jueves, 29 de septiembre de 2022

LA PALABRA DE CUATRO LETRAS


🙏SUCCEDIO UNA VEZ ... UN CLIENTE QUE entraba a la farmacia 
de Shankaran Pillai vio a un hombre fuera abrazando un poste de luz, con los ojos en blanco.

-¿Quién es ese hombre? ¿Qué le sucede? -preguntó al entrar en el establecimiento.

-¡Ah, ese! Es uno de mis clientes -respondió Shankaran Pillai, impávido.

-Pero ¿qué le pasa?

-Quería un remedio para la tosferina y le proporcioné la medicina apropiada.

-¿Qué le diste?

-Una caja de laxantes. Le obligué a tomársela aquí mismo.

-¡Laxantes para la tosferina! ¿Por qué le has dado eso?

-¡Ay, por favor, si ya has visto cómo está! ¿Crees que va a atreverse a toser otra vez?🙏

La caja de laxantes de Shankaran Pillai es representativa del tipo de solución que se vende en todo el mundo a las personas que buscan el bienestar y por la que el término «gurú» se ha convertido en una palabra de cuatro letras no muy agradable .

Por desgracia hemos olvidado el sentido real del término.

«Gurú» significa en sentido literal «aquel que disipa la oscuridad ». La función del gurú, contrariamente a la creencia popular, no es enseñar, adoctrinar o convertir. El gurú está ahí para arrojar luz sobre dimensiones que se encuentran más allá de la percepción sensorial y el drama psicológico, sobre dimensiones que actualmente no somos capaces de percibir.

El gurú está ahí, fundamentalmente, para arrojar luz sobre la propia naturaleza de tu existencia.

Hay muchas enseñanzas falsas y engañosas en nuestro mundo hoy. «Estar en el momento presente» es una de ellas e implica que podrías estar en otra parte si quisieras.

¿Cómo es posible? El presente es el único lugar en el que puedes encontrarte. Vives o mueres en este momento. Este instante es la eternidad. ¿Cómo vas a escapar de él, aunque lo intentes?

Ahora mismo, tu problema consiste en que sufres por algo que sucedió hace diez años y por lo que podría ocurrir pasado mañana. Ambos temores no son verdaderos: se trata de un juego de la memoria y la imaginación. ¿Significa esto que para encontrar la paz has de aniquilar la mente? De ninguna manera. Únicamente quiere decir que necesitas hacerte cargo de ella. Tu mente contiene enormes reservas de recuerdos e increíbles posibilidades de la imaginación que son resultado de un proceso evolutivo de millones de años; cuando eres capaz de usarla y dejarla de lado a voluntad la conviertes en una herramienta fantástica. Rechazar el pasado y descuidar el futuro es trivializar esta maravillosa facultad. De modo que «estar en el momento presente» se convierte en una limitación psicológica paralizante, pues niega nuestra realidad existencial.

«Haz solo una cosa cada vez» se ha convertido en otro popular eslogan de autoayuda. ¿Pero por qué habrías de hacer solamente una cosa cuando la mente es una máquina multidimensional extraordinaria capaz de manejar diversos niveles de actividad al mismo tiempo? En lugar de domesticar y aprender a dirigir la mente, ¿por qué quieres destruirla?

Pudiendo conocer el emocionante gozo de la actividad mental, ¿por qué optar por una l0botomía y ser un vegetal voluntariamente?

Otra expresión que se ha convertido en un cliché a causa de su uso excesivo es el «pensamiento positivo». Si se simplifica demasiado y se usa como un mantra que lo resuelve todo fácilmente, el pensamiento positivo se convierte en un modo de encubrir o azucarar la realidad. Cuando eres incapaz de procesar la información en tiempo real y controlar tu drama psicológico, te aferras al «pensamiento positivo» como un calmante. Y si bien al principio podría parecer que así infundes nueva confianza y optimismo a tu vida, en esencia se trata de una opción limitada. A largo plazo, si niegas o amputas una parte de la realidad, tendrás una perspectiva desequilibrada de la vida.

También está el tradicional negocio de trasladar el bienestar humano a los cielos y afirmar que el núcleo del universo es el amor. El amor es una posibilidad humana. Si necesitas un curso de repaso, puedes aprender de tu perro, ¡él rebosa afect0! No tienes que viajar al espacio exterior para conocer el amor. Estas filosofías pueriles tienen su origen en la creencia de que la existencia es humano céntrica; esta idea nos ha privado de sentido común y nos ha hecho cometer los crímenes más inhumanos y atroces a lo largo de la historia, algunos de los cuales siguen perpetuándose hoy en día.

