sobre la identificación. A decirla sobre cualquier historia que pase por la mente. Si hay emociones Fuertes y continuas tienes que reconocer que se está contando una historia, aunque no seas consciente de su contenido. Tal vez sea sub-verbal. Tal vez no llegue a ser consciente, pero sigue habiendo cierta historia de sufrimiento y sobre un sufridor.
Estando dispuesto a decir la verdad tienes la oportunidad de encontrarte con cualquiera de los dos. Ambos encuentros son autoindagación. Los dos revelan la inexistencia del sufrimiento y la inexistencia del sufridor. Pero esto sólo se desvela en un verdadero encuentro, no en un concepto. El concepto es simplemente un apoyo para creer en un sufridor que dice que no cree en el sufridor. Decir que no está pasando nada en realidad favorece que ese algo crezca todavía más.
Las emociones no son un problema. Las emociones forman parte de la textura de la vida. Enfado, miedo, pena y tristeza son como la meteorología cambiante. Pero la continuidad de cierta emoción a lo largo del tiempo indica que la mente está fabricándose cierta historia, con pensamientos sutiles o no tan sutiles, y que después va añadiendo otros sobre los primeros.
Este es el desafío más complicado. Es un reto espiritual. Antes de esto, son simplemente ir tirando, mantenerse de una pieza, encontrar un escape. Este es otro nivel de reto, y no es para encontrar una huida, no es mantenerse de una pieza, no es para hacer que todo sea tranquilo y seguro. Este desafío es nada menos que la invitación a la verdadera vigilancia.
Extracto del libro:
Libertad y resolución
Gangaji
Imágenes tomadas de internet
viernes, 4 de noviembre de 2022
MÚSICA PARA SORDOS
Ahora veo la absurda conducta de los santos.
Pero sé que mi espíritu está muerto. De manera que suspendo mi juicio hasta que esté vivo. Tal vez entonces comprenda.
Veo también el disparatado comportamiento de los que aman. Pero sé que mi corazón está muerto.
De modo que, en lugar de juzgarlos, he comenzado a orar para que un día mí corazón llegue a vivir.
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
jueves, 3 de noviembre de 2022
AÑOS DE MADUREZ
Vivo en una soledad que podría ser dolorosa para un joven, pero que es una delicia en los años de madurez.
Albert Einstein
Paulo Coelho dijo que «un guerrero de la luz usa la soledad, pero no es usado por ella». Nos han enseñado que lo normal y sano es vivir en pareja, formar una familia, pasar el tiempo con amigos y colegas. Pero vivir o pasar nuestro tiempo en soledad, de forma voluntaria, puede ayudarnos a descubrir una nueva forma de felicidad en nuestro interior.
La soledad es en realidad algo natural; como dijo un pensador, «al final todos estamos solos» y esto no es malo dado que nosotros somos la mejor compañía que podemos disfrutar. No estamos hablando de convertirnos en unos ermitaños. La vida social y compartir con los demás son totalmente necesarios, pero gozar de tiempo en soledad es igual de imprescindible.
Lo que resulta primordial es comprender que se está solo únicamente porque se tienen problemas. No te sientas culpable por no tener pareja o por vivir en soledad.
Vivimos a contrarreloj, pero cuando estamos solos podemos disfrutar de nuestros propios gustos, ritmos y pensamientos. Aprende a escuchar a tu voz interior, reflexiona y medita en paz, y descubrirás que la soledad es una gran compañera.
San Juan de la Cruz dijo que la soledad es lo más maravilloso, pero para la mayoría de las personas no lo es.
Hay que aprender a apreciarla, hay que saber estar solo, para luego ser una compañía fértil para los demás.
Volviendo a H. D. Thoreau, en su libro Walden o de la vida en los bosques, este pionero americano afirmaba lo siguiente sobre la soledad: «Encuentro saludable el hallarme solo la mayor parte del tiempo. Estar en compañía, aunque sea la mejor, se convierte pronto en fuente de cansancio y disipación. Me encanta estar solo. Nunca encontré una compañía tan compañera como la soledad. Casi siempre solemos estar más solos cuando estamos entre los hombres que cuando nos quedamos en nuestras habitaciones. Un hombre que piensa o trabaja está siempre solo, se encuentre donde se encuentre. La soledad no se mide por las millas espaciales que separan a un hombre de sus semejantes».
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet
CONOZCA A SU PROPIO CUERPO, CORAZÓN Y MENTE
Conozca a su propio cuerpo, corazón y mente. Conténtese con poco. No esté aferrado a las enseñanzas. No vaya y se aferre a grandes emociones.
Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet
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