martes, 8 de junio de 2021

EL CARBÓN Y EL DIAMANTE


Si ves un trozo de carbón, no se te ocurriría pensar que ese carbón, si es transformado, se convertirá en diamante. Los elementos presentes en el carbón son los mismos que en el diamante. En esencia, no existe diferencia fundamental entre los dos.

Después de ser sometido a un proceso de miles de años, el carbón se convierte en diamante. Pero al carbón no se le otorga importancia alguna. Si es almacenado en una casa, se le pone en un lugar en que no sea visto por los visitantes, mientras que los diamantes, se llevan alrededor del cuello, sobre el pecho, de modo que todo el mundo pueda verlos.

El diamante y el carbón son lo mismo, aun cuando son dos puntos de la jornada del mismo elemento y sin embargo, ¿es acaso obvia en alguna parte del mundo esta afinidad interna entre ellos? Si te transformas en un enemigo del carbón -lo que sería muy natural, dado que a primera vista el carbón sólo puede ofrecer hollín negro- la posibilidad de su transformación en diamante finalizaría en ese punto. Ese mismo carbón podría haberse transformado en un diamante; sin embargo, odiamos al carbón, y de allí la anulación de cualquier posibilidad de progreso posterior.



FUENTE: OSHO: Del libro ‘Del Sexo a la Superconsciencia’, Capítulo 1, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com/OSHO/TEXTOS/delsexo1.htm, Bogotá, nov-03

lunes, 7 de junio de 2021

PUEDE SUCEDER


 

OPINIONES AJENAS


Un abuelo y su nieto se encaminaron un día a una aldea vecina para visitar a unos familiares, por lo que se acompañaron de un borrico a fin de hacer más llevadera la jornada. Iba el muchacho montado en el burro cuando al pasar junto a un pueblo oyeron:

-¡Qué vergüenza! El jovencito tan cómodo en el burro y el pobre viejo haciendo el camino a pie.

Oído esto decidieron que fuera el abuelo en la montura y el joven andando. Pero al pasar por otra aldea escucharon:

-¿Viste al egoísta? Él bien tranquilo en el burro, y el muchachito caminando.

Entonces acordaron que lo mejor sería montar los dos en el jumento y así atravesaron otro pueblo, donde unos lugareños les gritaron:

-¿Qué hacéis vosotros? Los dos subidos en el pobre animal. ¡Qué crueldad, vais a terminar reventándolo!

Vista la situación, llegaron a la conclusión de que lo más acertado era continuar a pie los dos para no tener que soportar más comentarios hirientes. Pero pasaron por otro lugar y tuvieron que oír cómo les decían:

-¡Tontos! ¿Cómo se os ocurre ir andando teniendo un burro?



Del libro:
Los 120 mejores cuentos
de las tradiciones espirituales de oriente
Recopilación de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez
Fotografía tomada de internet

sábado, 5 de junio de 2021

¡QUE CARGA!

 


RESISTENCIA


 

EL AMOR Y EL APEGO


Por eso se dice aquel aforismo tan hermoso: "El amor perfecto ahuyenta el miedo." No 
hay miedo alguno en el amor perfecto. ¿Sabes por qué? Porque no hay deseo alguno.

Ahora, pregúntale a tu cultura - yo le he preguntado a la mía - si tiene algún sentido esta afirmación: "Donde hay amor, no hay deseo alguno." (Entiendo "deseo" en el sentido de "apego", ¿de acuerdo?)

¿Sabes lo que te vienen diciendo?: "Pero si el apego es amor. " ¡Cuánta necedad! Así esperas encontrar vida y sólo encuentras muerte y desdicha. Te dicen:

-¿Cómo se podría amar si no se siente apego?

Más adelante me referiré explícitamente al amor. Es una cosa tan sencilla, tan sublime, tan extraordinaria, y sin embargo pocas veces me encontré con alguien que supiera qué es el amor. Créeme, lo digo en serio. A lo largo de mi vida me encontré con toda clase de personas que profesaban todo tipo de creencias, religiosas o no, católicas o no; me encontré con laicos, sacerdotes, monjas y obispos, pero pocas veces con alguien que supiera qué es el amor.

Quienes no lo saben tienen instrucciones equivocadas para desenvolverse en la vida.

Le pregunto a uno de ellos:

-¿Cómo podría el amor ser apego?

Y los demás discuten con él al respecto y, finalmente, por supuesto, luego de cinco minutos, me dicen:

- Usted tiene razón. ¿Quiere decir que él ha vivido cincuenta y cinco años, ha escrito libros de teología y no lo ha comprendido.. ?

