viernes, 15 de octubre de 2021

19. EL PRIMER PRINCIPIO


Cualquiera que vaya al templo de Obaku, en Kioto, verá grabadas sobre la puerta de entrada las palabras «El Primer Principio». Las letras tienen un tamaño inusualmente grande, y aquellos que aprecian la caligrafía, siempre las admiran como una obra maestra. Las realizó Kosen hace doscientos años.

Cuando las creó, el maestro las dibujó sobre un papel, a partir del cual se hizo el tallado de mayor tamaño sobre la madera. Mientras Kosen realizaba las letras, en todo momento estuvo junto a él un osado discípulo que había preparado varios galones de tinta para la caligrafía y que no dejaba de criticar la obra de su maestro.

«Eso no está bien», dijo a Kosen tras el primer esfuerzo.

«¿Y ahora?».

«Pobre. Peor que antes», dijo el pupilo.

Pacientemente, Kosen escribió una hoja después de otra hasta acumular ochenta y cuatro Primeros Principios, sin conseguir la aprobación de su discípulo.

Entonces, cuando el joven salió por un momento, Kosen pensó:

«Ahora es mi oportunidad de escapar a su ojo vigilante», y escribió apresuradamente, con la mente libre de toda preocupación: «El primer Principio».

«Una obra maestra», afirmó el discípulo.



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

jueves, 14 de octubre de 2021

LA VIDA CAMBIA




 

18. UNA PARÁBOLA


Buda explicaba la siguiente parábola en un sutra:

Un hombre que paseaba por un campo se encontró con un tigre.

Huyó corriendo y el tigre corrió detrás de él. Al llegar a un precipicio, se agarró a la raíz de una parra y se quedó colgando sobre el abismo. El tigre lo olfateaba desde arriba. Temblando, el hombre miró hacia abajo, donde otro tigre lo estaba esperando. Sólo la parra lo sostenía.

Dos ratones, uno blanco y otro negro, comenzaron a roer poco a poco la raíz. A su lado, el hombre vio una fresa de aspecto suculento.

Agarrándose a la parra con una mano, alcanzó la fresa con la otra.

¡Qué deliciosa estaba!



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

miércoles, 13 de octubre de 2021

CUANDO NO SEPAS QUÉ HACER, HAZ ALGO


Escuché una historia sobre un doctor anciano. Un día su ayudante lo llamó por teléfono porque tenía un gran problema: su paciente se iba a morir atragantado; tenía una bola de billar atascada en la garganta y el ayudante estaba perdido sin saber qué hacer.

Entonces, le preguntó al doctor anciano:

-¿Qué tengo que hacer ahora?

El doctor le dijo:

-Hazle cosquillas con una pluma.

Al rato, llama el asistente muy contento y le dice:

-¡Tu tratamiento fue maravilloso! El paciente se empezó a reír y escupió la bola… pero, dime: ¿dónde aprendiste esa técnica tan notable?

El doctor le dijo:

-Acabo de inventarla. Mi lema siempre fue: ‘Cuando no sepas qué hacer, haz algo...’



FUENTE: OSHO: ‘La Ciencia de la Meditación’, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

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martes, 12 de octubre de 2021

LO QUE CAPTURA TU MIRADA


 

LA RUEDA DE LA MEDICINA (LAKOTA)




 

EL OSO


Hay cuentos que son particularmente significativos para mí.
Uno de ellos es ésta antiquísima historia que me contó alguna vez mi abuelo y que quiero contarte, tal como hoy la recuerdo.
Esta es la historia de un sastre, un zar y su oso.

Un día el zar descubrió que uno de los botones de su chaqueta preferida se había caído.

El zar era caprichoso, autoritario y cruel (cruel como todos los que enmarañan por demasiado tiempo en el poder), así que, furioso por la ausencia del botón mandó a buscar al sastre y ordenó que a la mañana siguiente fuera decapitado por el hacha del verdugo.

Nadie contradecía al emperador de todas la Rusias, así que la guardia fue hasta la casa del sastre y arrancándolo de entre los brazos de su familia lo llevó a la mazmorra del palacio para esperar allí su muerte.

Al atardecer, cuando un guardiacárcel le llevó al sastre la última cena, éste meneó la cabeza y musitó:

- Pobre Zar.

El guardia no pudo evitar la carcajada:

- ¿Pobre del zar?. Pobre de ti. Tu cabeza quedará bastante lejos de tu cuerpo mañana mismo.

- Tú no entiendes - dijo el sastre - ¿Qué es lo más importante para nuestro zar?

- ¿Lo más importante? - contestó el guardia - No sé. Su pueblo.

- No seas estúpido. Digo algo realmente importante para él.

- ¿Su esposa?

- ¡¡Más importante!!

- ¡¡Los diamantes!! - creyó adivinar el carcelero.

- ¿Qué es lo que más le importa al zar en el mundo?

- ¡¡Ya sé!!!. Su oso.

- Eso. Su oso.

- ¿Y?