Como gurú, no tengo ninguna doctrina que enseñar, ninguna filosofía que impartir, ninguna creencia que difundir, por la simple razón de que la única solución para todos los males que asolan a la humanidad es la autotransformación.

Esta no consiste en un mejoramiento personal; no se alcanza a través de la moral o la ética ni mediante cambios de actitud o conducta, sino al experimentar la naturaleza ilimitada que somos. La autotransformación implica la desaparición de lo caduco: es un cambio dimensional en la forma de percibir y experimentar la vida.

Saber esto es yoga y quien lo ha integrado en sí mismo es un yogui. Alguien que te guía en esta dirección es un gurú.

El propósito del presente libro es ayudarte a que el gozo sea tu fiel compañero. Para que esto suceda, estas páginas no te ofrecen un sermón, sino una ciencia; no te ofrecen enseñanzas, sino una tecnología; no te ofrecen un precepto, sino un camino. Ha llegado el momento de explorar esta ciencia, trabajando con sus técnicas, andando el camino.

Durante este viaje el gurú no es el destino, sino el mapa.

La dimensión interior es un terreno desconocido. Si estás familiarizándote con un lugar que no conoces, ¿no es mejor contar con indicadores? Aunque podrías explorarlo por ti mismo, posiblemente te llevaría varias vidas. Cuando te encuentras en un terreno desconocido es razonable seguir las indicaciones. En cierta manera un gurú no es sino un mapa de carretera vivo; de ahí las siglas GPS: Guru Pathfinding System (sistema que te permite encontrar el camino con la ayuda de un gurú).

Esta es la razón de la existencia de la infame palabra de cuatro letras: gurú. .

Así que para facilitarte doblemente las cosas, te ofrezco otra de ocho letras ...

. .. Sadhguru


Extracto del libro:
Ingeniería interior
Sadhguru
Fotografía tomada de la internet

miércoles, 28 de septiembre de 2022

LLANTOS, QUEJAS Y DESILUSIONES


 

EL QUE LA GOZA LA HALLA CORTA, Y EL QUE LA SUFRE LA HALLA LARGA


Uno de los requisitos fundamentales de la orden 
religiosa de cierto monasterio es que los jóvenes deben mantener un estricto silencio como forma de disciplinar el espíritu. La oportunidad de hablar está programada una vez cada dos años, momento en el que se les permite expresar tan solo una frase.

Un joven iniciado en dicha orden, y que había completado ya sus dos primeros años de formación, fue invitado por el superior a que pronunciara sus primeras palabras de presentación. «La comida es terrible», dijo. Dos años más tarde, fue una vez más conminado a hablar, y el joven utilizó esta vez su potestad para exclamar: «¡La cama abultada!». Al llegar a la oficina del superior de la orden dos años después, le espetó: «Me rindo». El superior le dijo: «Sabes, no me sorprende ni un poco. Todo lo que has hecho desde que llegaste es quejarte, quejarte y quejarte».
(Anónimo).

Si dispusiéramos de una especie de contador interno capaz de estipular, con precisión matemática y al término de cada día, el número de veces que expresamos una queja, nos sorprenderíamos. No somos conscientes, pero protestamos tan a menudo y ante tan pequeñas y absurdas contingencias que nuestros días se van a la cama cargados de negatividad, y nosotros, es evidente, con ellos.

¿Repasamos juntos la retahíla? Madrugar, la primera queja. El café demasiado caliente en el desayuno, el siguiente lamento. El tráfico, evidentemente, motivo de protesta universal. Un trabajo que no gusta (nueva queja). Al llegar a él, tratar con un jefe impredecible o huraño o unos compañeros maniáticos o cargantes (más lamentos). Las noticias, que nos enojan; las facturas, que nos desazonan… y si no tenemos motivo de queja por nada de lo anterior, siempre nos quedará un clima de mil demonios, en el que a nuestro parecer siempre hará demasiado calor o excesivo frío, o lloverá (y es una lástima), o no lo hará (y es un desastre…).

La queja debilita y, cuando damos refugio a la amargura y hacemos puerto en ella con lamentos, llantos y desesperanzas, el desánimo nos come y la felicidad (yo haría lo mismo en dicho trance) busca otro lugar un poco más amable donde atracar.

