viernes, 3 de septiembre de 2021

LAS RAÍCES DEL CUERPO HUMANO


 

TRANSFORMAR LA ENFERMEDAD EN ILUMINACIÓN


Si alguien está gravemente enfermo y acepta completamente su condición y se entrega a la enfermedad, ¿no habría renunciado a su derecho a recuperar la salud? La determinación de luchar con la enfermedad desaparecería, ¿no?

Eckhart Tolle:
La entrega es la aceptación interior de lo que es sin reservas. Estamos hablando de su vida -este instante- ­no de las condiciones o circunstancias de su vida, no de lo que llamo su situación vital. Ya hemos hablado de esto.

En cuanto a la enfermedad, eso es lo que significa. La enfermedad es parte de su situación vital. Como tal, tiene un pasado y un futuro. El pasado y el futuro forman un continuo ininterrumpido, a menos que el poder redentor del Ahora se active por medio de su presencia consciente. Como sabe, bajo las diferentes condiciones que forman su situación vital, que existen en el tiempo, hay algo más profundo, más esencial: su Vida, su verdadero Ser en el Ahora sin tiempo.

Puesto que no hay problemas en el Ahora, no hay enfermedad tampoco. La creencia en una etiqueta que alguien adhiere a su condición la mantiene en su lugar, le da fuerza y hace una realidad aparentemente sólida de un desequilibrio temporal. Le da no sólo realidad y solidez sino también una continuidad en el tiempo que no tenía antes. Al concentrarse en este instante y evitar rotular a la enfermedad mentalmente, se reduce a uno o varios de estos factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Eso es a lo que usted se somete ahora. Usted no se somete a la idea de "enfermedad". Permita que el sufrimiento lo empuje hacia el momento presente, hacia un estado de intensa presencia consciente. Úselo para la iluminación.

La entrega no transforma lo que es, al menos no directamente. La entrega lo transforma a usted. Cuando usted está transformado, todo su mundo se transforma, porque el mundo es sólo un reflejo. Hablamos de esto antes.

Si usted mirara en el espejo y no le gustara lo que ve, tendría que estar loco para atacar a la imagen del espejo. Eso es precisamente lo que usted hace cuando está en un estado de no aceptación. Y, por supuesto, si usted ataca a la imagen, ella le devuelve el ataque. Si usted acepta la imagen, no importa lo que sea, si usted es amistoso con ella, no puede no ser amistosa con usted. Así es como usted cambia el mundo.

La enfermedad no es el problema. Usted es el problema, mientras la mente egotista tenga el control. Cuando usted está enfermo o incapacitado, no sienta que ha fracasado, no se sienta culpable. No culpe a la vida por tratarlo injustamente, pero tampoco se culpe a sí mismo. Todo eso es resistencia. Si usted tiene una enfermedad grave, úsela para la iluminación. Cualquier cosa "mala" que ocurra en su vida, úsela para la iluminación. Retire el tiempo de la enfermedad. No le dé pasado ni futuro. Haga que ella lo obligue a tener una conciencia intensa del momento presente, y vea lo que pasa.

Conviértase en un alquimista. Transmute el metal bajo en oro, el sufrimiento en conciencia, el desastre en iluminación. ¿Está gravemente enfermo y enfadado por lo que acabo de decir? Entonces es un signo claro de que la enfermedad se ha vuelto parte de su sentido de sí mismo y de que usted está protegiendo ahora su identidad, así como a la enfermedad. La condición clasificada como "enfermedad" no tiene nada que ver con quien es usted verdaderamente.



Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet

jueves, 2 de septiembre de 2021

LO OCULTO EN LAS ADICCIONES

 


SIN RENUNCIAR RADICALMENTE A UNO MISMO


 

RESPUESTAS DE NIÑOS


Un niño pequeño estaba haciendo un test con un psicólogo:

-¿Qué quieres cuando grande? -preguntó el psicólogo.

-Quiero ser médico, pintor o !limpia cristales! -responde el niño.

Confundido el psicólogo le preguntó:

-Pero… ¿no lo tienes demasiado claro, no?

-¿Por qué no? Lo tengo muy claro. ¡Quiero ver mujeres desnudas!





FUENTE: OSHO: ‘El Libro del Niño’, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL VALOR DE UN ANCLA DURANTE LAS TORMENTAS




 

MANTRA PARA SOLICITAR AYUDA


El cuarto mantra es un poco más difícil y dice así: «Querido, estoy sufriendo. ¡Ayúdame, por favor!».

Este mantra es adecuado para los momentos en que estás sufriendo y crees que la persona amada es la causa de tu sufrimiento. Si fuese otra la persona la que hubiese actuado mal contigo, sufrirías menos, pero se trata de alguien a quien amas. Por eso, sufres profundamente y lo último que sientes que debes hacer es pedirle ayuda. Prefieres esconderte en tu habitación, cerrar la puerta y ponerte a llorar en soledad. En este caso, el principal obstáculo para la reconciliación y la curación es el orgullo. Según el Buda no hay lugar, en el amor auténtico, para el orgullo.

Cuando sufras de ese modo, debes dirigirte a la persona amada y pedirle que te ayude. Ese es el verdadero amor. Debes ir más allá del orgullo y no dejar que te aísle. Siempre debes dirigirte a la otra persona.

