miércoles, 6 de julio de 2022

SEGUÍA DOLIENDO, PERO, EN EL NIVEL MÁS PROFUNDO, ESTABA BIEN, NO ERA UN PROBLEMA


 

REPETARSE A UNO MISMO


Respetarse, pues, implica amarnos y amar la vida que se manifiesta en nosotros.

Representa un vínculo de autenticidad con nosotros mismos y de lealtad con lo que vivimos. Invita a pertenecer a nuestro ser, como en un sano patriotismo de nuestra persona. Así, debo recordarme que: 

• Respeto que soy quien soy. No soy otro, soy yo.
• Respeto mi imperfección y me amo con ella, del mismo modo que puedo amar mi imperfección y la tuya. Abrazo lo imperfecto. 
• Respeto mis deseos y necesidades. Los gestiono activamente para que se cumplan. No espero a menos que sea imprescindible, actúo. 
• Tengo el derecho a vivir plenamente y a ser feliz. Vivo este derecho. 
• No soy ni mejor ni peor que nadie. El respeto nos conecta a la humildad. 
• Soy compasivo con mis fallos. Tengo una mirada compasiva hacia mi actuar. 
• Aunque a veces me cueste, soy mi amigo, no mi enemigo. 
• Me esfuerzo para vivir mejor, no para dejar de vivir. 
• No vine al mundo a sufrir, sino a sentir la alegría de ser. 
• Me reafirmo en mi valía personal. 
• Cuido mi cuerpo como un templo, ya sea con una dieta adecuada, masajes, bicicleta, footing... El cuidado al cuerpo, es un buen indicador de autoestima. 
• Doy espacio a mis pensamientos, mis deseos y mis necesidades. Son legítimos y me pertenecen. Les doy espacio, aunque no me gusten o me asusten. Aunque no me agraden o me espanten no me restan dignidad como persona. 
• La alegría y la satisfacción son derechos innatos, naturales para mí y para todos. 
• Me acepto. Con mis partes luminosas y con mis defectos. Me acepto, estoy de mi lado. 
• Estoy sintiendo lo que estoy sintiendo y acepto la realidad de mi experiencia. 
• Me niego a pelearme, a estar en guerra, conmigo mismo. Dejo de luchar contra lo que siento o vivo. 
• Puedo ser agente activo de mi cambio. Estoy dispuesto a experimentar mis pensamientos, sentimientos, emociones, acciones y sueños como parte de mi ser. Permito que se expresen, y no los reprimo. 
• Mis errores son mi aprendizaje. 
• A veces no debo hacerme tanto caso. La mente se vuelve en ocasiones un infierno o un purgatorio. 
• Respeto mi ignorancia. La vida es mayor que yo, aunque tengo derecho a conquistarla.

Jordi Gil Martín



Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet

martes, 5 de julio de 2022

EL RÍO ERA SU DIOS


 

SIDHARTA Y EL CISNE


Hace mucho tiempo, en India, vivían un rey y una reina.

Un día la reina tuvo un bebé. Lo llamaron Príncipe Siddhartha. El rey y la reina estaban muy felices.

Ellos invitaron a un sabio anciano para que fuera al reino a predecir la fortuna del niño.

―Por favor, dinos: dijo la reina al sabio anciano.
―¿Qué llegará a ser nuestro hijo?
―Vuestro hijo será un niño especial, le dijo, "Un día llegará a ser un gran rey."
―¡Viva! dijo el rey. ―Será un rey como yo. 
―Pero, dijo el sabio, cuando el niño crezca, podría abandonar el palacio porque querrá ayudar a la gente.
El no hará semejante cosa! grito el rey mientras le arrebataba al niño.
!El será un gran rey!

El príncipe Siddharatha creció en el palacio.

Todo el tiempo el rey lo observaba.

Se aseguro de que su hijo tuviera lo mejor de todo.

Quería que Siddhartha disfrutara la vida de un príncipe.

Quería que se convirtiera en rey

Cuando el Príncipe tuvo siete años su padre lo mando a buscar.