- Mañana, cuando el verdugo termine conmigo, el zar perderá su única oportunidad para conseguir que su oso hable.

- ¿Tú eres entrenador de osos?.

- Un viejo secreto familiar... - dijo el sastre - Pobre del zar...

Deseoso de ganarse los favores del zar, el pobre guardia corrió a contarle al soberano su descubrimiento:

¡¡El sastre sabía enseñarle a hablar a los osos!!

El zar estaba encantado. Mandó a buscar inmediatamente al sastre y cuando lo tuvo frente a sí le ordenó:

- ¡¡Enséñale a mi oso nuestro lenguaje!!

El sastre bajó la cabeza y dijo:

- Me gustaría complacerte ilustrísima, pero enseñar a hablar a un oso es una tarea ardua y lleva tiempo... y lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo...

- ¿Cuánto tiempo llevaría el aprendizaje? - preguntó el zar.

- Depende de la inteligencia del oso...

- ¡¡El oso es muy inteligente!! - interrumpió el zar - De hecho es el oso más inteligente de todos los osos de Rusia.

-Bien, si el oso es inteligente... y siente deseos de aprender... yo creo... que el aprendizaje duraría... duraría... no menos de...... DOS AÑOS.

El zar pensó un momento y luego ordenó:

- Bien, tu pena será suspendida por dos años, mientras tanto tú entrenas al oso. ¡Mañana empezarás!

- Alteza - dijo el sastre - Si tú mandas al verdugo a ocuparse de mi cabeza, mañana estaré muerto, y mi familia se las ingeniará para sobrevivir. Pero si me conmutas la pena, yo tendré tiempo para dedicarme a tu oso... deberé trabajar de sastre para mantener a mi familia...

- Eso no es problema - dijo el zar - A partir de hoy y durante dos años tú y tu familia estarán bajo la protección real. Serán vestidos, alimentados y educados con el dinero del zar y nada que necesiten o deseen les será negado... Pero, eso sí... Si dentro de dos años el oso no habla... te arrepentirás de haber pensado en esta propuesta... Rogarás haber sido muerto por el verdugo...

¿Entiendes, verdad?.

- Si, alteza.

- Bien... ¡¡Guardias!! - gritó el zar - Que lleven al sastre a su casa en el carruaje de la corte, denle dos bolsas de oro, comida y regalos para sus niños.

Ya... ¡¡Fuera!!.

El sastre en reverencia y caminando hacia atrás, comenzó a retirarse mientras musitaba agradecimientos.

- No olvides - le dijo el zar apuntándolo con el dedo directamente a la frente -

Si en dos años el oso no habla...

...Cuando todos en la casa lloraban por la pérdida del padre de familia, el sastre apareció en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufórico y con regalos para todos.

La esposa del sastre no cabía en su asombro. Su marido que pocas horas antes había sido llevado al cadalso volvía ahora, exitoso, acaudalado y exultante...

Cuando estuvo a solas el hombre le contó los hechos.

- Estás LOCO - chilló la mujer - enseñar a hablar al oso del zar. Tú, que ni siquiera has visto un oso de cerca. ¡Estás, loco! Enseñar a hablar a un oso...

Loco, estás loco...

- Calma mujer, calma. Mira, me iban a cortar la cabeza mañana al amanecer, ahora... ahora tengo dos años... En dos años pueden pasar tantas cosas.

En dos años... - siguió el sastre - se puede morir el zar... me puedo morir yo...
y lo más importante... por ahí el oso habla!!!



Extracto del libro:
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Fotografía de Internet

lunes, 11 de octubre de 2021

LO QUE HAN HECHO DE NOSOTROS


 

SI TÚ ESTÁS EN ORDEN, ENTONCES EL MUNDO ENTERO ESTARÁ EN ORDEN PARA TI


En una provincia no había caído ninguna lluvia desde hacía mucho tiempo. Todo estaba seco; al final los ciudadanos decidieron llamar al hechicero de la lluvia. Se mandó una delegación para que fuera a buscarle a la lejana ciudad en la que vivía con la urgente demanda de que viniera lo antes posible e hiciera que lloviese sobre los campos secos.

El hechicero, un viejo hombre sabio, prometió hacerlo con la condición de que se le proveyese con una pequeña y solitaria cabaña en campo abierto donde se pudiera retirar a solas durante tres días; no requirió ni comida ni agua. Luego vería lo que se podría hacer. Se lo concedieron.

La tarde del tercer día cayo abundante lluvia, una gran multitud llena de agradecimiento subió en peregrinación hasta su casa y preguntaron: «¿Cómo lo has hecho? Dinos».

«Ha sido muy fácil -contestó el hechicero-. Durante tres días lo único que he hecho ha sido ponerme a mí mismo en orden. Porque sé que una vez que yo esté en orden, el mundo estará en orden, y que la sequía debe dar paso a la lluvia».


Si tú estás en orden, entonces el mundo entero estará en orden para ti.



FUENTE: OSHO: ‘La Transformación Tántrica’, capítulo 1, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com
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