viernes, 1 de abril de 2022

DESTRUYE TU IGNORANCIA. CONÓCETE


La peor inconsciencia es no ser consciente de sí mismo. ¿Será que no sabemos amarnos convenientemente? ¿O quizá no nos amamos porque no nos conocemos? Cualquier pequeño problema suele ahuyentar la alegría de vivir y nos hunde en la tristeza. ¿Por qué?

Si tuviéramos claridad sobre nuestro ser y sus potencialidades, veríamos que solamente el hecho de actualizarlas sería suficiente para sentirnos totalmente felices, porque no hay nada que pueda darnos más plenitud que lo que ya somos. No lo sentimos así porque ignoramos lo más importante de nuestra existencia: nuestra propia naturaleza, con sus cualidades divinas.

Destruye tu ignorancia. Conócete.
Darío Lostado



Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet

jueves, 31 de marzo de 2022

¿ES EL VACIÓ LA FUENTE DE NUESTRO DESASOSIEGO?


 

¿CÓMO ESTAR SEGURO DE QUE TE AMARÉ TODA LA VIDA?


 

DE LA OBLIGACION, AL AMOR VOLUNTARIO


Los siguientes valores guía (solidaridad, reciprocidad y autonomía) te servirán para ubicar el amor en un sitio mejor y más gratificante. La ausencia de cualquiera de ellos hace insostenible cualquier relación, por más buena voluntad, que tengan los implicados.

Tercer valor: De la obligación, al amor voluntario

Las relaciones afectivas cuyo vínculo se instala exclusivamente sobre la base del deber y la obligación o cuando los deberes pesan mucho más que los derechos, se van agotando a sí mismas. Hay algo castrense en esto de la "imposición afectiva" que no deja de sorprenderme.

La relación amorosa no puede ser una exigencia. No se trata de estar con quien se debe estar, sino de estar quien se quiere estar.

Autonomía: del griego, autos (propio) y nomos (ley). Es decir, autogobierno, independencia personal con ayuda de la razón. ¿Cómo potenciar tu "yo" auténtico si no eres libre para querer lo que quieras y desear lo que deseas? Dos típicas manifestaciones del deber afectivo frustrado: Quisiera quererte o "Desearía desearte".

Así como el sentimiento amoroso no se obliga, tampoco puede imponerse a una persona vivir con alguien si no desea hacerlo o no le conviene. ¿Cómo estar seguro de que te amaré toda la vida? No puedo. ¿Cómo estar seguro de que nunca llegaré a desenamorarme, si el desamor no depende solamente de mí sino también de lo que tú hagas o intentes hacer conmigo? No digo que haya que fomentar una actitud laissez-faire y eliminar toda forma de convenio.

Como ya expliqué, los deberes son necesarios para cualquier tipo de convivencia, a lo que me opongo es a la exigencia de sacrificar la dignidad en nombre de los deberes adquiridos.

El deber razonable y bien concebido es un cimiento para el respeto, pero el deber inexorable e irracional tiende a justificar todo tipo de violaciones. Hay que convivir con el deber razonable y pasarle por encima al deber irracional.

¿Habrá mayor placer que amar con independencia? Al amor juramentado y vuelto a juramentar le falta espontaneidad. Mejor un amor sin gravámenes, sin la carga de los "debería", sin deudas adquiridas: "Quiero estar contigo porque me nace, con la menor cantidad posible de preceptos y disposiciones". El amor sano no es una tabla de mandamientos ni un listado de códigos, sino un proceso vital de descubrimiento y crecimiento personal. Amas a una persona cuando respetas su capacidad de crearse a sí misma.

Lipovetski, en su libro El crepúsculo del deber, dice: Lo que está en boga es la ética, no el deber imperioso en todas partes y siempre; estamos deseosos de reglas justas y equilibradas, no de la renuncia a nosotros mismos; queremos regulaciones no sermones, "sabios" o sabiondos; apelamos a la responsabilidad, no a la obligación de consagrar íntegramente la vida al prójimo, a la familia o a la nación, Entonces, en un amor inteligente y maduro, básicamente ético, la responsabilidad asumida libremente pesa más que el deber tajante, el querer amar, más que el deber amar.

Tu relación es libre y autónoma cuando:

• Puedes disponer de tu tiempo y tus cosas.

• Expresas tus puntos de vista cómodamente.

• Puedes desarrollar tus actividades tranquilamente.