Siddhartha,. le dijo, "Un día serás rey, ya es tiempo de que comiences a prepararte. Hay muchas cosas que tienes que aprender. Aquí están los mejores profesores de la tierra. Ellos te ensenaran todo lo que necesitas saber."

Daré lo mejor de mi, padre,. contesto el príncipe.

Cuando el Príncipe Siddhartha terminaba sus lecciones, le gustaba jugar en los jardines de palacio. Allí vivía toda suerte de animales: ardillas, conejos, pájaros y venados. A Siddhartha le gustaba observarlos. Podía sentarse a mirarlos tan quieto que a ellos no les daba miedo acercarse hasta el. A Siddhartha le gustaba jugar cerca del lago. Cada año, una pareja de hermosísimos cisnes blancos venia a anidar allí.

El los miraba detrás de los juncos. Quería saber cuantos huevos había en el nido. Le gustaba ver a los pichones aprender a nadar.

Una tarde Siddhartha estaba por el lago. Repentinamente escucho un sonido sobre él. Miro hacia arriba. Tres hermosos cisnes volaban sobre su cabeza. 

Mas cisnes,. pensó Siddhartha, "espero que se posen en nuestro lago." Pero justo en ese momento uno de los cisnes cayo del cielo.
!Oh, no!. grito Siddhartha, mientras corría hacia donde cayo el cisne.
―¿Qué ocurrió? Hay una flecha en tu ala, dijo. ―Alguien te ha herido. Siddhartha le hablaba muy suavemente, para que no sintiera miedo. Comenzó a acariciarlo con dulzura. Muy delicadamente le sacó la flecha. Se quitó la camisa y arropó cuidadosamente al cisne.
―Estarás bien enseguida, le dijo.
―Te veré luego.

Justo, en ese momento, llegó corriendo su primo Devadatta.

―Ese es mi cisne, gritó.
―Yo le pegué, dámelo.
―No te pertenece, dijo Siddhartha, es un cisne silvestre.
―Yo le fleché, así que es mío. Dámelo ya.
―No, dijo Siddhartha.
―Está herida y hay que ayudarla.

Los dos muchachos comenzaron a discutir. 

―Para, dijo Siddhartha. 
―En nuestro reino, si la gente no puede llegar a un acuerdo, pide ayuda al rey. Vamos a buscarlo ahora. Los dos niños salieron en busca del rey. 

Cuando llegaron todos estaban ocupados.
―¿Qué hacen ustedes dos aquí? preguntó uno de los ministros del rey. ¿No ven lo ocupados que estamos? Vayan a jugar a otro lugar. 
―No hemos venido a jugar, hemos venido a pedirles ayuda. Dijo Siddhartha.
―!Esperen! llamó el rey al escuchar esto. 
―No los corran. Están en su derecho de consultarnos. Se sentía complacido de que Siddhartha supiera cómo actuar. 
―Deja que los muchachos cuenten su historia, dijo.
―Escucharemos y daremos nuestro juicio. Primero Devadatta contó su versión.
―Yo herí al cisne, me pertenece. Dijo. Los ministros asintieron con la cabeza. Esa era la ley del reino. Un animal o pájaro pertenecía a la persona que lo hería. Entonces Siddhartha contó su parte.
―El cisne no está muerto. Argumentó. Está herido pero todavía vive.

Siddhartha cuidó del cisne hasta que estuvo bien otra vez. Un día, cuando su ala sanó, lo llevó al río.
―Es hora de separarnos, dijo Siddhartha.

Siddhartha y Devadatta miraron como el cisne nadó hacia las aguas profundas. En ese momento escucharon un sonido de alas sobre ellos.
―Mira, dijo Devadatta, los otros han regresado por ella.

El cisne voló alto en el aire y se unió a sus amigos. Entonces todos volaron sobre el lago por una última vez.
―Están dando las gracias, dijo Siddhartha, mientras los cisnes se perdían hacia las montañas del norte.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

lunes, 4 de julio de 2022

OBJETOS QUE PUEDEN AMARSE


 

CUENTO BREVE. EL SIGNIFICADO DE LOS CUENTOS


Los discípulos le preguntaron al maestro

—¿Por qué siempre nos cuentas cuentos pero nunca nos explicas su significado?