Hay gente que nunca alcanzará un mínimo de contento en sus vidas porque se quejan despiertos y cuando duermen sueñan con aquello de lo que se lamentarán mañana… y así, qué quieres que te diga: es imposible. De hecho, conozco personas que solo se sienten vivas cuando hablan sobre sus problemas (seguro que tú también conoces a más de una). En fin, que hay quienes eligen vivir quejándose, mientras otros optan, simplemente, por vivir.

Hay una manera sencilla de entrenarnos para afrontar la adversidad: trabajar con quejas pequeñas. Por ejemplo, si quedamos atrapados sin remedio en el asiento del medio del avión (cuestión que a nadie le entusiasma), es muy tentador pensar, de manera inmediata, en nuestra maldita mala suerte y acabar torturados, frustrados e incómodos durante las siguientes horas de viaje.

Es decir, optamos por sentirnos bien, pero por el hecho de sentirnos agraviados. A eso se le llama «quedar enganchado».

«Estar enganchado» implica que algo que provoca en nosotros una respuesta airada no queremos dejarlo ir. Sabemos que las consecuencias de nuestro enfado no van a ser buenas, pero no podemos resistirnos al enojo y a la réplica furiosa. ¿Solución? Darse cuenta de que uno mismo posee el control sobre sus emociones y que, por tanto, las reacciones a tales emociones también están dentro de nuestro ámbito de dominio y responsabilidad. Tú mandas, por decirlo de manera más rotunda. Y como tienes el control, desengánchate, no te ofusques, y cada vez que ocurra algo que te encrespe, déjalo estar. Invoca la calma.

Reflexión final: «Nacemos llorando, vivimos quejándonos y morimos desilusionados» (Thomas Fuller, historiador y capellán del rey de Inglaterra).



Extracto del libro:
Frases para cambiar tu vida
Ignacio Novo
Fotografía de internet

martes, 27 de septiembre de 2022

OPINIONES Y EMOCIONES


 

MAGIA-INGENIERÍA


 

INDIFERENCIA


El instructor nacional Daitó Kokushi, cuyo 
nombre honorífico significa «Gran Faro, Instructor de la Nación», fue uno de los fundadores de la famosa escuela O-Tó-Kan del zen Rinzai.

Murió en el siglo XIV.

Conforme con la costumbre de las antiguas escuelas zen, Daitó desapareció del monasterio tras su iluminación, para madurar su realización oculto en medio del mundo.

Pasaron varios años antes de que fuese descubierto viviendo bajo un puente de Kioto, en compañía de los mendigos sin hogar. De ahí se convirtió en un instructor del emperador.

Daitó escribió una vez un poema acerca de su vida como desheredado:

Cuando te sientas en meditación, 
ves a la gente 
ir y venir 
por la avenida del puente 
como árboles que crecen montaña adentro.



Extracto del libro:
Antología Zen
Cien historias de iluminación
Versión de Thomas Cleary
Fotografías tomadas de Internet

lunes, 26 de septiembre de 2022

AMPLIANDO LA SABIDURÍA


 

LA RELIGIÓN DE LA VIEJA DAMA


A una vieja dama de mentalidad muy religiosa, a la que no satisfacía ninguna de las religiones existentes, se le ocurrió fundar su propia religión.

Un periodista, que deseaba sinceramente comprender el punto de vista de dicha anciana, le preguntó un día: «¿De veras cree usted, como dice la gente, que nadie irá al cielo, a excepción de usted misma y de su criada?».

La vieja dama reflexionó unos instantes y respondió: «Bueno… de la pobre María no estoy tan segura».


Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 25 de septiembre de 2022

NO HACE FALTA MUCHO VALOR PARA DAR UN PASO


Lo importante tras haberse fijado un objetivo es entrar en acción. La señora de Charles 
Philipia, una abuela de sesenta y tres años, adoptó la decisión de trasladarse a pie desde la ciudad de Nueva York hasta Miami en Florida. Llegó a Miami y allí fue entrevistada por los periodistas. Estos querían saber si la idea de aquel largo viaje a pie no la había asustado. ¿Cómo había tenido el valor de efectuar semejante viaje valiéndose de sus piernas como único medio de transporte? «No hace falta mucho valor para dar un paso —contestó la señora Philipia—. Y, en realidad, eso fue lo único que hice. Di un paso. Y después di otro. Y otro, y otro, y aquí estoy.»

Napoleon Hill


Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet

UN ANECDÓTICO PUNTO DE VISTA




 

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