Él responde:

- No.

Y yo agrego:

- Bien, le daré algún consuelo: he vivido tanto como usted y tampoco lo había comprendido. ¿Le sirve esto de consuelo?

“Apego” significa:

- Tengo que atraparte; si no te atrapo no seré feliz... No puedo ser feliz sin ti.

Allí tienes la fórmula para el divorcio, para las peleas, para la ruptura de las amistades:

- No puedo ser feliz sin ti. Te necesito para mi felicidad. ¡Maldición! Haré todo para manipularte, para atraparte.

"Amor" significa:

- Soy perfectamente feliz sin ti, mi amor; está todo bien. Y anhelo tu bien y te dejo libre. Y cuando te atrapo, estoy encantado; y cuando no, no estoy triste.

¿Qué te parece? Y no sólo eso:

- He aprendido a ser autosuficiente. Estoy sobre mis propios pies, sin inclinarme sobre ti. Y, ¿sabes?, si gano dinero, ¡es maravilloso! Y si no gano dinero, no estoy deprimido, soy feliz. ¿Sabes algo más? Cuando te marchas, yo no te extraño, no siento dolor.

Donde hay sufrimiento, no hay amor. Te pregunto:

- Cuando sufres, ¿por quién sufres?; ¿a quién has perdido? ¿Sientes compasión por ti mismo?

-¡ Oh , no lo diga! usted está diciendo la verdad. ¡No!



Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet

viernes, 4 de junio de 2021

A LA CASA DONDE SE RÍEN, VIENE LA FELICIDAD

 


EXPLORAR MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO


AUTOCUESTIONAMIENTO

P: Por lo que entiendo, el 'esclarecimiento' más que ser la realización de una transformación espiritual, es la disolución de algo falso que obstruye la realidad verdadera que ya está presente. Si eso es cierto, ¿debemos enfocarnos en disolver los constructos mentales propios del ego y la mente? De ser así, ¿cuál es el mejor método que recomienda?

R: Está correcta su descripción del esclarecimiento como la revelación de aquello que ya existe, y no el logro de algo. Sin embargo, sugiero dos posibles maneras de abordar el proceso. El primero, como mencionó, es disolver la estructura del ego. Para ello, existen varios maravillosos métodos de cuestionamiento dirigido, tal como el Método Sedona o The Work, desarrollados por Hale Dwoskin y Byron Katie.

El segundo abordaje es la exploración de su naturaleza subyacente mediante la técnica de auto-cuestionamiento, o formularse la pregunta, "¿Quién soy?" El auto-cuestionamiento no es un ejercicio intelectual para buscar la respuesta con su mente. Esta pregunta busca dirigir su consciencia al sentido de Yo, para que pueda descansar su consciencia en este profundamente misterioso sentido de Soy o Existo. Descansa con la consciencia en su propio Yo y acepta todo lo que sucede. Existen muchas dimensiones de su verdadera naturaleza, incluyendo el absoluto vacio de Ser, por tanto esta exploración es infinita. Estos dos abordajes: cuestionar su ego y sentido del Yo, son complementarios.

Uno no es mejor, ni más importante que el otro. Ambos abordajes pueden ser combinados en una exploración abierta de aquello que está presente en el ahora. Si su ego está siendo provocado y su sentido del yo esta contraído, entonces, tiene sentido explorar algunas de las reacciones y creencias de ese ego para por lo menos relajarlas un poco. Y cuando no esté experimentando esas reacciones, tiene sentido descansar y vivir la experiencia del Yo. Cuestione aquello que este más presente en su experiencia del momento, ya sea el ego o el sentido de Yo. Eso es lo que más necesita atención y aceptación. Si conoce lo que está presente aquí ahora al vivirlo, cuestionarlo y amarlo, entonces la inteligencia más profunda de su Ser se encargará del resto.

¡No hay un mejor método de cuestionar porque cualquier método es aceptable! El único arte o sutileza del cuestionamiento está en aplicarlo a aquello que esté presente en el momento, incluyendo cualquier temor, resistencia y condicionamiento, y toda la profundidad y riqueza de las muchas dimensiones de su verdadera naturaleza. De hecho, el punto de cuestionamiento no es el esclarecimiento. Lo importante es la riqueza increíble del cuestionamiento en sí. El viaje es el destino. Si llega a un lugar de esclarecimiento, este continúa incluso entonces en nuevas y sorpresivas maneras.



Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet
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