Y el maestro les respondió:

—¿Les gustaría que alguien les ofreciera fruta y la masticara antes de dársela?»

Este relato budista pertenece a una vasta tradición de cuentos breves, a menudo muy antiguos y que han sido utilizados para transmitir ciertas enseñanzas que se podrían inscribir en el orden de la sabiduría. Aún hoy, son cuentos que nos producen un resplandor interno al ser leídos o escuchados. 

Cuentos que nos dejan pensando. Cuentos que, a veces, recordamos en situaciones difíciles y pueden alumbrarnos algún camino diferente. Cuentos que sobreviven en el tiempo y ha llegado hasta nosotros por vía oral o por recopilaciones escritas.




Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

sábado, 2 de julio de 2022

TUS COSECHAS Y TUS SEMILLAS


 

¿SABES QUE ES EL KARMA?


Karma es el origen de la existencia física y el astuto invento de 
la naturaleza para mantener esta existencia. La ley del karma hace que se nos pague 'ojo por ojo y diente por diente' en forma de alegría o sufrimiento. Es el látigo aguijoneante en las manos ocultas de la naturaleza.

La mente contrae karma, coloca una cubierta sobre el alma y gobierna al cuerpo a través de los órganos y los sentidos.

Aunque es el alma la que imparte fuerza a la mente, esta última, por el contrario, ha logrado soberanía y está gobernando al alma.

El control sobre la mente es entonces el primer paso hacia la espiritualidad.

Victoria sobre la mente es victoria sobre el mundo.

Aun los yoguis y místicos realizados que pueden trascender a altas regiones espirituales, no dejan de ser tocados por la mano del karma.

Los Santos clasifican los karmas en tres grupos diferentes, como sigue:

1. Sanchit (almacenados):

Acciones buenas o malas que están registradas en nuestra cuenta como ganadas y contraídas en todos los cuerpos anteriores del orden de la Creación, contando desde el día de la primera aparición de vida en la tierra. Pero, ¡ay!, el ser humano no sabe nada de ellos y de su magnitud. 

2. Prarabdha (destino):

Karmas que forman el resultado y efecto de acciones del pasado, que han dado al ser humano el cuerpo actual y que tienen que ser pagados en esta misma vida.

Las reacciones de estos karmas vienen a nosotros inesperada e imperceptiblemente y por tanto, no tenemos control alguno sobre ellos. Ya sea bueno o malo, tenemos que tolerar y soportar este karma, riendo o llorando, como mejor nos convenga.

3. Kriyaman (cuenta de nuestras acciones en el cuerpo actual):

Este es diferente de los dos grupos arriba mencionados, ya que aquí el ser humano es libre de hacer exactamente lo que le plazca, dentro de ciertos límites. Sabiéndolo o no sabiéndolo, las acciones ejecutadas y que quedan bajo esta clasificación, dan su fruto. El resultado de algunos de estos karmas los cosechamos antes de morir y el resto es transferido a la bodega Sanchit.

El karma es la causa del renacimiento y cada nacimiento, a su vez, es seguido de la muerte. Así, continúa el ciclo de goces y de sufrimientos, los cuales son los compañeros del nacimiento y de la muerte.

“Así como piensas, en eso te conviertes”

Es una ley inalterable de la naturaleza por la cual este universo existe. Ninguna cantidad de integridad o de genio puede absolver al ser humano mientras haya el más ínfimo trazo de karma.

La ignorancia de la ley no es excusa; y aunque bajo circunstancias especiales puede haber alguna concesión o relajamiento en las leyes hechas por el hombre, no existe esa concesión en las leyes de la Naturaleza. La oración, confesión y sacrificio pueden dar alivio temporal a la mente, pero no pueden aniquilar el karma. Todo el karma debe ser eliminado totalmente antes de poder obtener la salvación permanente.

El ser humano es el hacedor de su propio destino.

Aunque no podemos alterar el pasado, sin embargo, podemos forjar el futuro lo mejor que podamos. ―Hasta aquí y no más, es el límite que el Maestro traza para cada uno de nosotros y por ninguna razón debe ser transgredido.




Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet
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