Practica unificando antes tu cuerpo y tu mente y luego dirígete a la persona amada y pronuncia el cuarto mantra: «Querido, estoy sufriendo. ¡Ayúdame, por favor!». Esto es algo tan sencillo como difícil de llevar a cabo.



Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

martes, 31 de agosto de 2021

CUANDO SALES DE LA TORMENTA


 

LA ENTREGA IRRACIONAL O ENFERMIZA


La entrega irracional o enfermiza
(capitulo 7 del libro)

La entrega irracional se rige por un culto a la personalidad y la idealización extrema del ser amado: "Mi pareja lo merece todo: consagración y esfuerzo sin límites de mi parte".

Aunque la abnegación compulsiva puede llegar a ser altamente dañina para quien la ejerce, es vivida por el donante como una forma de sacrifico "placentero". Lo que rige la conducta del sacrificio irracional no es la pulsión de vida sino la pulsión de muerte, una forma de involución que hace que el derecho a la felicidad real y completa sea sólo para el adorado o el elegido. Tal como decía Rousseau: Desgarrar su corazón para cumplir con su deber. Por eso, no debe extrañarnos que de tanto sufrir los rigores de una entrega que aprisiona el yo y de tanto consagrarse a la misión de subalterna o subalterno, la costumbre vaya calando y gustando.

Maquiavelo decía que al Príncipe le convenía primero ser temido y luego amado. En algunos trastornos psicológicos y afectivos, el amor está enganchado firmemente al miedo: temer a la persona, para luego amarla. Muchos esclavos en Grecia y Roma preferían sufrir los más espantosos tormentos antes de traicionar la confianza del amo y los mártires cristianos morían cantando y en pleno éxtasis mientras eran devorados por los leones. ¿Enamorarse del poderoso o del depredador? Es posible; el lavado cerebral también está presente en las relaciones afectivas. El mecanismo consiste en menospreciar a la pareja hasta que ésta se lo crea: "Tú vales lo que yo diga que vales, y vales poco". ¿Masoquismo? No estoy seguro. Más bien ignorancia y confusión: "Es verdad, soy menos que tú, y por eso me honra servirte". Amor de plebeyo, amor padecido.

Una paciente que sufría maltrato por parte de su jefe (insultos, críticas agresivas, mofa) me confesó: "Si él es amable conmigo, mi día cambia... Si no me trata bien, me deprimo y cometo errores. No sé qué me produce su presencia... Es como una mezcla de admiración y miedo.

Quiero agradarle, quiero que me acepte, quiero volverme imprescindible y necesaria para él. A veces creo que lo amo, pero yo no le intereso para nada". Las relaciones de dominancia achican el mundo y las ilusiones quedan ancladas en una realidad tan elemental como patética.

Rousseau, otra vez: "No existe un hombre tan fuerte como para dominar todo el tiempo, a menos que transforme la ley en su fuerza y en deber la obediencia". Entonces: ¿amar u obedecer? No hace falta tener mucha imaginación para asociar las palabras "esposa" y "yugo" con la idea de sometimiento y control policivo. ¿Habrá algo más lúgubre que el "deber conyugal"? Aviso de supervivencia: lo que no saben las personas dóciles y obedientes es que la sumisión, con el tiempo, produce fastidio y menosprecio por parte del que manda (necesitar al esclavo no es amarlo). Así que, cuando alabas, suplicas o rindes reverencia a la persona que supuestamente amas para no perderla, estás generando en ella precisamente lo que quieres evitar: saciedad y desamor.

A continuación, señalaré algunos casos típicos de esclavitud consentida, socialmente admitidos y valorados por la cultura del sacrificio (patologías que aún no están registradas por los sistemas psicológicos y psiquiátricos de clasificación tradicionales). Aunque me concentraré en las mujeres, las más aquejadas sin duda, no excluyo la posibilidad de que algunos hombres también asuman estos patrones de sumisión crónica. Concretamente, haré referencia a la ayuda compulsiva o codependencia (síndrome de la nodriza), la complacencia ilimitada (síndrome de la geisha) y la servidumbre hogareña (síndrome de la empleada).

Las mujeres que no son capaces de ponerle límites al amor pueden desarrollar cualquiera de los tres síndromes o todos a la vez, ya que no son incompatibles entre sí.

Obviamente, los beneficiarios directos de esta entrega patológica defienden el servilismo de sus mujeres diciendo que no es otra cosa que "virtuosismo" ejemplar. A estos hombres no les interesa para nada que sus parejas tomen conciencia, despierten del letargo y defiendan sus derechos de una manera asertiva. Por el contrario la peor pesadilla de cualquier varón con complejo de amo, rey o señor feudal es la rebelión de sus súbditos, no sólo porque perdería sus privilegios materiales, sino porque ya no tendría sobre quién reinar. ¿Habrá peor trauma que el de un príncipe sin reino? Tres formas de involución: amarla voluntad del amo, admirar o envidiar su despotismo y convertirse en instrumento.



Extracto del libro:
Los límites del amor
Walter Riso
Fotografías tomadas de Internet
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