• No debes pedir permiso.

• Las obligaciones no te asfixian.

• Tu pareja no te vigila.

• Sientes que creces como persona. No debes justificar y explicar cada comportamiento frente a tu pareja como si fuera un juez.

• Obras de acuerdo con tus decisiones.

• Puedes expresar el amor como quieras.

• Tu pareja escucha seriamente tus quejas.

No respeta tu autonomía, tu libertad y tu independencia quien te quita la posibilidad de actuar, querer o conocer de acuerdo con tu buen entender y parecer.



Extracto del libro:
Los límites del amor
Walter Riso
Fotografías tomadas de Internet

miércoles, 30 de marzo de 2022

NO SON DOS, SON UNO


 

TRES COSAS QUE DEBERÍAN ESCUCHARSE


 

CUANDO ELIGES DIVIDES


Cuando eliges, divides. Entonces dices: "Esto está bien, esto está mal". Y la vida es una unidad. La existencia no puede dividirse, la existencia es un profundo "unísono". Es unidad. Si dices: "esto es bonito y esto es feo", la mente ha entrado en escena, porque la vida es las dos cosas juntas. Lo bonito se vuelve feo, y lo feo se va haciendo bonito. No hay una línea divisoria; no se les puede poner en compartimentos separados. La vida va fluyendo de esto a aquello. El hombre tiene compartimentos fijos. 

La naturaleza de la mente es la fijación, y la fluidez es la naturaleza de la vida. Es por eso que la mente es obsesión; está siempre fija, es sólida. Y la vida no es tan sólida; es fluida, flexible, se mueve hacia lo opuesto. Algo está vivo en este momento y al siguiente está muerto.

Alguien era joven en ese momento, y al siguiente se ha hecho viejo. Esos ojos, que eran tan hermosos, han desaparecido; ahora son sólo ruinas. Ese rostro era tan lozano..., y ahora no queda nada, ni siquiera un fantasma. Lo bonito se vuelve feo, la vida se convierte en muerte, y la muerte vuelve a nacer de nuevo.
¿Qué vas a hacer con la vida? No puedes elegir. Si quieres estar con la vida, con la totalidad, tendrás que vivir sin elegir.

La mente es una elección. Aristóteles hizo de ella la base de su lógica y de su filosofía. No puedes encontrar un hombre más distante de Sosan que Aristóteles, porque Sosan dice: "Ni esto ni aquello, no elijas". Sosan dice: "Vive sin elegir". Sosan dice: "¡No hagas distinciones!". Desde el momento en que haces una sola distinción, desde el momento en que la elección aparece, ya estás dividido, fragmentado; has enfermado, no estás entero.

Recuerda, si le preguntas a un cristiano... Este realmente no sigue a Jesús, sino que básicamente sigue a Aristóteles. El cristianismo está basado más en Aristóteles que en Cristo. Jesús se parecía más a Sosan, pues dice: "¡No juzgues y no serás juzgado!"; dice: "No elijáis. No digáis: ¡Esto es bueno y esto es malo! Eso no os concierne. Dejad que la totalidad decida. No os convirtáis en jueces". Pero el cristianismo no está orientado hacia Jesús. Los fundadores del cristianismo fueron más aristotélicos que cristianos.

No se puede construir una Iglesia basándose en Sosan o en Jesús. ¿Cómo vas a poder levantar una Iglesia sin elegir? Una Iglesia tiene que estar a favor o en contra de algo; tiene que estar a favor de Dios y en contra del diablo. Y en la vida Dios y el diablo no son dos, son uno. El diablo es una cara y Dios es la otra cara de la misma energía; no son dos.

Unas veces se presenta como diablo y otras como Dios. Y si te fijas atentamente, descubrirás que son lo mismo. Unas veces se presenta en forma de ladrón y otras en forma de hombre ejemplar. Unas veces le encontrarás en lugares respetables y otras en lugares de perdición. Se mueve, él es un movimiento. Y para él ninguna costa está demasiado lejos, nadie está fuera de su alcance; se mueve entre todo el mundo.

Jesús no hace distinciones, pero el cristianismo sí, porque una religión tiene que hacerlas; una religión tiene que convertirse en algo moral. Y una vez que una religión se ha vuelto moral ya no es una religión. La religión es la cosa más osada que existe. Se necesita un gran valor para vivir sin elegir, porque la mente dice: "¡Elige!". La mente dice: "¡Di algo!" Esto está mal, esto está bien. Esto es bonito, esto es feo. Amo esto, odio aquello". La mente dice: "¡Decídete!".

La mente tiene la tentación de dividir. Una vez que divides, la mente se encuentra a sus anchas. Si no divides, si dices: "No voy a decir nada. No voy a juzgar", la mente se siente como en su lecho de muerte. Aristóteles dice que A es A y nunca puede ser no-A; los opuestos no se pueden encontrar. Sosan dice que no hay opuestos; que ya se han encontrado, que siempre han estado encontrándose.

Esta es una de las verdades más fundamentales de las que uno tiene que darse cuenta: que los opuestos no son opuestos. Tú eres el que dice que lo son, pero no lo son. Míralo existencialmente y sentirás que son la misma energía.

Tú amas a una persona...
Una mujer vino a verme y me dijo: "He estado casada durante diez años y mi marido y yo jamás hemos discutido por nada. Y ahora de repente, ¿qué es lo que ha pasado? Él me ha abandonado".
Ella pensaba que el hecho de que nunca se hubieran peleado, demostraba que estaban muy enamorados. Eso es absurdo; pero es aristotélico; la mujer es absolutamente lógica.

Ella me dijo: "Hemos estado casados durante diez años. Nunca hemos discutido ni nos hemos enfadado el uno con el otro. Estábamos tan enamorados que nunca nos peleábamos por ninguna razón. No tuvimos ni un sólo momento de disputa. Y en cambio ahora, ¿qué ha ocurrido? ¡De repente me ha dejado! ¿Se ha vuelto loco o qué? Nos adorábamos". Ella se equivoca.

Si el amor es tan grande tiene que haber alguna disputa. Algunas veces os peleareis. Y la lucha no destruirá el amor, sino que lo enriquecerá. Si hay amor, se enriquecerá al pelear; si no hay amor, entonces os alejareis, os separareis. Diez años es mucho tiempo; hasta veinticuatro horas es mucho tiempo para estar constantemente en un estado mental, porque la mente se mueve hacia lo opuesto. Amas a una persona pero a veces te enfadas. En realidad, sólo porque amas te puedes enfadar. ¡A veces odias! Algunas veces te sacrificarías por tu amante, y otras quisieras matarle. Y tú eres ambas cosas.

Que nunca os peleaseis durante esos diez años, sólo significa que no había ningún amor. Significa que no era una relación. Y que teníais mucho miedo a que cualquier enfado, cualquier conflicto, cualquier cosa sin importancia pudiera romperlo todo. Teníais tanto miedo, que nunca discutisteis. Nunca creísteis que el amor pudiera ser más profundo que la disputa, que la pelea pudiera ser momentánea y que después de ella cayerais uno en brazos del otro aún más profundamente. No, nunca confiasteis en eso. Por eso es que os las apañabais para no pelear. Y entonces no hay por qué sorprenderse de que el hombre se haya ido. Yo le dije: "Lo que a mí me sorprende es que haya sido capaz de estar contigo durante todos esos años. ¿Por qué razón?".

Una vez vino un hombre y me dijo: "Algo le pasa a mi hijo. Le conozco muy bien; y siempre ha sido obediente. No se puede encontrar un muchacho mejor que él. Jamás me ha desobedecido, nunca me ha contestado. Y ahora de repente se ha vuelto hippie. Ya no me escucha. Me mira como si ya no fuera su padre. Me mira como a un extraño. Siempre me había obedecido en todo. ¿Qué es lo que le ha ocurrido a mi hijo?".

No le ha ocurrido nada. Esto es lo que se debe esperar, porque si un hijo realmente ama a su padre también le desobedece. ¿A quién si no va a desobedecer? Si un hijo realmente ama a su padre y confía en él, también a veces le tiene que desobedecer; porque sabe que la relación es tan profunda que no se romperá por desobedecer. Por el contrario, se enriquecerá. Los opuestos se enriquecen.


Del libro:
Hsin Hsin Ming: El libro de la nada
Osho
Fotografía tomada del internet

martes, 29 de marzo de 2022

EL SABOR DE LA LIBERTAD


 

EL ZORRO MUTILADO


Fábula del místico árabe Sa’di:

Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.

Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo: «Voy también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y este me dará cuanto necesito».

Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada y el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: «¡Oh, tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado».

Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: «¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?».

Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: «Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a ti».


Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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